SOLDADO MALAGUEÑO

También narramos las vidas militares de soldados de España y de todo el cosmos hispano en ambos hemisferios, por el Atlántico, por el Lago Español, por el Mediterráneo, por el Índico y allá por donde haya pasado un soldado HISPANO ondeando nuestras banderas.


jueves, 29 de agosto de 2024

CAPITÁN ENRIQUE VERA FERNÁNDEZ

    A las once de la mañana del día seis de septiembre del año de 2013, tuvo lugar en el cuartel Infante Don Juan, en Madrid, una ceremonia en la cual se hacía entrega a sus respectivas familias de los restos mortales repatriados pocos días antes, de cinco combatientes de la División Azul que cayeron en Rusia.

   Uno de esos restos era el del capitán Enrique Vera Fernández. He aquí una breve biografía militar.

   Nació Enrique en 1908 en la plaza norteafricana de Alhucemas, aunque en otros sitios se dice que lo hizo en la ciudad de Málaga, hijo Ángela Fernández Murcia y del comandante de Artillería Enrique Vera Salas, quien años después es trasladado a Córdoba y desde donde Enrique partiría para ingresar en la Academia Militar de Guadalajara el primero de enero de 1936, donde cursaron sus estudios tanto su padre como su hermano Antonio.

   Al ocurrir la sublevación militar del dieciocho de julio de 1936 se hallaba de vacaciones en la ciudad de Ronda y fiel a su educación, principios e ideología, corrió a incorporarse al bando nacional, donde fue encuadrado en una sección de ametralladoras del regimiento de Granada, siendo nombrado alférez provisional el primero de octubre de ese mismo año.

   Con su regimiento se hallará en diferentes acciones en la serranía rondeña, en una de las cuales, logró burlar la vigilancia de efectivos del Gobierno introduciendo en un camión con municiones para su unidad. Así mismo, realizó acciones en el puerto del Viento, en la carretera que va de El Burgo a Ronda y en la lucha que mantuvo con sus enemigos en la localidad de Júzcar, que duró más de sesenta horas a fines de 1936 y primeros de 1937.

   Por sus acciones, se le confirió el mando de una centuria del Tercio de Mora -del Requeté-, con cuyos compañeros llevó a cabo la conquista de cincuenta y siete localidades andaluzas y por cuyos méritos fue condecorado.

   Precisamente, hallándose atacando al pueblo de Pozoblanco, en Córdoba, el primero de abril de 1937, fue gravemente herido por la explosión de una granada, obligándole a permanecer de baja durante dos meses. Por esto, recibió la Medalla de Sufrimientos por la Patria el siguiente veintinueve de abril de 1939.

   El primero de mayo de 1938, es ascendido a teniente provisional.

   Una vez acabada la guerra, pasó a ser ayudante del gobernador civil de Málaga, donde permaneció poco tiempo, pues ingresa en la Academia Militar de Zaragoza, donde permanecería hasta 1941 cuando se le promueve a capitán provisional de infantería con antigüedad de veintiocho de abril de 1939. Antes, durante su estancia en la Academia, sus empleos de alférez y teniente provisionales se hacen efectivos el cuatro de diciembre de 1940.

   Tras salir de la Academia, es destinado a Málaga, donde pasó un tiempo, en el transcurso del cual puso en conocimiento de superiores su deseo de ir destinado a la División Española de Voluntarios, la conocida como División Azul, lo que consigue, marchando como capitán el tres de febrero de 1942 asignado a la tercera compañía del segundo batallón del regimiento 269.

   Estuvo cambiando de compañía siempre dentro del mismo regimiento: el veintitrés de marzo de 1942 en la tercera compañía del primer batallón; el veintiuno de febrero de1943, tras volver de un permiso, a la décimo quinta compañía del cuarto batallón; por último, una semana después, el veintiocho de febrero pasa a la quinta compañía.

   En la noche del diecisiete de mayo de este último año, hallándose en el campo de batalla de Salavianska, al mando de la tercera compañía del segundo batallón, organizó por su cuenta una patrulla de asalto compuesta por dos oficiales, dos sargentos, dos cabos y ocho soldados.

   El objetivo, una avanzada soviética adelantada unos cien metros de sus líneas, se hallaba a medio kilómetro de la línea española. A las once de la noche, tras haber realizado un reconocimiento del objetivo, dividió el comando en tres grupos, dirigiendo él el central, y cuando ya estaba avanzando fueron descubiertos, lo cual no fue óbice para que siguieran el plan previsto y siguieron su avance penetrando en la posición soviética, un búnker, el cual volaron, haciéndose con dos fusiles ametralladoras, armas automáticas y matando a cuantos pudieron, pero en la retirada fue gravemente herido en una pierna y en la espalda, al parecer por la metralla provocada al estallar una granda, debiendo ser rápidamente evacuado a la posición española, aunque fue en vano, pues se desangró, muriendo tres horas después, siendo enterrado en el cementerio de Ssluzk, fila M, fosa 23. (1)

   Por esta acción, se le concedió la Medalla Militar Individual a título póstumo, el veintitrés de febrero de 1948. Tuvo el “honor” de ser el capitán más joven en caer en el Frente Ruso.

   Además de esa medalla, estaba en posesión de las siguientes condecoraciones:

Placa de María Cristina,

Medalla Militar Colectiva del Tercio de la Falange,

Medalla de la Campaña 1936-1939,

Cruz de Hierro de 2ª Clase y

Medalla Militar del Este con Distintivo de Asalto.

   En la prensa -la única a la que he podido acceder- apareció la siguiente noticia:

Ha caído en Rusia el capitán de Infantería nuestro camarada Vera.

   Es la frase quo traen hoy tantas cartas de voluntarios de la División Azul, donde no había nadie que no lo admirara y quisiera.

   Modelo de militar y falangista ha caído en tierras de Rusia cuando efectuaba un golpe de mano; con el contrasentido de sus veintiséis años y en el mes de mayo, en que se florecían sus tierras andaluzas.

   Era cadete al iniciarse el movimiento y estaba de permiso en Ronda, donde fue perseguido por los rojos, hasta la liberación de aquella ciudad. Incorporado inmediatamente a la columna liberadora, fue ascendido al empleo de alférez cuando tenía diecinueve años de edad, tomando parte en todas las operaciones de la Serranía de Ronda.

   Ya teniente, pasa al glorioso primer tercio de F. E. T. de las J. O. N. S. de Cádiz, que mandaba el comandante Mora Figueroa, en el que tuvo a su mando la tercera compañía durante la campaña, siendo herido dos veces.

   Ascendido a capitán y después de su paso por la Academia de Zaragoza, es destinado al Regimiento número 8 de Málaga, hasta que consiguió su deseo, reiterado e insistente, de marchar a la División Azul, donde, después de permanecer 16 meses haciéndose querer por superiores y subordinado y admirar a todos por su temple y espíritu, encuentra gloriosa muerte en la madrugada del 19 de mayo.

   Era el capitán más joven del Arma de Infantería y lograba hacerse querer y respetar de cuantos le conocían. Desde el general Esteban Infantes, que al día siguiente de la muerte del capitán Vera escribía a su madre diciéndole que había perdido a uno de sus mejores y más valientes oficiales, hasta su enlace falangista que se dirigía a una alta jerarquía del Partido diciéndole: «Tú, que conocías a Enrique, ya sabrás como le queríamos los que estábamos a sus órdenes»

   Todos recuerdan al capitán y camarada caído como modelo de valor y bondad y como confirmación de ello fue propuesto al llegarle su muerte para la Medalla Militar individual.

   El teniente Navarro, al escribir sobre él, pintó perfectamente lo que era su vocación y su espíritu: «Naciste militar y moriste como tal. Siempre a la cabeza de tus soldados, dando la cara al enemigo de hoy, que también lo fue ayer y que conocía de sus hazañas, siempre en los sitios de mayor riesgo»

   Por esta vocación suya tenía que morir como ha muerto. Seguramente ha sonreído, por lo que a él respecta, pensando en los suyos, con el concepto que de la muerte tenía de acto de servicio para sí y solo de sacrificio para los demás, que el mismo describía con las siguientes palabras: «La muerte de un soldado, manantial inagotable de dolor y lágrimas, de una madre; pero sacrificio necesario y glorioso cuando se cae en defensa de Dios y de la Patria.»

   ¡¡Capitán de Infantería, camarada Enrique Vera Fernández: ¡¡Presente!!

(Tomado del periódico FE. Falange Española. 11-6-1943, p. 4)

   Tras su muerte se le nombró comandante honorífico y seiscientos cadetes de la Academia Militar de Guadalajara le rindieron un homenaje, homenaje que se le realizó también en Zaragoza y en Málaga, donde su funeral fue muy concurrido, con presencia de autoridades civiles y militares, así como de la Falange.

   Era miembro de las milicias de FET y de las JONS. Tiene dedicada una calle en Málaga, en la zona oeste de la ciudad, en el grupo de viviendas Nuestra Señora de la Victoria, 526 viviendas entregadas en 1946.

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(1) No he logrado encontrar el cementerio en ningún mapa, aunque al parecer está cerca de San Petersburgo. Según he leído, bastantes españoles fueron enterrados allí.

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TENIENTE FRANCISCO SEGALERVA RUIZ.

Nació en Málaga, el diez de abril de 1901, hijo de Francisco Segalerva Mercado y de Josefa Ruiz Molina.

   Tuvo su entrada en el servicio en la Academia de Infantería el siete de septiembre de 1919, saliendo con el empleo de alférez el siguiente catorce de noviembre de 1921, siendo destinado regimiento de Borbón nº 17.

   El siete de junio de 1923 es destinado al Grupo de Fuerzas Regulares indígenas Melilla nº 2 y en este destino tuvo su bautismo de fuego en la corta pero dura batalla habida con el enemigo en Tizzi Aza, donde fue herido.

   El catorce de noviembre siguiente asciende al empleo de teniente.

   El veintidós de mayo de 1924 se le añaden a su Medalla Militar de Marruecos dos aspas rojas de herido en campaña.

   Pero donde nuestro Francisco alcanzó «fama inmortal» fue en la toma de la posición de Kudia Tahar, el diez de septiembre de 1925, donde cayó muerto y se forjó su leyenda.

         El día diez de septiembre de 1925 la compañía de nuestro Francisco formaba parte de la columna mandada por el coronel Amado Balmes Alonso, siendo designada para marchar en vanguardia por la ladera izquierda de un barranco de gran anchura, demasiada para la poca fuerza que estaba avanzando por él, lo cual suponía un peligro. El nombre del barranco: Dar Halea.

   Al principio de la marcha, esta fue tranquila y sin ninguna clase de incidentes a través del matorral y la arboleda que poblaba la zona, tan tranquila que parecía como que el enemigo se encontraba a mil leguas del lugar.

   Al ser tan ancho el barranco, dificultaba enormemente vigilar todos sus accidentes, de modo que a pesar de la sensación de tranquilidad, nuestros hombres avanzaron cautelosamente, tanto que tan solo recorrieron unos tres kilómetros en más de hora y media, mirando para todas partes, pero en el momento menos esperado, desde las alturas de la laderas y algunas cuevas, se inició un vivísimo fuego contra los soldados españoles, ante lo cual la columna frenó en seco buscando donde ponerse a cubierto, siendo bastante difícil determinar con exactitud de donde procedía tan nutrido fuego y con el peligro de que el enemigo les sorprendiera también por la retaguardia,  convirtiéndose aquello en una ratonera.

  En ese momento, el capitán de la compañía de nuestro Francisco, que se hallaba en la vanguardia de las fuerzas españolas, tomó dos secciones de la misma, una la de Francisco, y con ellas realizó un avance hacia unas trincheras rifeñas que se hallaban bastante próximas a ellos, con la idea de tomarlas al asalto, ocuparlas y establecer en ellas una base desde la cual proteger el avance de la columna.

   Como se puede imaginar, el asalto fue peligrosísimo, pues el enemigo avanzó por el flanco izquierdo español con la intención de envolverle y aniquilarlo, pero nuestro Francisco Segalerva se dio cuenta de la movida y sin dudarlo ni un segundo, se lanzó seguido de su sección a impedirlo, a pesar de su manifiesta inferioridad numérica, lo cual no fue óbice para lanzarse al ataque.

   Desde luego fue una temeridad, pues pronto se vio dominado por los rifeños, comprometiendo la situación de asalto, pues no solo se corría el riesgo de que la sección fuera aniquilada por el fuego enemigo, sino que, además, iba a aislar al resto de los hombres del resto de la columna.

   Cuando el capitán ordenó, ya a la desesperada y a cara de perro avanzar a ver qué se podía hacer, vio con gran asombro como la sección de Francisco Segalerva, con él al frente, y a pesar de su inferioridad numérica y lo accidentado del terreno, se lanzaba hacia la posición enemiga con granadas de mano a ocupar la posición, lo que al final lograron, desalojando a los rifeños, aunque antes de que eso ocurriera, un certero disparo en la cabeza lo había tumbado.

   Tras ocupar la trinchera, profunda, de gran longitud muy difícil de ver desde la posición que en un primer momento se hallaban los españoles, se recogieron los cuerpos de los heridos y muertos, ocupándose el capitán personalmente del teniente Segalerva, procediendo a su cura y a preguntarle por sus últimas palabras, las cuales, siempre según el capitán, fueron:

«Muero, pero muero por España»

Tras lo que al momento perdió el conocimiento, falleciendo muy pocos instantes después.

   El día diez de septiembre de 1925 la compañía de nuestro Francisco formaba parte de la columna mandada por el coronel Amado Balmes Alonso, siendo designada para marchar en vanguardia por la ladera izquierda de un barranco de gran anchura, demasiada para la poca fuerza que estaba avanzando por él, lo cual suponía un peligro. El nombre del barranco: Dar Halea.

   Al principio de la marcha, esta fue tranquila y sin ninguna clase de incidentes a través del matorral y la arboleda que poblaba la zona, tan tranquila que parecía como que el enemigo se encontraba a mil leguas del lugar.

   Al ser tan ancho el barranco, dificultaba enormemente vigilar todos sus accidentes, de modo que a pesar de la sensación de tranquilidad, nuestros hombres avanzaron cautelosamente, tanto que tan solo recorrieron unos tres kilómetros en más de hora y media, mirando para todas partes, pero en el momento menos esperado, desde las alturas de la laderas y algunas cuevas, se inició un vivísimo fuego contra los soldados españoles, ante lo cual la columna frenó en seco buscando donde ponerse a cubierto, siendo bastante difícil determinar con exactitud de donde procedía tan nutrido fuego y con el peligro de que el enemigo les sorprendiera también por la retaguardia,  convirtiéndose aquello en una ratonera.

  En ese momento, el capitán de la compañía de nuestro Francisco, que se hallaba en la vanguardia de las fuerzas españolas, tomó dos secciones de la misma, una la de Francisco, y con ellas realizó un avance hacia unas trincheras rifeñas que se hallaban bastante próximas a ellos, con la idea de tomarlas al asalto, ocuparlas y establecer en ellas una base desde la cual proteger el avance de la columna.

   Como se puede imaginar, el asalto fue peligrosísimo, pues el enemigo avanzó por el flanco izquierdo español con la intención de envolverle y aniquilarlo, pero nuestro Francisco Segalerva se dio cuenta de la movida y sin dudarlo ni un segundo, se lanzó seguido de su sección a impedirlo, a pesar de su manifiesta inferioridad numérica, lo cual no fue óbice para lanzarse al ataque.

   Desde luego fue una temeridad, pues pronto se vio dominado por los rifeños, comprometiendo la situación de asalto, pues no solo se corría el riesgo de que la sección fuera aniquilada por el fuego enemigo, sino que, además, iba a aislar al resto de los hombres del resto de la columna.

   Cuando el capitán ordenó, ya a la desesperada y a cara de perro avanzar a ver qué se podía hacer, vio con gran asombro como la sección de Francisco Segalerva, con él al frente, y a pesar de su inferioridad numérica y lo accidentado del terreno, se lanzaba hacia la posición enemiga con granadas de mano a ocupar la posición, lo que al final lograron, desalojando a los rifeños, aunque antes de que eso ocurriera, un certero disparo en la cabeza lo había tumbado.

   Tras ocupar la trinchera, profunda, de gran longitud muy difícil de ver desde la posición que en un primer momento se hallaban los españoles, se recogieron los cuerpos de los heridos y muertos, ocupándose el capitán personalmente del teniente Segalerva, procediendo a su cura y a preguntarle por sus últimas palabras, las cuales, siempre según el capitán, fueron:

«Muero, pero muero por España»

   Tras lo que al momento perdió el conocimiento, falleciendo muy pocos instantes después.

   El seis de julio de 1928, tuvo lugar el inicio del juicio contradictorio para ver si era acreedor a la Laureada de San Fernando, siéndole concedida por Real decreto de catorce de julio de ese mismo año. 


5-10-1925.  Cortejo fúnebre atravesando calle Larios. 
Tomada del grupo de Facebook Solo fotos antiguas de Málaga

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Málaga - 2024

miércoles, 21 de agosto de 2024

TENIENTE CORONEL ANTONIO CAMACHO BENÍTEZ

   Nació en Málaga el veinticuatro de marzo de 1892, que tuvo su ingreso en el servicio el veintiuno de junio de 1910 y que salió de oficial tercero el veinticinco de junio de 1914, con destino sobrecargo del vapor Gandía, en Ceuta.

   Ascendió a teniente de Intendencia el siguiente veinticinco de junio de 1916, con destino en el Departamento de Víveres de Nador.

   El diecinueve de octubre de 1920 asciende a capitán, con destino en el Servicio de Aeronáutica en comisión, donde aprendió a pilotar aviones militares.

   El treinta de septiembre de 1926 asciende a comandante, con destino en el Servicio de Aviación. El treinta del mismo mes asciende a teniente coronel.

  El trece de enero de 1936, se le confiere el mando de las Fuerzas Aéreas de África de aviación militar, situación que se mantuvo hasta el siguiente seis de octubre, que cesa en dicho cargo y se le nombra Inspector General de Fuerzas y Escuelas Industrias y Material Aéreos.

   Habiéndose decantado por permanecer fiel al gobierno de la República, el dieciocho de julio le pilla al mando del aeródromo de Getafe y el trece de marzo de 1937 es nombrado subsecretario del Aire.

   El siguiente veinticinco de febrero es declarado apto para el ascenso a coronel, siendo ya para febrero de 1938 coronel jefe de la aviación del ejército de la República, cargo del que presentó la dimisión, siéndole aceptada el siguiente cinco de abril de 1938. Tras esto fue nombrado Jefe de las fuerzas aéreas de la zona centro-sur.

   Estando a punto de finalizar la guerra, se mostró partidario del llamado Consejo Nacional de Defensa y de entablar negociaciones de paz con el general Franco y no continuar con una resistencia que a todas luces estaba condenada al fracaso y evitar la continuidad de la guerra, pero las conversaciones fracasaron, ante lo cual optó por exiliarse en un primer momento embarcando en Gandía en el vapor británico Galatea rumbo a Londres y posteriormente a México, donde desembarcó en 1940. Allí, se dedicó a la enseñanza, mayormente en la Universidad Obrera. Así mismo, se dedicó a dar conferencias y charlas.

   El tres de noviembre de 1941, es dado de baja en el Ejército con el empleo de teniente coronel.

   Como ya hemos dicho, contrajo matrimonio en Melilla con Elisa Huelin Gómez el ocho de septiembre de 1919. Falleció en el Hospital Español de la ciudad de México el veinticinco de septiembre de 1974.

   En 1927 recibe la Medalla Militar Individual en la Campaña de África por real orden de primero de septiembre de ese año y por el siguiente motivo:

   “…por su distinguido comportamiento en el abastecimiento de posiciones asediadas el día 10 de octubre de 1924, que salió pilotando un aparato Havillan para abastecer la posición Ain-Rapta, sitiada por el enemigo, y al llegar a dicha posición, volando muy bajo para cumplir su misión con mayor eficacia, recibió el aparato varios impactos en el motor, y al efectuar la segunda pasada, resultó herido en una pierna, y no solamente terminó su cometido, sino que, una vez curado en el aeródromo dando admirable prueba de abnegación, volvió a la citada posición y continuó su abastecimiento e hizo el de otras varias también sitiadas”.

   De esas varias posiciones sitiadas mencionaré la de Tefer, participando hasta el once de noviembre en la defensa de dicha posición.

   Durante todo el tiempo que permaneció en Marruecos pilotando aviones, realizó casi seiscientos servicios de guerra.

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Málaga - 2024

HUELIN GÓMEZ. UNA FAMILIA DE MILITARES.

    El teniente coronel artillería Carlos Huelin Arssu (1861-1915), natural de Málaga, contrajo matrimonio con Elisa Gómez Amat el primero de octubre de 1889. Dicho matrimonio tuvo nueve hijos, de los cuales dos fueron mujeres y siete varones, a saber:  Carlos, Fernando, Adolfo, Elisa, Antonio, Luis, Agustín, Francisco y Josefina.

   De las dos mujeres, sé que Elisa Huelin Gómez (Melilla, 16-10-1895) estaba casada con un oficial de Intendencia (teniente en 1919) llamado Antonio Camacho Benítez, natural de Málaga, hijo del, en ese momento, teniente coronel de Infantería Antonio Camacho.

   De la otra hermana, Josefina Huelin Gómez, no se más que falleció antes de noviembre de 1917 (la noticia se puede confirmar en el periódico El Telegrama del Rif del 5-1-1919, p. 1)

   De los siete varones, seis realizaron la carrera de las armas, bien animados por sus padres, bien por iniciativa propia, bien por una conjunción de ambas.

   El varón restante, Fernando (1891- ¿), fue oficial mayor de la Junta de Fomento. Estaba casado con Concepción Carcaño Más. Fallecida el 26-8-1924.

   Es decir, que de nueve hijos, al menos siete están relacionados con el ejército.

   Este trabajo es un breve resumen de las biografías militares de los seis hermanos que sirvieron en el Ejército.

1º- Carlos Huelin Gómez:

   Nació el dieciocho de septiembre de 1890. Ingresó en el servicio el primero de septiembre de 1907 en el Cuerpo de Artillería, saliendo de teniente el veinticinco de junio de 1912, con destino en el regimiento de Montaña de la Comandancia de Melilla.

   El quince de octubre de 1917 asciende a capitán, continuando en la comandancia de Melilla. Para 1927 nos lo encontramos desempeñando su empleo en la fábrica de pólvoras de Murcia, donde permaneció hasta el siguiente dos de junio de 1929, que ascendió a comandante del arma con destino en el Laboratorio Central y Taller de Precisión.

   No vuelvo a encontrar noticias suyas hasta mayo de 1938, en que a pesar de estar retirado con el empleo de comandante del arma, el dieciocho de mayo de 1938 es nombrado se le nombra ayudante de campo del general de brigada y gobernador militar de Logroño José Tenorio Muesas y en esta situación, el veinticuatro de noviembre de 1939 reingresa en el servicio con el empleo de teniente coronel, con antigüedad de veintinueve de septiembre de 1937, como disponible en la primera región.

   Asciende a coronel el veintiuno de enero de 1941, con destino al Consejo Supremo de Justicia Militar. Contrajo matrimonio en marzo de 1918 con Josefina Sánchez Díaz, hija del coronel de artillería Sánchez Bernal.

2º- Adolfo Huelin Gómez:

   Nació en Málaga el once de septiembre de 1892. Tuvo su ingreso en el servicio el treinta y uno de agosto de 1912. Salió con el empleo de primer teniente de infantería el veinticuatro de junio de 1917, siendo su primer destino la plana mayor del regimiento Melilla Nº 2, (Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas Melilla Nº 2)

  Enfermo de tifus, no quiso hospitalizarse para no abandonar su puesto, lo cual pudo hacer cuando llegó el relevo, siendo entonces conducido a Melilla, pero ya la enfermedad había avanzado demasiado y falleció nada más entrar en la plaza el cuatro de enero de 1919. No he encontrado el lugar donde estaba su puesto. Está enterrado en el cementerio de la Purísima Concepción de Melilla, en el panteón de Regulares 2, nicho nº 23.


3º- Antonio Huelin Gómez:

   Nació en Málaga, el diecisiete de agosto de 1897. Tuvo su ingreso en el servicio el primero de septiembre de 1912.

   El siguiente veintiséis de junio de 1917 asciende a teniente de artillería, con destino en la Comandancia de Melilla.

 El treinta de noviembre de 1920 asciende al empleo de capitán con destino a la décima región, artillería pesada, donde, además, ejerció funciones de juez instructor. Permaneció en dicho destino hasta 1926, que pasó al regimiento a caballo, estando en ese destino hasta 1929, que quedó como disponible forzoso en la primera región, retirándose con ese empleo en 1930.

   La siguiente noticia que de él tenemos es que se presentó al concurso de pruebas de aptitud a Inspector en el Servicio Actuarial de la Subinspección general de Seguros, pruebas que superó y obtuvo la correspondiente plaza.

   Estaba casado con Luisa Majada Bascuñana.

   Falleció el primero de febrero de 1938.

4º- Luis Huelin Gómez:

   Nació en Málaga, el diez de junio de 1898.

   Tuvo su entrada en el servicio el siete de septiembre de 1914, saliendo como segundo teniente de infantería el veinticinco de junio de 1917, con destino al regimiento de San Fernando.

   Asciende al empleo de teniente de infantería el veinticinco de junio de 1919, con destino en el mismo regimiento, guarneciendo la circunscripción de Dar Drius.

   A pesar de hallarse en su casa de Melilla enfermo de paludismo, anginas y afectado el riñón, no dudó en incorporarse a su unidad, que se encontraba en la zona de Annual en las fechas de la tragedia de julio de 1921, haciéndolo en la sección de ametralladoras del segundo batallón. Fue muerto durante el combate, entre los días veintiuno y veintitrés. Su cuerpo no pudo ser identificado, siendo dado por desaparecido. 

5º- Agustín Huelin Gómez

   Ya he hablado de él en 

https://soldadomalagueno.blogspot.com/2024/08/capitan-agustin-huelin-gomez.html

6º- Francisco Huelin Gómez

   Nació en Málaga el treinta de junio de 1901.

   Igual que su hermano Agustín, inició su andadura militar ingresando en el Colegio Santa Bárbara y San Fernando, donde fue preparado para los exámenes de ingreso en la Academia de Infantería, donde tuvo su ingreso en el servicio el nueve de septiembre de 1919 y salió con el empleo de alférez el siguiente catorce de noviembre de 1921, siendo destinado al regimiento de Álava Nº 56.

   El catorce de noviembre de 1923 asciende a teniente y es destinado al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas Melilla Nº 2 y con él, se halló en bastantes combates con el enemigo, entre ellos los de Tizzi Aza y Tifaruin entre junio y agosto de 1923, donde el día dieciocho del segundo mes resultó herido.

   Durante las operaciones del Desembarco de Alhucemas, hallándose con su sección en Morro Nuevo el diecinueve de septiembre de 1925, pasó a desalojar a los enemigos que desde una posición ventajosa no cesaban de hostigar a los nuestros, logrando con gran esfuerzo apoderarse de la casa en la que se hacía fuerte el enemigo, matando a dos de ellos en una feroz lucha cuerpo a cuerpo y en la huida, el enemigo logró acertarle dos veces en el vientre con dos disparos u otro en el pecho, siendo rematado con un culatazo en la nuca.

   Está enterrado en el cementerio de la Purísima Concepción de Melilla, en el panteón de Regulares 2, nicho nº 23.

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Málaga - 2024

viernes, 16 de agosto de 2024

TENIENTE CORONEL CARLOS HUELIN ARSSU

   Carlos Huelin Arssu nació en Málaga, el seis de octubre de 1861, hijo de Carlos Huelin Newman y de Francisca Arssu Riera.

   Tuvo su ingreso en la academia el primero de noviembre de 1879, donde permaneció hasta el veintisiete de julio de 1883 obtiene el empleo de alférez y el seis de diciembre de 1884 asciende al empleo de teniente, siendo destinado al 5º cuerpo divisionario, donde permanece hasta el siguiente veintinueve de enero de 1886, que es destinado a continuar su servicio en la Academia de Artillería.

   El nueve de octubre de 1889 se le concede el pase a la situación de súper numerario con residencia en Málaga, donde contrajo matrimonio con Elisa Gómez Amat el siguiente primero de diciembre.

   El primero de julio de 1891 asciende a capitán y es destinado el siguiente veintitrés de diciembre al ejército de Ultramar.

   El catorce de abril de 1896, es nombrado profesor de la Academia de Artillería. Para esta fecha ya es capitán del arma con destino en el décimo tercer batallón de plaza, donde permanece hasta el siguiente primero de julio de 1898, que por petición propia es apartado de dicho centro.

   Estando destinado en el batallón de artillería de la plaza de Melilla, el siete de septiembre de 1904 pasa destinado a las tropas de la comandancia de la misma plaza y estando en ese destino prestando su servicio, lo cual tiene lugar el siguiente veintitrés de noviembre, con destino en el Grupo de Montaña del campo da Gibraltar, pero el siguiente veinte de diciembre de 1905 retorna a la comandancia de Melilla.

   El veintitrés de julio del año de 1909, se halló en el combate sostenido con el enemigo en la posición de Sidi Musa y las proximidades de los lavaderos de mineral y por su comportamiento durante el enfrentamiento, fue premiado con la cruz de segunda clase del Mérito Militar con distintivo rojo.

   El diecisiete de junio de 1911 asciende al empleo efectivo de teniente coronel, pasando el siguiente diecisiete de julio a excedente en Melilla, en comisión, como intérprete de la Capitanía general de dicha plaza.

   El diecinueve de febrero de 1912, se halló en los combates sostenidos con el enemigo en el Zoco del Tenaín de Beni·bu·Yah, cerca de Melilla, donde por sus méritos fue acreedor a la Cruz del Mérito Militar de segunda clase con distintivo rojo, la cual le fue concedida el siguiente diez de abril.

   El veinte de septiembre de 1913, es declarado apto para el ascenso a coronel cuando por antigüedad le corresponda.

   Por Real orden de quince de septiembre de 1914, se le concede la placa de la Orden de San Hermenegildo, con antigüedad de ocho de mayo anterior.

   Debido a una enfermedad, falleció en Melilla el once de junio de 1915, a los cincuenta y tres años, siendo enterrado en el cementerio municipal de la Purísima Concepción, en la galería A, fila 4, nº 1, situada su tumba junto al panteón de los Regulares y a la izquierda del panteón de los Héroes, muy cerca de las tumbas de sus hijos Adolfo y Francisco.

   Hablaba a la perfección el francés, portugués, italiano, el alemán y el inglés, estos dos últimos aprendidos en su juventud, pues se educó en Alemania e Inglaterra.

   Escribió los siguientes libros:

- Compendio de gramática inglesa, editado por la academia de artillería, Madrid, 1896. Esta obra fue declarando de texto la Academia de Artillería y de Ingenieros, para los Aspirantes de la Escuela Naval y Escuela Suprior de Comercio de Bilbao. Por esta obra, recibió la cruz blanca de 1ª clase del Mérito Naval.

- Diccionario técnico inglés-español-alemán-francés, editado por Adrián Romo en Madrid, 1906. Por esta obra, se le concede la cruz de segunda clase del Mérito Militar con distintivo blanco en reconocimiento a su Diccionario técnico inglés-español-alemán-francés, el quince de septiembre de 1914.

- Enseñanzas de la guerra Ruso-japonesa, editado por la tipografía del periódico El telegrama del Rif, Melilla, 1907. Se trata de

   “…un folleto de 96 páginas, en el cual se examina con atención preferente cuanto concierne a la artillería en sus diversas clases de campaña, pesada y de sitio y plaza.”

   En la primera parte se estudian las características generales del combate, se dan á conocer las deducciones relativas al empleo de las tres armas y se analiza el funcionamiento de la artillería en tres períodos: época anterior á la batalla de Tachichao, batalla de este nombre, y grandes batallas estratégicas de Liaoyang, Sha-ho y Mukden.

   En la segunda parte se hace un resumen por fechas de las operaciones de ataque y defensa de Puerto Arturo, desde el 6 de febrero de 1Q04, hasta el 2 de enero de 1905, al cual se acompaña la correspondiente serie de deducciones…”

   Por esta obra y por la del Compendio de gramática inglesa, recibió la cruz de 1ª clase del Mérito Militar con distintivo blanco el veintiocho de diciembre de 1907.

   De sus nueve hijos, siete fueron varones y de los siete, seis fueron militares, a saber:

- Adolfo: teniente de infantería del GFRI Melilla Nº 2, fallecido el cuatro de enero de 1919

- Francisco: teniente del GFRI Melilla Nº 2. Se halló en bastantes combates con el enemigo. Precisamente en Morro Nuevo, Alhucemas, el diecinueve de septiembre de 1925, hallándose al frente de su sección pasó a desalojar a los enemigos que desde una posición ventajosa no cesaban de hostigar a los nuestros, causando bastantes bajas y en la acción recibió un disparo que le causó la muerte.

   Estos dos están enterrados en el cementerio de la Purísima Concepción de Melilla, en el panteón de Regulares 2, nicho nº 23.

- Luis: teniente de infantería con destino en la compañía de ametralladoras del segundo batallón del regimiento San Fernando Nº 11, que tenía encomendada la misión de guarnecer la circunscripción de Dar Drius. A pesar de hallarse en su casa de Melilla enfermo de paludismo, anginas y afectado el riñón, no dudó en incorporarse a su unidad, que se encontraba en la zona de Annual en las fechas de la tragedia de julio de 1921. Fue muerto en combate y su cuerpo no pudo ser identificado.

- Agustín, del que ya he hablado y que alcanzó el empleo de capitán de infantería. Falleció el 18 de julio de 1936.

- Antonio, que alcanzó el empleo de capitán de artillería, con el que se retiró. Debió de Debió de sufrir algún tipo de accidente, bien en acción de guerra o de cualquier otra índole, pues diez de julio de 1931 pasó a situación de retirado y debió quedar bastante mal pues el veintiocho de febrero de 1938, su esposa, María Luisa Majada Bascuñana empezó a cobrar una pensión por su marido.

- Carlos: Nació el dieciocho de septiembre de 1890. Ingresó en el servicio el primero de septiembre de 1905. Coronel desde el veintiuno de enero de 1941. Estaba casado con Josefina Sánchez Díaz.

Soldado Malagueño 

Málaga - 2024

jueves, 15 de agosto de 2024

CAPITÁN AGUSTÍN HUELIN GÓMEZ

    Agustín Huelín Gómez nació en la ciudad de Málaga, hijo del teniente coronel de artillería Carlos Huelin Arssu y de Elisa Gómez Amat.

   Por la documentación manejada, se tiene constancia de que en 1916 ingresó en el Colegio de Santa Bárbara y San Fernando para realizar los cursos preparatorios para poder ingresar en la Academia Militar de Infantería y tras superar los exámenes, tuvo ingreso en esta última en septiembre de 1919.

   El catorce de noviembre de 1921 y tras haber realizado satisfactoriamente los cursos, sale con el empleo de alférez de infantería, con destino al regimiento Álava Nº 56, en el que permanece hasta el siguiente veintisiete de diciembre de 1922, que pasa destinado al batallón de Cazadores de Chiclana, Nº 17, en el ejército de África.

   Declarado apto para el ascenso a teniente el dieciséis de noviembre del año siguiente, es destinado al ascender al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla, Nº 2permaneciendo en dicho destino hasta el veintiséis de febrero de 1924, que es trasladado al regimiento Serrallo Nº 69.

   El seis de septiembre de 1930 es ascendido a capitán de infantería, con la antigüedad de treinta de junio, aunque posteriormente se e reconoce la antigüedad de veintiuno de febrero. Tras ascender a capitán, es destinado a continuar sus servicios en el regimiento de Córdoba Nº 10.

   No he conseguido encontrar el dato, pero pasó destinado a Cuerpo de Seguridad, donde al parecer no hizo muchos amigos. Permaneció en dicho Cuerpo hasta el veintinueve de febrero de 1936, que quedó como disponible forzoso en la segunda división, donde permaneció poco tiempo, pues por orden de veintiocho de abril siguiente se le destina al regimiento Victoria Nº 17.

   El dieciocho de julio de 1936 al frente de una compañía del regimiento, acompañado por el comandante del Estado Mayor Delgado Jiménez, salió del cuartel de Capuchinos con el papel que tenía impreso el bando de declaración del estado de guerra, remitido desde Sevilla, en dirección a la comandancia militar.

   La compañía de Huelin se dirigió hacia la Acera de la Marina, donde uno de los trabajadores del servicio de tranvía allí congregados, les salió al paso al grito de «Viva la República». Ante esto, un soldado o un oficial de la compañía le dispara, por fortuna sin herirle de gravedad. Pero eso enfureció a los tranviarios, quienes armados iniciaron un tiroteo con la tropa, pero esta estaba bien pertrechada y los rechazó, continuando esta su marcha al palacio de la Aduana, sede del Gobierno Civil, escuchándose disparos allí.

   La sede del gobierno civil solo estaba protegida por once guardias de asalto. Ante el conocimiento de la venida de los sublevados, el gobernador dictó rápidamente órdenes y en poco tiempo -con la colaboración de la radio que llamó a las armas- logró que se unieran a los once otros cuantos guardias de asalto a las órdenes del capitán Molino, armados con ametralladoras y morteros de cincuenta.

   Tras salir de la comandancia militar, Agustín Huelin y su compañía se dirigieron al Gobierno Civil, con la intención de apoderarse de este, así como del Ayuntamiento, Telégrafos y Telefónica, siendo rechazados de todos menos de la Telefónica, que mantuvieron ocupado hasta la madrugada del siguiente día diecinueve.

   A pesar de que los militares leales al Gobierno ocuparon el centro de la ciudad, no pudieron evitar la ola de incendios que se sucedió durante ese día, como el Círculo Mercantil, el palacio de los marqueses de Larios, cafés, hoteles, comercios y casas particulares.

   Conforme avanzó el día, el capitán Huelin, viendo perdida la situación se dirigió al cuartel de Capuchinos, donde fue detenido y llevado preso, le dieron muerte -al parecer cruel- y fue arrastrado por las calles, dejándolo tirado en ella durante varios días, donde fue objeto de vilipendio. No he encontrado información sobre si su cadáver fue recogido y enterrado por la familia en el cementerio o lo recogieron otras personas y enterrado en otro lugar.

    Su acción de los días dieciocho y diecinueve de julio de 1936 fueron consideradas como acciones de guerra, lo cual quedó confirmado por la siguiente orden:

   Acciones de guerra.— (Orden de 28 de julio).  (*)

   Declarando acciones de guerra los hechos realizados por la guarnición de Málaga que se citan.

   Estado Mayor del Ejército

   Como resultado de la información practicada con arreglo a lo dispuesto en la orden de 25 de noviembre de 1939 (D. O. núm. 63) sobre los hechos realizados por la guarnición de Málaga los días 18 y 19 de julio de 1936, he resuelto lo siguiente:

   Se declaran acciones de guerra a todos los efectos los hechos realizados por las siguientes fuerzas y personal:

Compañía del Regimiento de Infantería La Victoria núm. 8. de composición especial, que al mando del capitán de Infantería D. Agustín Huelin salió a declarar el estado de guerra.

(* Se refiere a 1943)

   Estaba casado con Adela Manzano Ramos. Tiene dedicada una calle en Málaga.

NOTA: la foto está tomada de la página:

http://www.generalisimofranco.com/GC/malaga/00A.htm

Soldado Malagueño

Málaga - 2024

lunes, 5 de agosto de 2024

TENIENTE GENERAL ROMUALDO PALACIO GONZÁLEZ.

   Nació Romualdo en la ciudad de Málaga el siete de febrero de 1827 y era hijo del teniente coronel de infantería Mariano Palacio y de María González.

   El diez de julio y por gracia real, es nombrado cadete, permaneciendo con su familia y formándose para adquirir los conocimientos necesarios que le permitirían el seis de mayo de 1841 se nombrado cadete mayor y pasar a continuar sus estudios y formación en el regimiento de infantería de Navarra, hallándose con éste en diversas plazas de España.

   El treinta de mayo de 1843 pasa a Albacete en las filas del batallón que se adhirió al pronunciamiento y alzamiento contra Baldomero Espartero y aunque no estaba de acuerdo y así lo manifestó, permaneció en su puesto, aunque ello no fue óbice para que no se le incluyera en los ascendidos a oficiales, situación que le afirmó en la defensa de sus ideas liberales.

   El veintidós de julio de ese año, se halló en la batalla de Torrejón de Ardoz, entre las tropas del general Narváez y las del general Seoane y que se saldó con la victoria de los moderados, lo que supuso el exilio de Espartero y el comienzo de la llamada Década Moderada. Tras la batalla, recibió el grado de subteniente, que le fue concedido el siguiente cinco de diciembre.

   Una vez liquidados estos sucesos, pasó a diferentes lugares de guarnición entre julio de ese año y 1848: Real Sitio de San Ildefonso, Zaragoza, diferentes puntos de las provincias catalanas y vascongadas y Castilla, y en el transcurso de este tiempo obtuvo el dos de marzo de 1845 el empleo efectivo de subteniente.

   El quince de mayo de 1849 se le destina al batallón de cazadores de Tarifa, con el que participa en todos los movimientos que este batallón llevó a cabo durante la Segunda Guerra Carlista y una vez finalizada, pasó a Barcelona, destinado a la Escuela de Gimnasia y Armas de esa plaza, donde permaneció hasta junio del año siguiente, que destinado al regimiento de San Marcial como jefe de gimnasia, dirigiendo la construcción del gimnasio que se hizo en la ciudadela de Pamplona.

   El veinte de diciembre de 1851 obtiene el grado de teniente, que se hizo efectivo el siguiente febrero de 1853, siendo trasladado al regimiento de infantería de Zaragoza, donde prestó su servicio en esa plaza y en la de Burgos, pero debido a que sus ideas liberales no eran del agrado de más de uno, en marzo de 1854 se le castigó destinándolo al Ejército de Filipinas. Ante esto, pidió que se le formase causa formal, a la vez que solicitaba la licencias absoluta, pero no fue escuchado y se le dijo que una vez en aquellas islas realizara su petición y para que el castigo no fuera tanto, se le concedió el empleo  de capitán, a ver si así se aguantaba, aunque en vez de aguantarse y marchar a Filipinas, abandonó en Ejército, causando baja en él.

   Pero como la carrera de las armas era su vida, retornó y se incorporó al alzamiento acaudillado por Leopoldo O´Donnell y con éste asistió en junio de 1854 a la batalla de Vicálvaro, donde por sus méritos se e ascendió a segundo comandante, pasando en agosto a servir como ayudante del capitán general de Cataluña, permaneciendo en dicho destino hasta fin del siguiente mes de octubre, que pasó a continuar su servicio bajo las órdenes del director general de Caballería, permaneciendo así hasta que el siguiente primero de enero queda de reemplazo, permaneciendo e dicha situación hasta el siguiente mes de noviembre de 1858, que volvió nuevamente a ser ayudante de campo del capitán general de Cataluña, permaneciendo en dicho destino hasta octubre de 1859.

   Para esa fecha, España ya había declarado la guerra al sultanato de Marruecos y ardor patriótico aparte, vio una oportunidad de ascender en su carrera militar, de modo que sin dudarlo ni un instante, solicitó ir como voluntario a dicha campaña, siendo aceptada su solicitud y enviado al batallón de cazadores de Baza, donde ejerció la función de fiscal.

   Con el empleo asignado, el primero de noviembre embarca junto a su batallón en el vapor llamado Wifredo, con el que llega a Málaga, lugar de concentración de tropas con destino a Marruecos, donde una vez desembarcado es encuadrado en la primera brigada de la primera división, del tercer cuerpo de ejército, del mando del general Antonio Ros de Olano y una vez tomadas las disposiciones necesarias, embarca en el vapor Cataluña el once de diciembre, desembarcando al siguiente día en la plaza de Ceuta.

   Tras establecerse el campamento en las proximidades de la ciudad de Tetuán, no se perdió el tiempo, iniciándose las hostilidades en seguida, hallándose en los combates sostenidos con el enemigo entre el quince y el treinta de ese mes de diciembre, destacándose Romualdo por sus acciones, sufriendo una contusión en uno de los brazos en el combate del día veinte, recibiendo por ello una mención honorífica y por su excelente actuación en el combate del día veinticinco recibió, ni más ni menos, la Cruz de San Fernando de primera clase.

   Desgraciadamente no he encontrado ninguna información sobre su actuación de ese día, que le hizo merecedor a tal distinción.

   En fin, que la guerra continuó  y ya en enero, lo vemos batirse entre el cuatro y el treinta  y uno de enero del año siguiente en el Cerro de la Condesa, Valle de Maragut, alturas del río Cajistanes, lagunas de Cabo Negro, alturas y fuertes de dicho cabo,  y el día veintitrés en los llanos y laguna próximas al fuerte de la Estrella, donde al frente de tres compañías formadas en guerrilla se vio arrollado por un enorme contingente de caballería mora, pero rehaciéndose y dando ánimos a los hombres de su mando, logró frenarlos y batirlos totalmente, por cuyo hecho fue felicitado por sus jefes y premiado con su ascenso a primer comandante.

   Desde luego, no le salió gratis, pues durante el combate se le partió una pierna, lo cual no fue óbice para que sobreponiéndose al dolor, continuara montado a caballo dando órdenes y acometiendo valerosamente al enemigo, hasta su derrota, recibiendo las curas necesarias suficientes para poder seguir en activo, viéndosele al mando de las compañías asignadas realizar las órdenes recibidas con éxito.

   El cuatro de febrero se halló en la Batalla de Tetuán, protegiendo con su batallón "…la artillería de la extrema izquierda de la línea y, por consiguiente, la vanguardia del Ejército"

   En esta batalla estaba al mando de cuatro compañías en guerrilla, con las que sin cesar contuvo las acometidas del enemigo y una vez desbaratados se unió al batallón, el cual, con el coronel en cabeza, se lanzó en tromba contra los moros batiéndolos, dispersándolos y apoderándose de sus trincheras, tiendas, bagajes y artillería.

   La siguiente operación militar en la que se halló, fue la del once de marzo, en las alturas de Samsa y después en la batalla de Wad Ras del día veintitrés, donde un balazo mató a su caballo.

   El siguiente día veintiocho pasó a servir a las órdenes del teniente general Turón, donde permaneció hasta su regreso a últimos de abril a la Península, haciendo su desembarco en el puerto de Barcelona.

   El diecisiete de octubre, después de haber permanecido de reemplazo desde abril, es destinado al regimiento de Isabel II, donde continuó prestando el servicio de su clase, pero la realidad se le impuso, pues la fractura de la pierna mal curada y el abuso realizado de ella le pasó factura, pues le obligó, a su pesar, a solicitar el retiro en calidad de "…inutilizado en la Guerra de África", obteniendo dicho retiro a finales de enero de 1861. No obstante, el nueve de mayo de 1862 se le concede el grado de coronel y a partir de entonces, desaparece de la vida militar y pocas son las noticias sobre el disponibles, por no decir que no he encontrado ninguna.

   Pero esto no quiere decir que aquí termine su vida militar, no, pues al llegar 1868, con su pierna ya curada, se adhiere al alzamiento llevado a cabo por el general Francisco Serrano Domínguez, que acabó con el reinado de Isabel II, siendo uno de los militares que se alzaron en armas el dieciocho de septiembre en Santoña, acudiendo al combate que tuvo lugar en Santander el día veinticuatro.

   Tras la promulgación de la nueva Constitución de 1869, que invistió a Serrano como regente, Romualdo Palacio obtuvo el empleo de teniente coronel por antigüedad y el de coronel por gracia general y con antigüedad de veintidós de junio de 1866, concediéndosele el mando del regimiento del infante, al frente del cual llevó a cabo operaciones de persecución de elementos carlistas que sembraban el caos y el temor en las zonas donde operaban en la provincia de Zaragoza.

   Permaneció en esa situación hasta el diez de junio, que por su ascenso a brigadier, cesa en el mando del regimiento, asumiendo el mando de una brigada creada por el capitán general de Aragón y compuesta por el regimiento del Infante y el batallón Cazadores de Arapiles, pues ante los tambores de guerra civil que se estaban empezando a oír, se hacía necesaria su creación, partiendo con la brigada a Vitoria, plaza a la que llegó el siguiente diecisiete de julio, uniéndose a la brigada el regimiento de Bailén, el batallón Cazadores de Alcántara y Carabineros y con estas fuerzas ejerció tal control en la zona asignada que evitó el alzamiento de los carlistas, tras lo cual y ya sin los Cazadores de Alcántara y los Carabineros, retornó a Zaragoza, desde donde partió el veintisiete de septiembre a Cataluña para ayudar a sofocar la rebelión republicana federal que había estallado poco antes.

   Una vez en el teatro de operaciones, se halló combatiendo a los sublevados por los montes de la comarca de Manresa y montaña de Montserrat, desalojó a los mil quinientos sublevados de la plaza de Esparraguera, acción donde recibió el roce de un balazo que no le impidió continuar de operaciones, tomando primero la plaza de Olesa y después la de Martorell después el veintinueve, entrando en Barcelona el día siguiente.

   Una vez en dicha plaza, se le proporcionaron dos piezas de artillería de montaña y treinta hombres a caballo, saliendo de nuevo a operar por la zona anteriormente dicha, pero recibió órdenes de pasar el día dos de octubre a atacar las plazas de Reus, en Tarragona, y Valls an Lérida, donde tras las operaciones oportunas, consiguió la rendición de los sublevados.

   Como la sublevación contra el gobierno había prendido en diferentes puntos, el nueve de octubre se le ordenó pasar a Valencia, lo que efectuó por ferrocarril al mando del segundo batallón del regimiento del Infante, el batallón Cazadores de Arapiles y cinco compañías de los Cazadores de Alcántara, a los que se unieron el siguiente día catorce el primer batallón del regimiento del Infante y el resto de los cazadores de Alcántara.

   Con estas fuerzas, el día once se enfrentó en las proximidades de Murviedro a unos dos dos miol rebeldes, que si bien no los batió, si logró disolverlos, impidiendo que entraran en Valencia. El día doce atacó y deslojó a los rebeldes del barrio de Marchalanes, pasando después a batirlos en Mulata, atacando la calle del Mar, tomando la plaza del Mercado y ocupando algunas iglesias, tras lo cual consiguió dominar la situación, consiguiendo el retorno de la paz a Valencia.

   Por todas las acciones antes mencionadas en Cataluña y Valencia, el once de diciembre (1869) fue recompensado con la Gran Cruz Roja del Mérito Militar.

   Tras asegurarse la tranquilidad y el orden, fue Palacio llamado a Madrid, donde recibió el mando de la primera brigada del ejército de Castilla La Nueva, donde permaneció prestando el servicio hasta el dieciocho de febrero de 1870, que recibió el mando de una brigada con la que pasó al País Vasco, con el encargo de mantener el orden y la tranquilidad, estableciendo su cartel en Vitoria, donde permaneció hasta el siguiente seis de mayo, que pasó en comisión a Bilbao para un acto en memoria de los sitios que sufrió la villa los años de 1835 y 1836.

   La paz duró poco, pues en las provincias de Vizcaya y Navarra se alzaron en armas alrededor de diez mil carlistas, iniciándose una nueva guerra. Ante este suceso, el veintisiete de agosto se puso en campaña Romualdo Palacio, quien vio reforzada su fuerza con el batallón Cazadores de las Navas, el regimiento de la Princesa y los llamados tercios navarros, dividiendo su fuerza en cinco columnas, logrando en ocho días acabar con la insurrección con la toma de Oñate el cinco de septiembre, tras lo cual pasó a Tudela y de allí a Madrid, donde el día veintitrés tomó el mando de una brigada con la que el veinticuatro de diciembre partió para Cartagena, para recibir y tributar los honores debidos a la llegada del nuevo rey de España: Amadeo  de Saboya, a quien debió recibir Juan Prim y Prats, pero cuy asesinato impidió que así fuera.

   Acompañó Romualdo a Amadeo hasta Madrid, haciendo, como es bien sabido, su entrada en la Villa y Corte el siguiente dos de enero de 1871.

   Este año, aparte de seguir al mando de la brigada, fue elegido representante del distrito de Balaguer para el Congreso de los Diputados. Así mismo, desde el seis de julio y hasta el quince de septiembre ejerció las funciones de comandante general del Real Sitio de San Ildefonso con motivo de la estancia de la Real familia en aquel lugar.

   Regresa a Madrid, a continuar su mando de la brigada hasta noviembre, que pasa a situación de cuartel, dedicándose entonces a sus obligaciones como diputado, aunque no por mucho tiempo, pues ¡nuevamente! se declaró la guerra carlista, siendo Romualdo Palacio enviado allí, donde el general Francisco Serrano le dio el mando de la primera brigada de la primera división del Ejército del Norte, poniéndose en marcha y operando por Navarra y las vascongadas durante los meses de abril y mayo, enfrentándose posteriormente, el catorce de junio, a los rebeldes en Peñas de Arriba, el siguiente día dieciocho en Puerto de Tudaire y el diecinueve en la Sierra de Urbania, donde con un ejército bastante inferior, logró batir a un combinado de todas las fuerzas carlistas de Navarra, derrotándolos y dispersándolos, debiendo huir al extranjero los oficiales carlistas que se salvaron.

   Por sus méritos, el siguiente diez de julio se le otorgó el empleo de mariscal y en agosto el de comandante general de la primera división del Ejército de Castilla la Nueva. Así mismo, volvió a ser elegido diputado a Cortes por el distrito de Balaguer en la legislatura de 1872-1873.

   El veintiséis de diciembre de 1872 fue nombrado capitán general de Granada, tomando posesión del cargo el siguiente dos de febrero de 1873 y al poco de comenzar sus funciones, el día quince preparó su marcha a Málaga a sofocar un levantamiento republicano en Málaga, ciudad en la que entró el diecisiete, donde tras una serie de conservaciones restableció la paz y el orden en base a una serie de medidas, algunas pactadas con el gobierno de la nación, regresando a Granada el día dos de marzo, ciudad en la que organizó varias columnas para perseguir, cazar y batir partidas de insurrectos carlistas, lo cual consiguió en pocos días.

   Tras esos sucesos, se dedicó a la reorganización del Cuerpo de Carabineros, refuerzo de la instrucción y disciplina de los cuerpos a su mando, creación de un cuerpo de voluntarios movilizados y con el único batallón de infantería que le quedaba -pues el resto de la fuerza militar había salido de su distrito por orden gubernativa- más la Guardia Civil y los Carabineros consiguió mantener el orden en la zona asignada a su mando.

   Debido a una serie de sucesos ocurridos durante una ausencia por motivos de salud, presentó su dimisión del cargo, la que le fue aceptada el dieciséis de junio de ese 1873, quedando de cuartel en  Madrid, donde permaneció hasta el siguiente tres de septiembre fue nombrado segundo cabo de la capitanía general de Cuba, pero no llegó a tomar posesión del cargo, pues por decreto del dieciocho de octubre fue nombrado capitán general en jefe del distrito de Valencia.

   La situación en que cogió el mando no podía ser peor: miles de carlistas campando a sus anchas, insurrecciones cantonales por doquier, mandos sublevados, el ejército nacional hundido, … y todo ello contando con una escasa fuerza militar formada en su mayor parte por quintos sin instrucción y mal o nada equipados.

   Pero la experiencia y los ánimos de Romualdo Palacio se sobrepusieron a tal estado de cosas y a base de grandes esfuerzos equipó a los quintos, procurándoles instrucción, trajo una media brigada que se hallaba en Vinaroz y organizó dos brigadas con estructura de división, formada por unos cinco mil hombres y con estas fuerzas partió en ayuda de las del capitán general de Aragón para arrancar Morella de las garras de la insurrección, aunque todo estaba en contra de las desmoralizadas fuerzas del gobierno, debido a las impresionantes fuerzas con las que aquella contaba y a las derrotas que había cosechado.

   La situación era a todas luces suicida, pero eso no arredró a Romualdo Palacio, quien tras una vibrante y sentimental arenga llevó a sus soldados al ataque y tras más de seis horas de tremendos combates quebró la muralla rebelde, tomó Morella y dejó franco los caminos entre Madrid, Aragón y Valencia. Era veintisiete de noviembre de 1873.

   Por estos hechos le fue concedida la Gran Cruz de San Fernando de quinta case pensionada con diez mil pesetas.

   Una vez tomada Morella, incrementó la instrucción de los reclutas, la fortificó y artilló, abasteció y dejó una importante guarnición, tras lo cual marchó a Castellón para reforzar las fuerzas del país, pero teniendo noticias de la presencia de contingentes carlistas por la zona de la ribera del río Júcar asolando el país, marchó rápidamente a Valencia, donde tras aprovisionarse y rearmarse partió en persecución de los facciosos a los que en diversos puntos alcanzó y batió, limpiando la tierra de rebeldes y reinstaurando la paz. Era el veintidós de diciembre cuando se dieron por finalizadas estas operaciones.

   El quince de enero de 1874 presentó su dimisión del cargo, pasando a Madrid y quedando en situación de cuartel, en la que permaneció hasta el siguiente veintisiete de febrero, que pasó a las órdenes de Francisco Serrano Domínguez, general supremo del Ejército del Norte, incorporándose a este en la localidad de Somorrostro, Vizcaya, y participando el día veintisiete en la batalla de San Pedro Abanto, haciéndose con el mando del segundo cuerpo de ejército, que lo obtuvo hasta el veinte de abril, que pasó a ser comandante de a división de vanguardia, con la que el día veintiocho del propio mes atacó y ocupó las alturas de Montellano.

   El siguiente día treinta ocupó las faldas de Galdames, apoderándose del campamento y trincheras enemigas, así como de municiones, equipos y ganado. Con esta toma, quedaba expedito el camino a Bilbao, plaza a la que el ejército se encaminó al día siguiente pasando por Portugalete y entrando en la villa bilbaína el día dos de mayo. Tras estas operaciones, el siguiente día once quedó en situación de cuartel.

   El diecisiete de mayo es nombrado capitán general de Aragón, donde lo primero que hizo fue reorganizar las fuerzas a su mando, manteniendo a raya a las facciones carlistas e infligiéndoles derrotas como la llevada a cabo por el brigadier Delatre en las inmediaciones de Gandesa.

   Organizó e instruyó cuatro batallones de reserva que correspondían a Aragón con suma celeridad, de modo que en poco tiempo pudo disponer de fuerza suficiente para guarnecer diferentes puntos de Zaragoza y Huesca y proteger la línea férrea con Madrid.

   Los meses de junio y julio sostuvo enfrentamientos con los facciosos, mantuvo avituallados diversas plazas, proporcionó escolta numerosos convoyes, reparó caminos y puentes, distribuyó tropas, acudió en socorro de Cuenca, que se hallaba asediada por los carlistas, etc.

   El veinticuatro de julio de ese 1874 se le promueve a teniente general y el siguiente doce de agosto se le nombra capitán general de Extremadura, capitanía que no llegó a ocupar, pues presentó su dimisión, la que le fue aceptada, pasando el siguiente veintiocho de noviembre a ser nombrado capitán general de granada, cargo del cual tampoco llegó a posesionarse, pues presento su renuncia a mismo, quedando desde el seis de enero de 1875 de cuartel en Madrid.

   Tras doce años en esa situación -por motivos políticos-, por real decreto de diecisiete de enero de 1887 es nombrado gobernador y capitán general de la isla de Puerto Rico, cargo en el que permanece hasta el cuatro de enero de 1888, que cesa en sus funciones. En este periodo de tiempo, adoptó las medidas necesarias para asegurar la paz y la convivencia en la isla, habida cuento los movimientos autonomistas presentes y que amenazaban con crear graves tensiones, reprimiendo con energía dichos movimientos, así como los de las sociedades secretas de tipo mafioso que creaban tensión y violencia contra los españolistas de la isla.

   Sus acciones en pos de la restauración del orden fueron calificadas de bestiales y no fueron bien vistas en la Península y tras una conversación con el ministro de Ultramar, el cuatro de enero de 1888 cesa en sus funciones, quedando de cuartel en Madrid.

   El treinta de enero de 1892, es nombrado inspector general de la Guardia Civil, ocupando el cargo hasta el veinte de enero del año siguiente, que es nombrado director general de la misma, cargo que mantuvo hasta el ocho de febrero de 1899, que pasó a la sección de reserva del Estado Mayor General del Ejército.

   En 1854 contrajo matrimonio con Dª. Casandra Rodríguez Pumerejo, quien falleció en Madrid el quince de junio de 1899 y con quien, al parecer, tuvo tres hijos, de los cuales uno (Tomás, 1856-1909) ingresó en la infantería y alcanzó el empleo de teniente coronel, falleciendo el veintisiete de julio de 1909 después de recibir dos heridas de bala, la segunda en la cabeza, durante  un encuentro con el enemigo en el Barranco del Lobo, mandando el batallón Cazadores de las Navas. Parece ser que otro hijo sirvió en la artillería, pero no he encontrado informació. que me lo confirme.

   Fallece en Getafe, Madrid, el siete de septiembre de 1908. Su entierro, fue presidido el ministro de la Guerra, recibiendo honores de capitán general por parte  del quinto regimiento montado de artillería, que se halla acantonado en esa plaza de Getafe

   Estaba en posesión de las siguientes condecoraciones:

- Cruz de San Fernando de primera clase y Gran Cruz,

- Gran Cruz de San Hermenegildo,

- Gran Cruz al Mérito Militar roja,

- Cruz, Encomiendo, Gran Cruz y Collar de Carlos III,

- Cruz, Encomienda y Gran Cruz de Isabel la Católica,                          

Soldado Malagueño

Málaga - 2024