Los protagonistas de esta historia son el cabo de carabineros Nicolás Grijón (o Gorjón) López y el carabinero Adrián Tornero Jiménez.
Resulta
que Grijón y Tornero se hallaban a las puertas del fuerte manteniendo una
fuerte discusión sobre, al parecer, temas del servicio, hallándose el cabo
Grijón reprendiéndole a Tornero cierta falta que ya había cometido otras veces,
tras lo cual, sin decir palabra, el carabinero entró en el cuartel, saliendo
acto seguido con una navaja
barbera, con la cual agredió al cabo, dándole un tremendo corte en el costado,
desde la clavícula hasta el esternón, cayendo Grijón al
suelo entre exclamaciones de dolor.
Ocurre
que dio la casualidad que la esposa del cabo Grijón se hallaba en el interior y
al oír los lamentos corrió a ver qué sucedía, viendo a su marido desangrándose,
arrojándose al suelo junto con él, momento que aprovechó el carabinero Tornero
para disparar a la mujer, que quedó herida de muerte.
Aprovechó el momento Tornero para
volver a su habitación, donde se vistió una guerrera de rayadillo, cogió una tercerola
con setenta cartuchos y despidiéndose de su mujer y su hija, se dirigió por el
camino que conducía hacia el pueblo de Bénagalbón, donde previsiblemente se
ocultaría en alguno de los varios registros mineros que por esos parajes
existían.
Antes
de salir huyendo, vio como acudían al lugar, alertados por el disparo y los
gritos, otros carabineros y vecinos que se hallaban por los alrededores, a los
que no dudó en dispersarlos a tiros.
De
inmediato se dio aviso al médico, quien se personó en el lugar de los hecho para
certificar la muerte de la esposa de Grijón y curando de urgencia al cabo,
quien a pesar de su herida, antes de partir para Málaga al hospital militar,
pudo testificar ante el Teniente Escudero, jefe de la casa fuerte.
Acto seguido, salieron en busca del asesino
cinco parejas de carabineros de caballería y varias de la Guardia Civil, al
mando del teniente Escudero, quienes dieron una batida por los montes
Bien, a pesar de la búsqueda que se dio, no
se logró encontrar al carabinero, a quienes algunos calificaban de demente, y
no fue hasta pasados más de treinta días, que cansado, mal alimentado y harto
de ser fugitivo, decidió entregarse, para lo cual, el nueve de junio, se
dirigió a la finca llamada de Santa Cristina, explicándole el caso a su guarda,
Juan Anaya, quien tras escucharlo y saber que no se quería entregar a la fuerza
militar, le propuso que le esperara allí, que iba a realizar unas gestiones.
Efectivamente, Anaya se dirigió a Benagalbón
y contó el suceso al médico, quien junto con el alcalde y el secretario
partieron hacia la finca donde se hallaba Tornero, entregándose a estos, poniéndolo
a disposición de la justicia quien lo mandó a un calabozo del hospital militar.
En la madrugada del veintiocho de febrero de 1911, se suicidó ahorcándose en su calabozo, usando una de las sábanas de su cama, a la que le hizo un nudo corredizo.
Soldado Malagueño
Málaga - 2020
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