Nació Don Julio en la localidad malagueña de El
Burgo, el 17 de Agosto de 1878. Fueron sus padres D. Juan Benítez Montero y Dª. Julia Benítez Riscos, quienes vivían muy de
cerca la vida castrense, dado que el
padre de Julio también era militar y cuando este nació era Capitán de Infantería,
terminando su carrera militar jubilándose como Teniente Coronel del Arma y
falleciendo a primeros de Enero de 1899.
Placa Conmemorativa en la casa donde nació |
Según el Diccionario de Pascual Madoz, en el
tomo IV, página 513, pertenecía El Burgo al partido judicial de Ronda, contaba
con trescientas setenta casas de regular fábrica y con buena distribución. El
edificio del Ayuntamiento era bastante nuevo y tenía una cárcel en buen estado
en la planta baja.
Así
mismo, contaba el pueblo con una escuela de instrucción primaria para treinta
niñas y cuya maestra contaba con una dotación de cien ducados anuales. También
había una escuela para cincuenta niños, cuyo maestro estaba dotado con
doscientos ducados al año. Estaba la iglesia parroquial de Nª. Sra. de la
Encarnación, de regular fábrica, con su correspondiente cura, dos beneficiado y
un teniente.
Contaba el entorno con numerosas fuentes de ricas y abundantes aguas,
que surtían a los habitantes del pueblo, los cuales ascendían a dos mil ciento
trece. E correo les llegaba los lunes, jueves y sábados y lo hacía por medio de
valijero.
El
campo producía trigo, cebada, maíz, legumbres, vino, aceite y muy buenos frutos. Tambén contaba con
ganado lanar, caprino y vacuno. En sus montes y campos se podía cazar conejos y
perdices y en los arroyos pescar ricos peces.
Era
un pueblo eminentemente agrícola, que contaba con siete pequeños molinos de
aceite y una fábrica de lanas, aunque ya en franca decadencia, pues no se
invertía en su modernización y acondicionamiento, fundamentalmente por falta de
fondos para ello.
Suponemos
que en 1878 las cosas no habrían cambiado demasiado, quizás algunos niños más y
que la fábrica hubiera cerrado y, así, y como es normal en un niño sano y lleno
de vida, pasó D. Julio sus primeros años jugando y asistiendo a la escuela en
su pueblo, hasta que bien por deseos de emular a su padre, bien por decisión
paterna, marcha a Toledo con el objeto de estudiar en la Academia de Infantería
para ser militar.
Escudo de su pueblo |
Habiéndose
preparado concienzudamente las materias de las que se le iba a examinar para su
ingreso, realiza dicho examen sobre el 23 de Julio de 1894, anunciándose los
resultados el siguiente 25, resultando aprobado y, por tanto, admitido como
alumno, anunciándose su
admisión por Real Orden de catorce de Agosto,
justo tres días antes de cumplir los dieciséis años.
Estando en la Academia de Infantería de Toledo, por orden de 6/3/1896 se
ordena que reciba desde el primero de Mayo como alumno una pensión mensual de
1,5 ptas.
Escudo de la Academia de Infantería |
Una
vez concluidos sus estudios, el 22 de Julio de 1896 es promovido a Segundo
Teniente con la antigüedad del once del mes anterior y destinado al Regimiento Aragón Nº 21, incorporándose a él el
diecinueve de Agosto en Lérida.
Al poco de empezar a prestar los servicios de
su clase, se efectúa en su Regimiento el sorteo para determinar quienes de el
iban a ser destinados al Ejército de Cuba, pues allí se estaba librando una
guerra y hacían falta soldados y Oficiales, de modo que se realiza el sorteo el
seis de Agosto de 1896 y resulta elegido para marchar a la Isla, junto con doce
Capitanes y 11 Tenientes más, formando el parte de la 8ª Compañía
expedicionaria, embarcando en Barcelona el siete de Septiembre en el vapor Gran Antilla, y desembarcando en La
Habana el siguiente veintisiete, permaneciendo en dicha plaza hasta que el
treinta parte pr ferrocarril hacia Puente grande, punto en el que permaneció
hasta el cinco de Octubre, que con su Compañía partió al poblado de Guanajuay,
siendo destinado a cubrir la línea militar de Artemisa, donde permaneció hasta
el siguiente diecisiete, cuando a las órdenes del Comandante D. Ramón Arana
partió para realizar operaciones de campaña por la zona de Santa Cruz de los
Pinos, donde sostuvo fuego con los rebeldes y permaneciendo en aquella posición
hasta el siete de Noviembre, que habiéndose puesto enfermo fue retirado y
trasladado al hospital militar Alfonso
XIII, en La Habana, donde permaneció hasta el tres de Enero siguiente.
Efectivamente,
ese día tres se le da por curado y el diecinueve se le conceden dos meses de licencia
para su total recuperación en esa ciudad, hasta que el catorce de Marzo se
reincorpora a su Batallón en la plaza de San Cristóbal, saliendo de inmediato
en operaciones de campaña por la zona. Estas son sus acciones durante el año de
1897
- el nueve de Abril y a las órdenes del
Teniente Coronel D. Manuel Michelena se halló en el encuentro habido con los
rebeldes en Alba de Constancia,
- el diez en el paso de la Plunca,
- el veinte sostuvo tiroteos en las faldas de
las Lomas del Ingés,
- el diez de Mayo y a las órdenes del Coronel
de Caballería D. Diego Muñoz, asistió al fuego habido con los enemigos y a la
posterior toma del campamento que estos tenían en el Inglés, cogiéndosele
armas, municiones, equipos y dos bombas de dinamita, para continuar las
operaciones por la jurisdicción de La Candelaria,
- el veinte de Agosto salió con su Batallón
para Guanajay, punto al que llegó el día treinta y uno, permaneciendo allí
hasta que tras recibirse instrucciones del General en Jefe se partió el ocho de
Septiembre para el pueblo de San Antonio de los Baños, al que llegaron al día
siguiente y donde permanecieron hasta el siguiente día doce, que por
ferrocarril se les trasladó a La Habana y de inmediato fueron embarcados n el
vapor Julia hasta Punto Pache, que
desembarcó el catorce y a las órdenes del Teniente Coronel D. Fernando Iglesias
salió a operaciones de campaña por el país, sucediéndose diversos tiroteos con
los rebeldes,
- el dieciocho de operaciones por Sougal y el
veintiocho en Mojacarote desalojando a los rebeldes que allí se encontraban
posicionados.
Por
su comportamiento durante las operaciones practicadas por las Brigada Oriente
de Pinar del Río durante el mes de Abril, se le concede la Cruz de 1ª clase del
Mérito Militar con distintivo rojo.
-
Continúa de operaciones por Mojacarote hasta el primero de Octubre que con su
Batallón salió para Gibares, llegando el tres de Octubre y permaneciendo allí
hasta el siguiente día nueve, que a bordo del vapor Julia para Mayaré Abajo y tras desembarcar continuó de operaciones
de campaña, terminando en ese cometido el año.
1898
- A las órdenes del Teniente Coronel D. Fernando
Iglesias continúa las operaciones, encontrándose el ocho de Enero en la acción
sostenida con los enemigos en Lomas Láridas, el cuatro de Febrero en la finca
llamada Levorones y en las lomas Castellanos y Pedrenas,
- el diez de Mayo en la finca Oliveras y el
dieciocho en la loma Colorada,
- el nueve de Junio en la finca Calzoncillos,
el dieciséis en Piedra Gorda y el veintisiete en la loma Juan Rodríguez,
- el siete de Julio en Levonco y el veintidós
partió de Mayaé rumbo a Holguines, donde ese mismo día hubo de vérselas con los
rebeldes en las márgenes de río de San Vicente, en el paso del río Gibaras, en
la loma Castellanos y en la vereda que lleva a Juliana,
- el veinticuatro se bate el cobre con el
enemigo en la vereda del Royo y en el campamento de Belanque,
- el veinticinco nuevamente, primero en el
Gisán Tarameza y después en la loma de Gibara y en la vereda de San Francisco,
punto en el que se acampó y donde el enemigo les tiroteó varias veces,
- el veintiséis estuvieron marchando por La
Caridad y La Cuales, lugar donde el enemigo arremetió briosamente contra ellos,
siendo rechazados por los nuestros, aunque D. Julio salió herido en una pierna,
al igual que el Comandante D. Baltasar Gavari y algunos otros soldados más,
llegando a Holguín ese mismo día.
- el doce de Octubre se le concede el empleo
de Primer Teniente de Infantería, con la antigüedad de once de Junio anterior,
siendo destinado en su nuevo empleo en el mismo cuerpo.
- permaneció en Holguín hasta el treinta de
Octubre, que se trasladó al puerto de Gibaras para embarcar de inmediato en el
vapor Nuestra Señora de la Salud y
volver a la Península. La guerra había terminado.
El
dieciséis de Noviembre desembarca en Santander, donde le esperaba la noticia de
que le había sido concedida la Cruz de María Cristina por las heridas sufridas
en el combate del veintiséis de Julio en La Caridad, pero lo que recibió con
más agrado fueron los cuatro meses de licencia que se le concedieron para ir a
su pueblo a reponerse de la enfermedad que padecía consecuencia de las heridas y
que por culpa de la guerra no había podido curarse bien y que como veremos le
acompañó durante bastantes años. Se le pasa al segundo Batallón del mismo Cuerpo.
En
su pueblo descansa y se reencuentra con su familia y paisanos, quienes le piden
que les cuente con todo lujo de detalles sus peripecias en Cuba y lo que
pasaría a partir de ahora. También su padre le preguntaría, pero el con más
fundamento de cusa, pues no en balde había participado en la anterior guerra de
Cuba, en la llamada de los Diez Años y lo que Julio le contaba le hacía
recordar su estancia en aquella isla y las peripecias que tuvo luchando por la
integridad de Cuba en el Reino. Los buenos caldito y mimos de su madre
acompañados de las conversaciones con su padre y paisanos contribuyeron a su
recuperación, pero desgraciadamente su padre fallece el día cinco de Enero de 1899 y la alegría del regreso y
reencuentro queda oscurecida por este fatal suceso.
Pero
la vida continúa y una vez sanado se incorporó al Cuerpo en Barcelona,
continuando con el servicio ordinario de su clase en la Cuarta Región hasta el
treinta y uno de Marzo, fecha en la que se le destina al Regimiento de
Infantería Extremadura Nº 15, incorporándose a el en Málaga el dieciocho de
Abril, quedando de guarnición.
El
treinta y por orden del Gobierno Militar de Málaga marchó al destacamento de
Ronda, donde permaneció hasta el veintiocho, que por orden del anterior
veinticinco regresó en tren a Málaga junto con su Compañía, mandada por el
Capitán D. Vicente Hidalgo, quedando de servicio ordinario.
El
trece de Agosto de 1900 se le conceden dos meses de licencia por asuntos
propios y para pasarlos en El Burgo, seguramente para poner orden en los
papeles de su madre, regresando el treinta a Málaga y reincorporándose a su
Compañía acaba el año.
El
año de 1901 por lo que a el se refiere solo tiene de relevante que aparecen por
extinguida la acción penal que contra el se había instruido, siendo indultado
el ocho de Octubre.
El
treinta y uno de Enero de 1902 es destinado al 2º Batallón de Infantería de
Montaña, pero por haber estado enfermo no se incorporó hasta el siguiente
veintiséis de Marzo en Ronda y el dieciséis de Abril se le conceden dos meses
de licencia para El Burgo y Málaga, reincorporándose a su puesto el treinta de
Junio, quedando de guarnición hasta fin de Noviembre, que se le destina al
Regimiento de Infantería Gravelinas Nº
41, incorporándose en Badajoz el diecinueve de Diciembre, quedando de servicio
ordinario.
Antes de esto hubo de hacer frente a un Consejo de Guerra.Al
parecer había sido acusado -junto con un 2º Teniente del mismo Batallón- de
insultar a un superior, por lo que ambos fueron llevados a un Consejo de Guerra
de Señores Oficiales, celebrado en Sevilla el 13 de Noviembre de ese año de
1902, emitiéndose el resultado de la sentencia el 19 de ese mes, resultando
ambos absueltos.
El treinta de Junio
de 1903, y a petición propia, pasa a situación de reemplazo con residencia en
la 1ª Región Militar, permaneciendo en ella hasta fin de Noviembre, que por
Real Orden de veinticuatro de Noviembre se le destina a igual situación pero en
el 2ª Región, terminando así el año
Tras
pasar una larga temporada de reemplazo, el 24 de Julio de 1904 se le destina al
4º Batallón Infantería de Montaña, incorporándose en Algeciras el primero de
Septiembre y donde recibió la noticia de que se le declaraba apto para el
ascenso a Capitán cuando por antigüedad le correspondiese.
Por
Real Orden de dos de Noviembre, el 4º Batallón infantería de Montaña pasa a
denominarse desde el primero de Diciembre Batallón de Cazadores de Talavera Nº 18 y tras esta reorganización se le
confiere el cargo de habilitado para el
año siguiente, empezando a desempeñarlo desde el primero de Enero. En su
desempeño se le asciende a Capitán por Real Orden de siete de Febrero de 1905,
pero con la antigüedad de dos de Diciembre anterior.
Cesa en el cargo de
habilitado el diez de Febrero y por orden de veinticuatro se le destina a la
Zona de Jaén Nº 15 con destino a la Caja de Recluta de Jaén Nº 30,
permaneciendo en dicho puesto desde el treinta y uno de Marzo al treinta y uno
de Mayo Nº 30, pues se le destinó al Regimiento Garellano 43, al que se incorporó en Bilbao el veinticinco de
Junio, quedando de guarnición en dicho pueblo hasta el ocho de Septiembre,
fecha en la que empezó a disfrutar de dos meses de licencia que pasaría entre
Madrid, Jaén, El Burgo, Algeciras y San Sebastián, pero no pudo reincorporarse
en la fecha prevista, pues enfermó, debiendo ser ingresado el treinta de
Noviembre en el hospital militar de Algeciras
Regimiento de Borbón Nº 17 |
Permaneció hospitalizado hasta el doce de
Enero de 1906, reincorporándose a su Cuerpo en Bilbao el cinco de Febrero y
quedando de guarnición hasta el treinta y uno de Octubre, que pidió pasar a
situación de supernumerario sin sueldo en la 6ª Región Militar, pero
acogiéndose al artículo 19 de la Real Orden de cinco de Agosto de 1889, marchó
a París desde Bilbao el diez de Noviembre, permaneciendo en la capital francesa
hasta el veinte de Noviembre de 1907, que regresó, permaneciendo en Bilbao
hasta el veintitrés de ese mes, fecha en la que fue destinado al Regimiento de
Infantería América 14, pero volvió a
enfermar y hubo de ingresar en el hospital militar de Madrid tres días después,
donde permaneció hasta el dos de Enero siguiente, que pasó al Regimiento de
Infantería del Príncipe 3, al que se
incorporó el siguiente dieciocho de febrero en Oviedo, quedando de guarnición.
Habiendo pedido dos meses de licencia por
asuntos propios, el dos de Junio marcha a San Sebastián, Gijón, Madrid y El
Burgo, pero nuevamente cae enfermo y el treinta y uno de Agosto pasa, por
petición propia, a situación de reemplazo a la 1ª Región Militar y el quince de
Octubre se le conceden seis meses de licencia por asuntos propios que pasará en
Francia, Bélgica e Inglaterra. No se ha mencionado antes, pero hay que hacer
constar que D. Julio dominaba el francés y probablemente se defendía bien en
inglés.
El
veintiocho de Agosto de 1909 y tras haber pasado por Madrid, San Sebastián y
Zaragoza, es destinado al 2º Batallón de Reserva del Palencia 91, al que se incorporó el treinta de Septiembre,
permaneciendo en aquel punto hasta fin de Marzo de 1910, fecha en la que fue
destinado a la Caja de Recluta de Cartagena 52, incorporándose el nueve de
Abril, permaneciendo hasta allí hasta el uno de Julio, fecha en la que empezó a
hacer uso de un mes de licencia por enfermo y tras su recuperación pasa a
desempeñar el cargo de Secretario del Gobierno Militar de Almería, pero no
llegó a incorporarse, pues la Superioridad determinó el veintitrés de Agosto que
pasara a prestar sus servicios en la Caja de Sevilla
18, pero ¡otra vez! cae enfermo y no puede verificar su incorporación hasta el
siguiente nueve de Octubre.
El
doce de Diciembre se le concede una licencia por Pascua, que pasa en El Burgo y
Málaga, donde puede ver a su madre y amigos y, por supuesto a Nieves, su novia.
Disfrutó de dicha licencia hasta el veinte de Enero de 1911, fecha en la que se
reincorporó a su destino en la Caja de Recluta Sevilla 18 y allí quedó
prestando el servicio hasta fin de Abril de 1912, fecha en la que pasó
destinado al Regimiento de Ceriñola
42, incorporándose a él el cuatro de Mayo en
Melilla y dos días después y por disposición del Coronel a Talusit Sur, donde
quedó de servicio de campaña, pero como la enfermedad le perseguía fue baja y
pasó con un mes de licencia a su pueblo, regresando a su puesto el siguiente
primero de Junio, quedando de servicio ordinario.
El
veinticinco de Junio es declarado apto para el ascenso a Comandante de Infantería y con esta
notificación pasa con un mes de prórroga a Madrid, Granada y Málaga,
reincorporándose a su puesto el treinta de Septiembre en Ishafan Norte, donde
quedó de servicio de campaña y prestándolo recibe la Real Licencia para poder
contraer matrimonio con María de las Nieves Fernández Aja. Con esta buena
noticia, permanece en su puesto hasta el veintitrés de Octubre que con su
Compañía pasa a Ishafán, prestando en ese punto el servicio hasta el diez de
Diciembre, que regresa a Melilla, pues para no perder las buenas costumbres volvió a enfermar y debió ser ingresado en el
hospital militar del Buen Acuerdo de esa ciudad, saliendo restablecido cuatro
días después.
Solicita y obtiene permiso para desplazarse a Málaga, pues el día
diecinueve de Diciembre contrae matrimonio con Nieves, el cual tiene lugar en
Málaga, en la iglesia parroquial castrense de la ciudad de Málaga. Ofició la ceremonia el sacerdote D. Juan Pérez Gallego, actuaron como padrinos Dª. Julia Benítez de los Riscos y D. José Yllán Salmerón y fueron testigos del enlace D. Pablo García Jiménez y D. Antonio Ballesteros Toscano. Tuvo con su mujer una hija, llamada
Julia, como la abuela paterna. Los padres de Dª Nieves eran Dª. Celedonia Aja Barquín y D. Isidoro Fernández Aja.
Tras
el matrimonio la pareja retorna a
Melilla, quedando el de servicio hasta el seis de Enero de 1913, que
marchó a Ishafán y donde quedó prestando el servicio de campaña y el veintiséis
de Febrero pasa con su Compañía al reducto de Ishafán, donde quedó destacado.
El cuatro de Abril se le concede la Medalla de Melilla.
Continúa
en el reducto de Ishafán hasta el veintitrés de Abril, que pasa con su Compañía
al destacamento de Ishafán Sur, quedando de Jefe del mismo, permaneciendo ahí hasta
el nueve de Junio, que marchó a Ras Medúa, lugar en el que permaneció hasta el siete de Agosto, fecha en la que con
su Compañía regresó al reducto de Ishafán donde permaneció hasta el nueve de
Octubre, que por disposición del Comandante General de Melilla regresó junto
con su Batallón, que mandaba el Teniente Coronel D. Antonio Marco, a Melilla,
quedando de guarnición en dicha plaza, en la que el diecinueve de Diciembre fue
elegido para desempeñar la función de cajero del Batallón el siguiente año,
cargo que empezó a desempeñar a partir del primero de Enero de 1914 y que
desempeñó hasta el primero de Enero de 1915, que tomó el de Capitán de Almacén.
Durante este año de 1915, recibe una gratificación de seiscientas pesetas anuales
por llevar mas de diez años de servicio efectivo en su empleo de Capitán
El 3
de Enero de 1916 es ascendido a
Comandante del Arma de Infantería con la antigüedad de diecinueve de Diciembre
del año anterior, pasando el día veintidós de Enero a situación de excedente,
trasladándose a Málaga, permaneciendo en dicha situación hasta el siguiente 18
de Abril, en que por R. O. pasa destinado a prestar sus servicios a la Reserva
de Carmona 20, al que se incorporó el tres de Mayo y permaneciendo en dicho
puesto hasta fin de Julio, que pasó al Batallón 2ª Reserva Antequera 37,
haciéndose cargo de el nueve de Agosto.
El
diecisiete de Marzo de 1917 pasa destinado al Regimiento de Borbón 17, con
plaza en Málaga e incorporándose el día veintinueve, quedando de guarnición,
hasta que por orden del Coronel toma el cago de Jefe Inspector de las Academias
Regimentales y Analfabetos del Cuerpo, ciudad en la que prestó sus servicios y
tuvo que tomar parte como autoridad militar en organizar la custodia, seguridad
y vigilancia de edificios públicos y la estación de ferrocarril durante las
huelgas que tuvieron lugar del catorce al veintiuno de agosto de 1917, día en
que quedó restablecida la normalidad.
Este movimiento
huelguístico, protagonizado en este caso por los trabajadores de los
ferrocarriles tuvo su origen en la huelga general revolucionario que convocaron
el sindicato Unión General de Trabajadores y el Partido Socialista Obrero
Español, secundado en algunos casos por los anarquista de la CNT, y se encuadra
en la crisis de 1917 durante el Gobierno de D. Eduardo Dato.
El
día trece de Agosto la situación se complica y se declara el estado de guerra
en todas las provincias, pasando a encargarse del mando la autoridad militar.
En el caso concreto de Málaga, fue una huelga corta pero intensa, realizándose
varias detenciones, entre ellas las de un destacado dirigente socialista de
Málaga, así como de los presidentes de algunas asociaciones obreras, e incluso
la de la esposa de un tipógrafo.
Aunque para el día dieciséis y a nivel general la huelga se dio por
concluida, los ferroviarios la mantuvieron algunos más, de modo que el día
diecisiete, el General Gobernador Militar D. Dámaso Berenguer dicta el día diecisiete un bando por el cual
conmina a la conclusión de la huelga entre los trabajadores de los
ferrocarriles y su vuelta al trabajo, so pena de ser conducidos a un consejo de
guerra.
El
día diecinueve y autorizados, los huelguistas se reúnen en el Parque de Málaga
para tratar el tema de su huelga, si continuar o volver al trabajo, decidiendo
acudir a entrevistarse con el Gobernado, a quien una vez presente le
transmitieron sus motivos y pretensiones, respondiéndole aquel que mientras no
reanudar el trabajo nada podría hacer, ante lo cual los trabajadores
prometieron volver su trabajo ese mismo día.
Ya aplacados los ánimos, el día
veinte se remite a los Gobernadores por telegrama desde el Ministerio de la
Gobernación la vuelta al trabajo de los trabajadores y la conclusión de la
huelga.
D. Julio Benítez Benítez, en su foto más conocida |
Tras
estos sucesos permanece en el desempeño de sus funciones en Málaga, hasta que
por permuta con el Comandante de igual arma D. Antonio Vera Salas, pasa de nuevo el 17
de Enero de 1918 al Regimiento de Ceriñola
42, al que se incorporó el tres de Febrero, siendo ya su destino definitivo y
en el que alcanzaría la gloria, la fama…y la muerte.
Una vez en Melilla, pasa a Regem, donde quedó de columna volante con su
Batallón hasta el veintidós de Abril que se trasladaron a Kandusi, donde se
prestó el mismo servicio.
Como al parecer había
tenido algún problema disciplinario, se le instruyó un expediente gubernativo
con l objeto de depurar sus responsabilidades y conducta observada, pero este
fue sobreseído por Real Orden de dieciocho de Abril, pues se consideró que en
la actuación y conducta de D. Julio no se encontraban fundamentos para
considerar como perjudicial su continuación en el servicio como Jefe y como
reafirmación de esto, el quince de Junio es declarado apto para el ascenso a
Teniente Coronel cuando por antigüedad le correspondiese.
El diez de Julio pasa a Bujada como Jefe de
la posición y línea hasta el dos de Agosto, cuando al mando de cuatro Compañías
de su Batallón regresó a Melilla, donde permaneció de guarnición hasta el dos
de Septiembre, que al mando de tres Compañías se dirigió a Segangán, punto al
que llegó el mismo día y donde asumió el mando de la columna mixta y
complemento, lo que estuvo desempeñando hasta el día trece, que se hizo con el
mando de su Batallón, pues había
ascendido el Teniente Coronel que lo mandaba, trasladándose con el Batallón el
treinta y uno al campamento de Kaddur.
El dos de Diciembre pasa como Jefe de la
columna volante a Ishafén, así como encargado del Despacho de la
Circunscripción Central, lo que realiza hasta el cinco de Enero de 1919, que se
traslada a Tifaser como Jefe de la columna volante y del campamento.
Al haberse incorporado el nuevo Teniente
Coronel, ceso en el mando del 2º Batallón el veinte de Enero y el veintinueve
marchó a Melilla, donde quedó de guarnición.
Como al parecer tenía mal carácter y por su
conducta se metía en más problemas de los que debía, es por lo que se le
practicaron unas diligencias previas instruidas por disposición del Comandante
General de Melilla y consecuencia es que se le impuso un correctivo de
apercibimiento en vía gubernativa, aunque por Real Orden de dieciocho de Abril
el expediente es sobreseído.
Continuó de guarnición en Melilla hasta el
diecinueve de Mayo, que marchó al Monte Arruit, quedando de 2º Jefe de la
columna volante y el cuatro de Junio pasó a Sidi Asipa, donde quedó al mando de
las dos Compañías de la columna móvil allí destacada, así como de Jefe de dicho
campamento, para retornar a Monte Arruit el veintiséis, otra vez de Jefe de la
columna y del campamento, así como de Jefe accidental de la Circunscripción
Oriental, aunque el siete de Agosto pasó a Afró, hasta que dos días después es
relevado y regresa a Monte Arruit.
Mientras esto sucede y mirando por su
interés y el de su familia es por lo que el primero de Agosto de 1919 solicita
un nuevo destino, proponiendo a la Superioridad le sea concedido pasar a uno de
estos tres destinos: a Sargento Mayor de la Plaza de Melilla, a la Sección de
Contabilidad de esa plaza o a la Brigada Disciplinaria, pero estaba claro que
el Destino le tenía ya reservada su plaza, porque no se le concede y continúa
prestando sus servicios como Comandante en el Ceriñola, en la plaza de Melilla.
El cuatro de Septiembre pasa a Afró, el
catorce a Sidi Aisa y el primero de Noviembre a Melilla, donde queda de
guarnición y a cargo de su Batallón, pues el Jefe del mismo había causado baja.
El diez y una vez dejado el mando de su
Batallón, se desplaza a Toledo y a Madrid, con el fin de asistir a los actos
conmemorativos del aniversario de la segunda promoción de la Academia del Arma,
a la que el pertenecía, regresando a Melilla el siguiente día veintiocho y
partiendo de inmediato a Batel, donde tomó el mando de Jefe accidental de la
Circunscripción y de la columna volante.
El siete de Diciembre se le concede el
pasador de “Melilla” para añadirla a la medalla conmemorativa de la Campaña del
Rif.
El catorce se tralada a Zoco Tzelatza, donde
tomó el mando de la posición y del campamento hasta el veintitrés, que es
relevado y regresa a Melilla, quedando de guarnición hasta el catorce de Enero
de 1920, que marcha como Jefe de campamento y columna a Zoco Tzelatza hasta el
primero de Febrero, que pasa a Batel.
El veintiocho de
Abril marcha a Kandusi, en cuyo campamento quedó de columna, marchando con
dicha columna el seis de Mayo a Busada donde vivaqueó y al día siguiente
asistió a las operaciones que dieron por resultado la toma de Hamcín, donde
permaneció como Jefe de la misma hasta el dieciocho, cuando habiendo sido relevado
regresó a Kandusi, donde quedó de columna, donde salió por unos días para
Melilla, regresando el once de Junio.
El cuatro de Agosto, estando en Kandusi salió
con la columna hacia Hamán, donde la madrugada del día siguiente ocuparon la
posición de Hamda y regresando ese mismo día a Kandusi, prestando desde ese
punto el servicio de seguridad hasta el día doce, que al mando de la vanguardia
de la columna procedió a reocupar la posición de Azib de Midor, lo que se
consiguió con facilidad, dirigiéndose después a Hamán y a Kandusi y de ahí a
Melilla, donde quedó de guarnición hasta el primero de Septiembre, que regresó
a Kandusi, permaneciendo en esa posición de campaña hasta el día nueve, que con
la columna del Teniente Coronel D. Ricardo Andrés Monedero partió para Hamán,
donde pasaron la noche. Al día siguiente se le encomienda el mando de la
vanguardia de la columna con el objeto de que se dirija hacia Hamda con la
intención de establecer una posición en la zona, teniendo que las fuerzas de su
mando con el objeto de vigilar a los enemigos que se hallaban en los montes
cercanos, colocándose después a la izquierda de Hamda para realizar operaciones
de contención del enemigo que se había concentrado allí y una vez logrado el
objetivo regresó con la columna al punto de partida de Kandusi, permaneciendo
allí hasta el día once, que regresó a Melilla, donde quedó de guarnición.
El primero de Octubre partió de nuevo para
Kandusi, donde permaneció de servicio de campaña hasta el once de Noviembre,
que retornó a Melilla, pero paró poco en aquella plaza, pues el primero de
Diciembre recibió órdenes de volver a Kandusi , donde desempeñó la Jefatura de
aquella circunscripción por ausencia del Coronel.
El día dos le había sido concedida la Cruz
de 2ª clase del Mérito Militar con distintivo rojo como recompensa por los
servicios prestados y méritos contraídos en el territorio entre el treinta de
Junio de 1918 y el tres de Febrero de ese año de 1920.
El día diez y habiéndole confiado el Coronel
D. José Riquelme y López Bago la columna de vanguardia, pasó a ocupar las casas
de Gueb Dani, Hach Busi y Tisimoren, tras lo cual regresó y qudó en servicio de
campaña hasta el día catorce, que regresó a Melilla.
El diecinueve de Enero marcha a Kandusi, permaneciendo
allí hasta el treinta y tras pasar por Melilla,
el día uno de Marzo marcha a Annual, donde por orden e la Superioridad
se hizo cargo de la Jefatura accidental de la circunscripción hasta e siguiente
día doce, que al mando de la vanguardia de la columna derecha salió para
realizar operaciones de guerra, que dieron por resultado la ocupación de la
posición de Sidi Dris, tras lo cual regresó ya anocheciendo al punto de
partida, quedando ahí de servicio de campaña hasta el día quince, que regresó a
Melilla, permaneciendo en la plaza hasta el día dieciséis de Abril, que por una
orden superior se dirigió a Sidi Dris tomando el mando de esa posición durante
dos semanas, pasando a Melilla el primero de Mayo
El primero de junio de 1921 vuelve a hacerse
cargo del campamento de Siddi-Dris, posición que tras la victoria obtenida en
Abarrán se había convertido en el siguiente objetivo de las harkas rifeñas. A
partir de aquí es cuando se empieza a forjar la leyenda de Don Julio Benítez
Benítez.
A esa posición de Sidi Dris llegaron buscando
refugio algunos soldados de los que pudieron huir de Abarrán, que habían sido
desalojados de aquella posición por los rifeños, perdiendo incluso dos cañones,
y venían con noticias de lo ocurrido, y comprendiendo D. Julio lo pernicioso
que podía ser para la moral de la tropa confiada a su mando prestar oídos a las
palabras de los fugitivos, empleó los argumentos más persuasivos y
tranquilizadores para quitar hierro al desgraciado asunto de Abarrán, lo que
pudo conseguir, no sin restarle importancia a la situación en la que se
hallaban.
En la
madrugada del día dos, los rebeldes rompen el fuego de forma violenta sobre la
posición, pero D. Julio, con la cabeza fría ordena de forma tajante que no se
responda al fuego enemigo, que haya calma total, consiguiendo con ello
desconcertar a los enemigos, que retroceden quizás sospechando algún ardid por
parte de los españoles.
Escudo del regimiento Ceriñola |
Amaneciendo ya deciden los rebeldes volver
al ataque, redoblando el fuego y avanzando a la posición divididos en tres
grupos y posicionándose en unas barrancas próximas. Es entonces cuando D. Julio
ordena disparar, rechazando el intento de asalto, aunque recibe un disparo que
le hiere en la cabeza, pero en vez de retirarse al botiquín se mantiene en su
puesto, buscando los de más peligro con el objeto de controlar la situación y
de dar ánimo a sus hombres.
Las acometidas del enemigo no cesaron,
llegando incluso a alcanzar las alambradas, viéndose obligados los artilleros a
disparar con espoleta a cero y a hacer uso de sus fusiles.
En el fragor del combate y cuando más
intenso y peligroso se estaba haciendo, llegaron procedentes del cañonero Laya algunos cañonazos y tras ellos los
Alférez de Navío Lazaga y Pérez de Guzmán con soldados para entregar a los de
la posición unas ametralladoras que servirían para reforzar la posición, armas
que no impidieron que los ataques de los harqueños continuaran todo el resto
del día y parte de la madrugada del siguiente, pero la serenidad, entereza y
firmeza en el mando pudo con la situación, obligando a los rebeldes a retirarse
con sus planes frustrados.
Aquel duro combate fue muy
comentado por las autoridades civiles y militares, dada su extremada crudeza y
de ahí que fuera felicitado por el General en Jefe, por el Alto Comisario de
España en Marruecos y por el Comandante General de Melilla, e incluso propuesto
para la medalla Laureada de San Fernando pero
consciente de su deber y viendo la situación de grave riesgo que corrían las
posiciones españolas y los soldados, despreciando su estado de salud y creyendo
su deber reincorporarse a su puesto, el siguiente día doce abandona el hospital,
pasando a hacerse cargo de la posición de Igueriben.
La posición de
Igueriben había sido tomada la mañana del siete de Junio por dos columnas
procedentes del campamento de Annual mandadas por el General Barón de
Casadavalillos, cosa que se realizó sin encontrar apenas resistencia por parte
del enemigo. Esta posición es en realidad un montículo rocoso con su cima en
forma de meseta y que se hallaba en la línea delimitatoria de las cabilas de
Tensamán y Beni Tuzín. Por el norte y por el sur está cortada a pico, mientras
que por el lado del río tiene una suave pendiente. El objetivo de su ocupación
era impedir cualquier intento del enemigo por cortar las comunicaciones entre
Annual y su base de aprovisionamiento
sita en Dar Driu.
Mapa de la zona |
Precisamente por su importancia estratégica
y por ser un punto desde el que se podían vigilar los movimientos de los rifeños es por lo que
se determinó su ocupación y para guarnecerla se destinaron una Compañía de
Infantería del Regimiento de Ceriñola 42, una Sección de ametralladoras, una
batería del Regimiento Mixto de Melilla, una estación óptica de la Comandancia
de Ingenieros de Melilla y nueve policías indígenas, todo ello al mando del
Comandante Francisco Mingo Portillo, quien desde el mismo momento de la
ocupación estuvo disponiendo lo necesario para la mejora de las defensas del
lugar, aprovechando que, sospechosamente, los harqueños no los hostigaban.
Pero no iba a ser tan fácil, pues el día
doce los allí posicionados observan como se concentran en el cercano poblado de
Amesauro grandes cantidades de efectivos rebeldes, siendo precisamente el lugar
del poblado un punto estratégico que se situaba entre las cabilas de Tensamán,
Beni Uliechet y Beni Tazín… y a tan solo dos kilómetros de la posición.
La madrugada del catorce los rebeldes rodean
Igueriben y al despuntar el día realizan un violento ataque sobre la posición,
ataque que dura sus buenas diez horas y que los españoles resisten con vigor,
causándole al enemigo bastantes bajas, retornando estos a su campamento y
posponiendo nuevas acciones contra los españoles.
El día diecinueve de Junio llega a la
posición el General Navarro, sus ayudantes y un Jefe de Estado Mayor con el
objeto de inspeccionar la zona, haciéndoles el Comandante Mingo notar la
imperiosa necesidad de contar con un depósito de agua, sin el cual no se podría
aguantar un asedio y posterior asalto, y, así, se procedió a la excavación de
un pozo sin resultados y hubo que seguir dependiendo de los convoyes para su
suministro.
Comandante D. Francisco Mingo Portillo |
A
partir del uno de Julio arrecian los ataques contra la posición, convirtiéndose
en una constante, defendiéndose con valor los españoles allí destacados,
impidiendo que los rifeños alcanzasen sus objetivos.
Es en estas cuando D. Julio abandona el hospital en día doce,
pues se le da el mando de la posición, a la que se incorpora al día siguiente, siendo
estas las fuerzas a su mando:
1-
Segunda Compañía del primer Batallón del Regimiento de Ceriñola 42 y cuarta Compañía del tercer Batallón del mismo Regimiento. 287 Clases y Soldados. El
Capitán Arturo Bulnes, los Tenientes Justo Sierra, Manuel Castro Muñoz, Ovidio
Rodríguez y Luis Casado Escudero, y el Alférez Rafael Villanova
2-
Ametralladoras de posición de Melilla.15 Clases y Soldados al mando del
Teniente Alfonso Galán
3-
Regimiento de Artillería Melilla. 29
Clases y Soldados al mando del Capitán Federico de la Paz y del Teniente Julio
Bustamante
4-
Comandancia de Artillería de Melilla. 17 Soldados al mando del Teniente Ernesto
Nogués
5-
Comandancia de Ingenieros de Melilla. 3 Soldados telegrafistas
6-
Tropas de Intendencia. 30 Clases y Soldados al mando del Alférez Enrique Ruiz
Al día siguiente de tomar D. Julio posesión
del mando en la posición, recibe su bienvenida por parte de los rebeldes con
ataques constantes, con los cuales han llegado al punto de dificultar la
llegada de suministros a la posición, consiguiendo que cesen, pues han
conseguido rodear por completo la colina sobre la que se encuentra la posición,
impidiendo poder hacer la aguada, con lo que los rebeldes cuentan con un aliado
ideal: la sed de los sitiados.
Comandante D. Joaquín Cebollino (en
este relato aun es Capitán)
Tras comunicar estas noticias D. Julio a
Annual, el Mando ordena el diecisiete que se dirija a Igueriben un convoy con
suministros, y tras salir este se entabla un duro combate, pues los rifeños
tratan por todos los medios de impedir que llegue, aunque no logran evitar que
el Capitán de Regulares Joaquín Cebollino consiga llegar con varias cargas y
retirarse con presteza, aunque lo suministrado apenas mejoraba la situación,
pues aparte de los que allí ya había, había que sumarles los conductores de las
acémila y estas, que también consumían, y que debido a la situación no pudieron
regresar a su base en Annual.
Esta circunstancia no desanimó en ningún
momento a D. Julio, quien no cesaba de animar a sus hombres, teniendo una
palabra amable para cada uno de ellos, a la vez que repartía las reservas de
agua entre ellos: un cuarto de litro por barba, pues resulta que por si eran
pocos, se les sumaron unos soldados heridos de los que vinieron con el convoy y
no pudiendo llegar a Annual retrocedieron a la posición de Igueriben.
Los ataques se sucedían ininterrumpidamente,
multiplicándose D. Julio para atender a todos los puntos, los de más peligro
principalmente, escuchar a sus hombres para mantener alto su espíritu,
convirtiéndose, al decir de los pocos supervivientes, en el alma de la defensa,
pues era admirado por su bizarría y por la confianza que generaba, entregándose
a su mando con total convicción, como su Jefe.
Dos
nuevos elementos aparecieron como enemigos de los allí sitiados: el
insoportable hedor de los cadáveres de los compañeros muertos y que era
imposible enterrar debido a los disparos del enemigo y los disparos artilleros
que causaron algunas bajas más, disparos realizados precisamente con los
cañones que habían sido arrebatados a los españoles en la batalla de Abarrán.
La noche del dieciocho se notifica a Annual
la desesperada situación en la que se hallan, a lo que se les responde que
resistan, que estaban preparadas tropas para su socorro, animando esta noticia
el espíritu de los sitiados, reforzándolo D. Julio con sus palabras de ánimo.
Pero el enemigo no descansa y cuando por la
mañana del diecinueve se produce el avance de las columnas de apoyo, bien
situados y fortificados entablan fiero combate contra estas, produciéndoles
muchas bajas y obligándolas, al final, a regresar al campamento, con el
consiguiente desánimo de los de Iguriben, quienes desde su posición lo ven
todo. Ya solo les queda unos botes de tomate, cuyo líquido lo emplean en
mitigar la sed y en mojar los labios de los enfermos abrasados por el calor
infernal y la fiebre, mientras que el cañón enemigo sigue haciendo blanco en la
posición.
D. Julio no se queda parado, da órdenes sin
parar con el objeto de mantener las mentes y los cuerpos ocupados, escucha
comprensivo las quejas, justas, de sus hombres y para todos y cada uno de ellos
tiene una palabra amable y una sonrisa: es como un padre para todos.
Mientras esto ocurre, desde Annual se les
mandad mensajes conminándoles a resistir, mensajes tales como
“Resistid unas horas más. Lo exige el
buen nombre de España”
“Hároes de Igueriben, que tan alto
ponéis el nombre de España,resistid”
Y
aquello héroes, sedientos, hambrientos, agotados, asfixiados por el hedor de
los cadáveres y por el implacable sol, por los cañonazos del enemigo y sin
apenas municiones, resistieron, dando gritos de viva España y viva el Rey, pues D. Julio se mantenía
entero, transmitiendo esa entereza a sus hombres, manteniendo la disciplina y
la efectividad, consiguiendo que se animaran unos a otros, a pesar del tormento
de la sed, pues ya se habían acabado el único barril de vinagre que quedaba,
las pocas patatas resecas que habían y como se le comunicó por heliograma a
Annual
"…es horrenda la sed, se han
bebido la tinta, el petróleo, la colonia, los orines con azúcar...".
Estando en estas y conscientes de las penalidades por las que estaban
pasando los españoles, aprovechó el jefe de los Beni-Urriagel para proponerle
de parte del mando español a D. Julio la rendición, pero despreciando
profundamente a sus enemigos y sabiendo que era harto improbable que salieran
de allí con vida, lo rechaza, pasando a continuación a transmitir al General
Silvestre un durísimo mensaje, en el que le recordaba que los que estaban
defendiendo la posición para España eran españoles, los que se estaban muriendo
de hambre, de sed, de infinito calor y del fuego enemigo, recibiendo por toda
contestación que debido a la imposibilidad de poderles prestar socorro debe
rendirse a los rifeños.
Evidentemente, aquello superó en mucho el ánimo de un esforzado Jefe que
veía como sufrían y se morían sus hombres, todos buenos españoles, muchos de
ellos arrancados de sus pueblos y de sus plácidas vidas para ir a morir lejos
de casa y lejos de todo lo que más querían y quizás sin entender del todo
porqué, de modo que ante semejante propuesta y tras mirar a sus españoles, le
envió el siguiente mensaje a través del heliógrafo:
"Los
oficiales de Igueriben mueren, pero no se rinden"
Y
siguieron luchando.
No
obstante, la realidad se impone y llegó el momento en que se agotaron todas las
municiones y tras comunicarlo al mando, recibe la orden tajante de que abandone
la posición, que la evacúe. Tras recibir la orden, manda por heliógrafo un
mensaje al General Silvestre en el que le dice que:
Nunca esperé recibir orden de V. E. de evacuar esta
posición; pero cumplimentando
lo que en ella me ordena, en este momento, y como la
tropa nada tiene que ver con
los errores cometidos por el mando, dispongo que empiece
la retirada, cubriéndola y
protegiéndola la
oficialidad que integra esta posición, pues
conscientes de su deber y
su cumplimiento de juramento prestado,
sabremos morir como mueren los oficiales españoles
Bien,
se preparan para la retirada, se recogen a los heridos, se reparten las pocas
municiones que quedan, se inutiliza el material que ha de quedarse allí y se
organiza la fuerza para salir, quedándose D. Julio en la sección de retaguardia
para salir el último. Y con respecto a las doce balas de cañón que le quedaban,
envía al Mando el siguiente heliograma:
“Solo nos quedan doce cargas de cañón, que empezaremos a disparar
para rechazar el asalto.
Contadlas, y al duodécimo disparo,
fuego sobre nosotros,
pues moros y españoles estaremos
pues moros y españoles estaremos
envueltos en la posición”
Sin
comentarios.
Antes
de salir de la posición, D. Julio les dijo a sus hombres:
“Hijos míos, vamos a abandonar este corralito que hemos defendido como
héroes
por la falta de víveres y municiones; llorad por vuestros hermanos que
dejáis sin
poderles dar sepultura, ahora vamos a seguir
defendiéndonos con las pocas municiones que nos quedan y
terminadas estas emplead la bayoneta; yo, hijos míos, os seguiré mandando como hasta
aquí lo he hecho”
Con
una cadencia implacable, aquellos doce disparos fueron realizados, a la vez que
los hombres iban abandonando la posición, encabezando la salida el Teniente D.
Justo Sierra, que estaba herido en la cabeza, y tras el salieron los sitiados
gritando ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!,
arremetiendo contra el enemigo para
morir matando, pues saben que ya solo la muerte los va a abrazar, mientras que
tras el último cañonazo de la posición, empieza a llover fuego sobre ella desde
Annual, matando a los rifeños que ya habían podido alcanzarla.
D.
Julio, como hemos dicho salió el último, pero no por ello con menos furia que
sus hombres y avanzó sembrando la muerte a su alrededor, siendo abatido por un
balazo en la cabeza entre la alambrada y el parapeto, cayendo muerto junto a él
el Teniente Galán.
Aún
con vida, D. Julio se levantó para volver a enfrentarse a sus enemigos, pero
recibió otro disparo, este ya en el corazón, y que lo dejó muerto sobre la
arena del desierto.
Mientras
los demás españoles luchaban cuerpo a cuerpo para abrirse camino y poder llegar
hasta las guerrillas de vanguardia de la fuerza de socorro, los rifeños
arrastraron a los heridos y muertos a un almiar donde los mutilaron y los
quemaron, a los vivos y a los muertos
La
mayoría parte de los que allí lucharon tan bravamente perdieron la vida. De una
guarnición de casi cuatrocientos hombres solo se salvaron un Oficial y cuatro
Soldados que fueron hechos prisioneros y otros once que consiguieron llegar a
Annual, aunque de esos supervivientes algunos fallecieron al poco por
agotamiento total
Tras
estos tristes y trágicos sucesos que conmovieron a España entera, y una vez
sido posible acceder a la zona de
Annual y alrededores donde se consumó la tragedia, a
finales de Febrero de 1922 se llevaron a cabo las labores
de identificar, retirar y enterrar los cadáveres de los españoles muertos y
precisamente durante estas tareas, un Sargento de nombre Vasallo, dio con su
cadáver a pesar de lo corrompido que estaba, procediendo a darle cristiana
sepultura, al igual que se hizo con todos aquellos desgraciados que dieron su
vida por España. El cadáver de D.
Julio fue reconocido gracias a una herida que se hizo durante su estancia en la
Guerra de Cuba, por la marca y el lugar en el hueso en que se encontraba dicha
herida
Por
fin, el 14 de Septiembre de 1922 causa baja definitiva en las listas de su
Regimiento y del Ejército Español.
El
treinta y uno de Diciembre de 1924 y tras ser visto el expediente de juicio
contradictorio instruido en Melilla, se determinó que era merecedor a ingresar
en la Real y Militar Orden de San Fernando por los méritos contraídos en la
defensa de la posición de Igueriben desde el diecisiete hasta el veintiuno de
Julio de 1921, fecha en que se le ordenó que abandonara la posición.
El
4 de Febrero de 1925 se le concede el empleo de Teniente Coronel por los
méritos de guerra contraídos, con antigüedad de 21 de Julio de 1921. En el
expediente que se instruyó para ello, declararon a su favor los Coroneles
Riquelme y Fernández Tamarit, el Teniente Coronel López, los Comandantes
Alfaro, Páramo y Romero y el Teniente Casado Escudero (20)
El siguiente nueve de Julio, se le concede a su viuda la transmisión de la
pensión de la Cruz de San Fernando, en una cuantía de 2500,00 pesetas al año,
que debería percibir a partir del veintiuno de ese mes en la Intendencia
Militar de Melilla.
El
día quince de Septiembre de 1926, se le pudieron dar definitiva sepultura a los
restos mortales de los defensores de Igueriben, D. Julio con ellos, en un nicho
del Panteón de Héroes del cementerio de la Purísima Concepción de Melilla,
asistiendo al acto Dª. Nieves, su viuda, Dª. Julia, su hija, y otras personas.
El capellán del cementerio, el padre Ontiveros, ofició una misa y rezó un
responso.
Tras
ese sentido acto, se procedió a tapar el nicho con una lápida de mármol, en la
cual iba grabada la siguiente inscripción:
Restos mortales de los heroicos
defensores de la posición de Igueriben, que al mando del
comandante de Infantería D. Julio
Benítez Benítez prefirieron morir a rendirse el 21 de julio de 1921
En
la lápida aparecen grabadas las insignias de la Cruz Laureada de San Fernando
que le fue concedida a D. Julio. Todo el acto y la lápida fue costeado por Dª.
Nieves.
El
dieciséis de Septiembre de 1927, Dª. Nieves remite al Ministerio de la Guerra
una instancia por la cual solicita le sea concedida a su marido y a título póstumo la medalla de
Sufrimientos por la Patria, lo cual le es concedido el siguiente veinticuatro
de Noviembre, pero sin pensión. Vivían entonces Dª. Nieves y su hija, Dª. Julia
en el número 25 de la calle Carlos Arellano, de Melilla.
Su viuda e hija con el Teniente Casado y otros |
En el Parque de Málaga hay una estatua en
memoria de D. Julio Benítez y Benítez, obra del escultor D. Julio González
Pola, inaugurada el once de Febrero de 1926, presidiendo dicho acto los Reyes
de España D. Alfonso XIII y Dª. Victoria Eugenia. Rindieron honores al
monumento una Compañía del Regimiento de Borbón
17, otra del Álava 56, acompañada
de escuadra, música y bandera, Una de Regulares con su nuba, una Sección de
Caballería del Sagunto, Guardias
Civiles y Carabineros, tanto de a pie como montados, Somatenes, Exploradores y
niños de escuelas públicas, amén del Regimiento de Ceriñola 42 con su bandera.
Estuvieron presentes en el acto la princesa Salm Salm, los infantes
Isabel y Alfonso, D. Miguel Primo de Rivera y otras personalidades, como el Sr.
Alcalde de Málaga, el Sr. Gobernador Civil, el Sr. Gobernador Militar, el Alto
Comisario de España en Marruecos, el Sr. Obispo de la Diócesis de Málaga, el
Sr. Almirante de las Fuerzas Navales, el Sr. Presidente de la Diputación y
personas relevantes de la ciudad de Málaga,
Melilla y otros puntos, tanto de la vida militar como de la civil y
religiosa.
Esquela en el periódico que da cuenta de su fallecimiento |
Se dijeron algunos sentidos
discursos ensalzando al heroico militar, resaltando sus virtudes y su valor,
así como el de sus hombres, tras lo cual se descubrió el monumento al son de
música militar. Al parecer el momento fue grandioso y tremendamente
emocionante, como lo fue la emoción que dicen embargó al Monarca cuando habló
con Dª. Nieves y con Dª. Julia, así como con el Teniente D. Luis Casado Escudero,
los Sargentos D. Hermenegildo Dávila y D. Manuel Prada y el Carabinero D.
Miguel Sánchez Cortés, heroicos supervivientes de aquel infierno.
El HOPLITA MALACITANO
Málaga 10 - Febrero - 2014
Desde la Asociación Socio Cultural Turóbriga (El Burgo) estamos intentando dar relevancia al centenario de la Defensa de Igueriben. Nos agradaria ponernos en contacto con el gestor de esta página.
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarEstoy a su disposición para que contacten conmigo cuando lo estimen oportuno. Lo pueden hacer usando cualquiera de estos dos correos:
ihpmalaguenas@gmail.com
fjloviedo@gmail.com
Gracias y un saludo.