4ª PARTE: INVASIÓN FRANCESA: 1810
El diezmado Regimiento
Málaga retorna junto con los restos del Ejército a las profundidades de
Sierra Morena, acampando en el paraje conocido como Casas de Don Bernardo.
Vistos los
éxitos cosechados, decide el mando francés a entrar en Andalucía y, así, el
veinte de Enero de 1810 penetra arrollador llegando a La Carolina y al llegar
esta noticia al diezmado Ejército español, deciden los Jefes emprender la
retirada para el día siguiente, pero quiso la fatalidad que al llegar a la
localidad de Arquillos se toparan los españoles
con las tropas francesas al mando del Mariscal Sebastiani.
No obstante
la desmesurada superioridad francesa, plantó cara el Regimiento de Málaga junto a lo que quedaba del Ejército, dispuesto
a morir matando, pero en vano, la derrota fue absoluta y las tropas acaban
dispersándose, emprendiendo camino a la Isla de León, Cádiz, donde se
reorganiza el primer Batallón, pasando a formar parte de la tercera División al
mando del Brigadier D. Jose Antonio Sans (3), encuadrándose
probablemente en el los hermanos Moreno, de los cuales Miguel y Francisco se
dirigirían a Antequera y vivieron su peripecia, adhiriéndose a la partida que
organizó Vicente, pero eso será más adelante, mientras que Vicente quizás fuese
destinado a la zona de Málaga capital.
Según de
desprende de la declaración contenida en unos documentos, parece ser que
Francisco fue destinado, tras pasar por su pueblo, a prestar servicios de observación
con una partida en el desempeño de una comisión encargada por la Regencia del
Reino en la zona de Carratraca (12), desde donde continuó realizando la guerra
al enemigo, pasando luego, junto con su hermano Miguel a formar parte de la partida
organizado por su hermano Vicente, quizás de acuerdo con la Regencia del Reino.
Mientras esto
hacía Miguel, Vicente vino a Málaga, donde debió tomar parte en los combates
que en esa ciudad se produjeron con motivo de la ocupación de la ciudad por los
franceses. Este dato se ha extraído de
un expediente incoado por su esposa, Dª. Teresa, donde dice que “…que
ocupada esta ciudad por los franceses pasó a la de Algeciras, donde…” (12), de modo que es bastante más que probable que el día cinco de Febrero de
181, se volviera a batir con sus enemigos, bien en la zona de Teatinos, a las
afueras de la ciudad y en el camino de Antequera, lugar por el que vinieron las
tropas francesas tras ocupar la ciudad antequerana dos días antes, aguantando
los malagueños los embates del francés durante poco más de una hora, siendo desalojados
de allí a costa de unos pocos de muertos y retirándose al entorno de la ermita
de Zamarrilla, puerta de entrada en la ciudad, de donde también fueron
barridos, a pesar de las barricadas que allí se dispusieron para frenar el
imparable avance galo, muriendo también aquí muchos ciudadanos, tanto civiles
como militares.
También podía
haber estado Vicente en los encuentros violentísimos que se sucedieron en las
calles de los populares barrios de la Trinidad o del Perchel, donde la ciudadanía
se batió ferozmente y sin dar cuartel al
enemigo, brillando en esas calles con luz propia ciudadanos anónimos, de los
cuales la historia nos ha legado el nombre de Don Miguel Pérez, muy honrado y bravo
perchelero quien murió cuchillo en mano regando con sangre francesa las calles
de su barrio en defensa de su honor y el de la ciudad, o Don Juan José del
Castillo y del Río, Ayudante Mayor de la plaza y Teniente de Infantería, que
sin desfallecer ni un instante procuró mantener organizados a los hombres que
en el barrio se hallaban luchando, civiles y militares, muriendo con honor y
valentía -al parecer alanceado- mientras con su espada daba trágico fin a los
enemigos de su patria.
Más todo fue
al final inútil, pues a pesar de tanto valor, tanta bravura y tanto heroísmo,
las calles de Málaga fueron tomadas por los gabachos, quienes se adueñaron de
la situación e impusieron la ley marcial, pasando a cuchillo a cuantos heroicos
defensores consideraron necesario para hacer un escarmiento.
Ante tal infortunio, la sangre de Don Vicente,
ya en ebullición por tanta derrota y por el conocimiento de que uno de sus
hermanos había sido hecho prisionero, se armó de valor y de coraje y quizás por
orden de la Regencia, partió de Málaga con destino a Gibraltar, pasando de ahí
a la plaza de Algeciras, donde se entrevistó con el Comandante General interino
Don Francisco Javier Abadía, el cual el día dieciocho de Junio le expide un
pasaporte y le entrega la documentación necesaria para pasar a la zona ocupada
en “comisión importante del Real
Servicio”, mediante lo cual podía recoger dispersos, mozos, caballos y
armas para organizar una partida y hostilizar al enemigo, procurando hacerle el
máximo daño, pasando a organizarla a la localidad axárquica de Benamargosa,
donde residía su amigo D. José Pinto Palacios, cura párroco de dicha localidad
y que le prestó el máximo apoyo para la realización del cometido de Vicente,
pues no en vano este religioso actuó de forma eficaz contra los franceses, aun
a costa de su propia vida.
Texto del pasaporte expedido en Algeciras a su nombre
Pasaporte.
Don Francisco Xabier Abadía, Brigadier de los Reales Exércitos y Comandante
General interino de este Capo de Gibraltar, etc.,
Concedo libre y seguro Pasaporte á Don
Vicente Moreno Capitán del regimiento de Infantería 1º de Málaga, que pasa a
países ocupados por el enemigo en comisión importante del real Servicio. Por
tanto los jueces Militares y Justicias, le franquearán cuantos auxilios
necesite.
Algeciras diez y ocho de Junio de mil
ochocientos y diez.=abadía.=Joaquín de Prados.=Rubricado. (14)
Aquí conviene
que hagamos una breve referencia a las partidas de guerrilleros que se formaron
en España para combatir al invasor y por tanto la de Don Vicente. Normalmente
el origen social de las personas que las componían solía ser bastante amplio,
abarcando desde individuos de buena familia hasta los de la peor catadura. Así
mismo, el número de individuos que componían dichas partidas era también muy
variable, así como su tiempo de actividad.
Centrándonos en la que organiza Don Vicente
Moreno -que actuó preferentemente en la zona de Antequera y de la Axarquía y
que se convirtió en una de las peores pesadillas del ejército francés-, era de
las llamadas normalizadas, es decir, que era una partida reconocida
oficialmente y sujeta a la normativa que imponía no solo la autoridad militar
-caso de la que nos ocupa- si no que también la civil.
El Hoplita Malacitano
Málaga 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario