SOLDADO MALAGUEÑO

También narramos las vidas militares de soldados de España y de todo el cosmos hispano en ambos hemisferios, por el Atlántico, por el Lago Español, por el Mediterráneo, por el Índico y allá por donde haya pasado un soldado HISPANO ondeando nuestras banderas.


jueves, 29 de agosto de 2024

CAPITÁN ENRIQUE VERA FERNÁNDEZ

    A las once de la mañana del día seis de septiembre del año de 2013, tuvo lugar en el cuartel Infante Don Juan, en Madrid, una ceremonia en la cual se hacía entrega a sus respectivas familias de los restos mortales repatriados pocos días antes, de cinco combatientes de la División Azul que cayeron en Rusia.

   Uno de esos restos era el del capitán Enrique Vera Fernández. He aquí una breve biografía militar.

   Nació Enrique en 1908 en la plaza norteafricana de Alhucemas, aunque en otros sitios se dice que lo hizo en la ciudad de Málaga, hijo Ángela Fernández Murcia y del comandante de Artillería Enrique Vera Salas, quien años después es trasladado a Córdoba y desde donde Enrique partiría para ingresar en la Academia Militar de Guadalajara el primero de enero de 1936, donde cursaron sus estudios tanto su padre como su hermano Antonio.

   Al ocurrir la sublevación militar del dieciocho de julio de 1936 se hallaba de vacaciones en la ciudad de Ronda y fiel a su educación, principios e ideología, corrió a incorporarse al bando nacional, donde fue encuadrado en una sección de ametralladoras del regimiento de Granada, siendo nombrado alférez provisional el primero de octubre de ese mismo año.

   Con su regimiento se hallará en diferentes acciones en la serranía rondeña, en una de las cuales, logró burlar la vigilancia de efectivos del Gobierno introduciendo en un camión con municiones para su unidad. Así mismo, realizó acciones en el puerto del Viento, en la carretera que va de El Burgo a Ronda y en la lucha que mantuvo con sus enemigos en la localidad de Júzcar, que duró más de sesenta horas a fines de 1936 y primeros de 1937.

   Por sus acciones, se le confirió el mando de una centuria del Tercio de Mora -del Requeté-, con cuyos compañeros llevó a cabo la conquista de cincuenta y siete localidades andaluzas y por cuyos méritos fue condecorado.

   Precisamente, hallándose atacando al pueblo de Pozoblanco, en Córdoba, el primero de abril de 1937, fue gravemente herido por la explosión de una granada, obligándole a permanecer de baja durante dos meses. Por esto, recibió la Medalla de Sufrimientos por la Patria el siguiente veintinueve de abril de 1939.

   El primero de mayo de 1938, es ascendido a teniente provisional.

   Una vez acabada la guerra, pasó a ser ayudante del gobernador civil de Málaga, donde permaneció poco tiempo, pues ingresa en la Academia Militar de Zaragoza, donde permanecería hasta 1941 cuando se le promueve a capitán provisional de infantería con antigüedad de veintiocho de abril de 1939. Antes, durante su estancia en la Academia, sus empleos de alférez y teniente provisionales se hacen efectivos el cuatro de diciembre de 1940.

   Tras salir de la Academia, es destinado a Málaga, donde pasó un tiempo, en el transcurso del cual puso en conocimiento de superiores su deseo de ir destinado a la División Española de Voluntarios, la conocida como División Azul, lo que consigue, marchando como capitán el tres de febrero de 1942 asignado a la tercera compañía del segundo batallón del regimiento 269.

   Estuvo cambiando de compañía siempre dentro del mismo regimiento: el veintitrés de marzo de 1942 en la tercera compañía del primer batallón; el veintiuno de febrero de1943, tras volver de un permiso, a la décimo quinta compañía del cuarto batallón; por último, una semana después, el veintiocho de febrero pasa a la quinta compañía.

   En la noche del diecisiete de mayo de este último año, hallándose en el campo de batalla de Salavianska, al mando de la tercera compañía del segundo batallón, organizó por su cuenta una patrulla de asalto compuesta por dos oficiales, dos sargentos, dos cabos y ocho soldados.

   El objetivo, una avanzada soviética adelantada unos cien metros de sus líneas, se hallaba a medio kilómetro de la línea española. A las once de la noche, tras haber realizado un reconocimiento del objetivo, dividió el comando en tres grupos, dirigiendo él el central, y cuando ya estaba avanzando fueron descubiertos, lo cual no fue óbice para que siguieran el plan previsto y siguieron su avance penetrando en la posición soviética, un búnker, el cual volaron, haciéndose con dos fusiles ametralladoras, armas automáticas y matando a cuantos pudieron, pero en la retirada fue gravemente herido en una pierna y en la espalda, al parecer por la metralla provocada al estallar una granda, debiendo ser rápidamente evacuado a la posición española, aunque fue en vano, pues se desangró, muriendo tres horas después, siendo enterrado en el cementerio de Ssluzk, fila M, fosa 23. (1)

   Por esta acción, se le concedió la Medalla Militar Individual a título póstumo, el veintitrés de febrero de 1948. Tuvo el “honor” de ser el capitán más joven en caer en el Frente Ruso.

   Además de esa medalla, estaba en posesión de las siguientes condecoraciones:

Placa de María Cristina,

Medalla Militar Colectiva del Tercio de la Falange,

Medalla de la Campaña 1936-1939,

Cruz de Hierro de 2ª Clase y

Medalla Militar del Este con Distintivo de Asalto.

   En la prensa -la única a la que he podido acceder- apareció la siguiente noticia:

Ha caído en Rusia el capitán de Infantería nuestro camarada Vera.

   Es la frase quo traen hoy tantas cartas de voluntarios de la División Azul, donde no había nadie que no lo admirara y quisiera.

   Modelo de militar y falangista ha caído en tierras de Rusia cuando efectuaba un golpe de mano; con el contrasentido de sus veintiséis años y en el mes de mayo, en que se florecían sus tierras andaluzas.

   Era cadete al iniciarse el movimiento y estaba de permiso en Ronda, donde fue perseguido por los rojos, hasta la liberación de aquella ciudad. Incorporado inmediatamente a la columna liberadora, fue ascendido al empleo de alférez cuando tenía diecinueve años de edad, tomando parte en todas las operaciones de la Serranía de Ronda.

   Ya teniente, pasa al glorioso primer tercio de F. E. T. de las J. O. N. S. de Cádiz, que mandaba el comandante Mora Figueroa, en el que tuvo a su mando la tercera compañía durante la campaña, siendo herido dos veces.

   Ascendido a capitán y después de su paso por la Academia de Zaragoza, es destinado al Regimiento número 8 de Málaga, hasta que consiguió su deseo, reiterado e insistente, de marchar a la División Azul, donde, después de permanecer 16 meses haciéndose querer por superiores y subordinado y admirar a todos por su temple y espíritu, encuentra gloriosa muerte en la madrugada del 19 de mayo.

   Era el capitán más joven del Arma de Infantería y lograba hacerse querer y respetar de cuantos le conocían. Desde el general Esteban Infantes, que al día siguiente de la muerte del capitán Vera escribía a su madre diciéndole que había perdido a uno de sus mejores y más valientes oficiales, hasta su enlace falangista que se dirigía a una alta jerarquía del Partido diciéndole: «Tú, que conocías a Enrique, ya sabrás como le queríamos los que estábamos a sus órdenes»

   Todos recuerdan al capitán y camarada caído como modelo de valor y bondad y como confirmación de ello fue propuesto al llegarle su muerte para la Medalla Militar individual.

   El teniente Navarro, al escribir sobre él, pintó perfectamente lo que era su vocación y su espíritu: «Naciste militar y moriste como tal. Siempre a la cabeza de tus soldados, dando la cara al enemigo de hoy, que también lo fue ayer y que conocía de sus hazañas, siempre en los sitios de mayor riesgo»

   Por esta vocación suya tenía que morir como ha muerto. Seguramente ha sonreído, por lo que a él respecta, pensando en los suyos, con el concepto que de la muerte tenía de acto de servicio para sí y solo de sacrificio para los demás, que el mismo describía con las siguientes palabras: «La muerte de un soldado, manantial inagotable de dolor y lágrimas, de una madre; pero sacrificio necesario y glorioso cuando se cae en defensa de Dios y de la Patria.»

   ¡¡Capitán de Infantería, camarada Enrique Vera Fernández: ¡¡Presente!!

(Tomado del periódico FE. Falange Española. 11-6-1943, p. 4)

   Tras su muerte se le nombró comandante honorífico y seiscientos cadetes de la Academia Militar de Guadalajara le rindieron un homenaje, homenaje que se le realizó también en Zaragoza y en Málaga, donde su funeral fue muy concurrido, con presencia de autoridades civiles y militares, así como de la Falange.

   Era miembro de las milicias de FET y de las JONS. Tiene dedicada una calle en Málaga, en la zona oeste de la ciudad, en el grupo de viviendas Nuestra Señora de la Victoria, 526 viviendas entregadas en 1946.

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(1) No he logrado encontrar el cementerio en ningún mapa, aunque al parecer está cerca de San Petersburgo. Según he leído, bastantes españoles fueron enterrados allí.

Soldado Malagueño

Málaga - 2024

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