Hijo de Rodrigo de Narváez Biedma, primer alcaide del castillo de Antequera, y de Beatriz de Monsalve Guzmán.
Fue el segundo alcaide del castillo de
Antequera y Justicia Mayor de Antequera desde el 20 de enero de 1425 hasta
1437, que falleció, siendo sucedido por su hermano Fernando.
Sobre el año de 1426, atacó y conquistó las
llamadas Cuevas de Belda -actualmente Cuevas de San Marcos y Cuevas Bajas-, un
par de fortalezas con unas doscientas casas, tras lo cual ordenó arrasar ambos
núcleos de población.
Efectivamente, según la documentación usada,
parece ser que acompañado por doscientos peones y unos ciento cincuenta
caballos atacó ambos núcleos de población, haciendo huir a las guarniciones
moras que los defendían, arrasando con todo, pues con la poca gente de armas
con la que contaba Antequera no podían dejar guarnición defendiéndolas, debido
entre otras cosas por la imposibilidad de recibir refuerzos de tropas
castellanas, habida cuenta que había guerra en León y Navarra.
Estos lugares pasaron, no obstante a formar
parte del término de Antequera por real provisión de cinco de abril de 1440.
Posteriormente siguió haciendo correrías por
la provincia de Málaga, hostigando permanentemente al moro, entre ellas una
cabalgada que hizo con doscientos caballos y doscientos infantes, en la que
logró desbaratar y poner en fuga a un contingente enemigo cerca de la ciudad de
Málaga, apoderándose de gran botín.
El año de 1437, acompañado por unos
doscientos peones y alrededor de doscientos caballos, en una de las correrías
por los campos malagueños, logró hacerse con una importante cantidad de ganado,
tras lo cual volvió con su gente a Antequera.
Al pasar por la llamada fuente de
Guadalmedina, situada entre Ríogordo y Antequera -sierra de Camarolos, a 1300 m.s.n.m.-,
se toparon con un importante contingente enemigo capitaneados por Andilva y
Jarife, que se dirigían a la ciudad antequerana a ponerle sitio, pero al
descubrir la presencia del ejército antequerano, decidieron desistir de la
empresa y cambiar de dirección, lo cual no llegaron a efectuar, pues al
observar que los antequeranos se hallaban dispersos por el campo conduciendo el
ganado y saqueando alquerías, cambiaron de parecer y atacaron el punto más
débil, precisamente en el que se encontraba Pedro de Narváez, que se hallaba
acompañado de muy pequeña tropa.
Al ver que los moros se lanzaron contra
ellos y viendo su inferioridad numérica -se enfrentaban, según la documentación
consultada- a unos mil infantes y ochocientos caballos, probablemente cifras
exageradas para mayor gloria del antequerano, la situación aconsejaba retirarse
antes que ser machados por semejante fuerza, pero Narváez optó por hacer frente
a esa mesnada a pesar de las advertencias de sus compañeros, y cogiendo
fuertemente su escudo y su lanza arremetió contra el enemigo, viéndose
obligados sus acompañantes a seguirlo.
En la lucha, como era previsible, cayeron
Pedro de Narváez y muchos de sus hombres. En el éxtasis de la victoria, los
moros cogieron el cadáver de Pedro y le cortaron la cabeza y el brazo derecho,
a la vez que acuchillaron una y mil veces el cuerpo, dejándolo hecho un
colador.
Poco tiempo después, los antequeranos fueron
al lugar de los hechos y recogieron los cadáveres de sus conciudadanos,
llevándoselos a Antequera.
Según la versión del poeta cordobés Juan de Mena, estos hechos tuvieron lugar en un encuentro con el rey de Granada y sus mesadas. Así lo relata:
Copla CXCVI
El otro mancebo de sangre ferviente.
En tiempo del
infante don fernando que gano a Antequera tio del rey don Juan de Castilla ovo
un cavallero muy señalado e los fechos de la guerra: que se llamo rodrigo de
Narbaez: el qual muchas vezes con poca gente desbarato grandes huestes de moros
y hizo en ellos grandes estragos y daños: por lo qual el sobredicho infante don
hernando quando gano a Antequera le hizo alcayde della y despues de la muerte
deste rodrigo de narbaez succedio en la tenencia de antequera su hijo Pedro de
narbaez: del qual habla aquí el auctor.
Este
cavallero pedro de narbaez queriendo corresponder a los hechos de su padre y
mostrar que no era hijo indigno de tan noble propuso de nunca huyr a los moros
por muchos mas que fuessen que los suyos. Y como una vez entrasse desde la
dicha villa de antequera en tierra de moros y sacasse una gran cavalgada y
bolviesse con ella a la villaencontro con el rey de granada que venia por otra
parte a tomar a antequera: que se la tenian segund dizen vendida y peleo con
los moros aunque pudiera huir con cinquenta de cavallo que le avian quedado de
ciento y cinquenta que traia que todos los otros huyeron: po como cavallero
efforçada no quiso huyr sino esperolos que murieron el todos ellos que no
escapo sino solo un pagezito suyo escondido.
La muerte
deste cavallero cuenta aqui Juan de mena.
Par en el
animo no en la fortuna. Ygual a su padre en la fortaleza pero no en la dicha y
ventura de la guerra.
El
otro mancebo de sangre ferviente
que
muestra su cuerpo sin sangre ninguna
par
en el ánimo, no en la fortuna
con las virtudes del Padre valiente.
Narváez
aquel es, el cual agramente
muriendo
desprende a vengar la muerte
al
cual infortunio de no buena suerte
saltea con manos de pagana gente.
El
poeta antequerano Rodrigo de Carvajal y Robles le dedicó una octava:
No a Pedro Narváez, que de la muerte
despreciará el espanto con la vida,
porque no sea de su pecho fuerte
flaqueza en ningún tiempo conocida,
te quiero proponer, por no moverte
a compasión con su mortal herida,
mas de su muerte cantará la pena
el profundo Poeta Juan de Mena.
Documento sacado del Archivo histórico municipal de Antequera. Título: Juan II, Rey de Castilla. Real Provisión a Fernando de Narváez, alcaide de la villa de Antequera, concediendo a dicha villa el título de posesión de las cuevas de Belda, ganadas a los moros por su hermano Pedro de Narváez. Bonilla de la Sierra. Cinco de abril de 1440.
Soldado Malagueño
Málaga - 2024.
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