Esta
es la breve biografía militar de un hombre que partiendo desde la plaza de
soldado alcanzó el empleo de coronel y que por algún error -o no- en su momento
se le instruyó una sumaria y se vio apartado del ejército de manera definitiva
por alguna acción que era altamente reprobable en ese momento.
Francisco Berrocal y Villalobos nació en la
villa de Coín, provincia de Málaga, el dos de diciembre de 1818, hijo de Pedro
Berrocal e Isabel Villalobos Villavicencio.
Tuvo su ingreso en el servicio el tres de
octubre de 1833, cuando ingresó como soldado de infantería de menor edad en el
regimiento de infantería del Rey nº1 y a partir de entonces tuvo los siguientes
empleos:
-
cabo 2º por elección de menor edad: once de noviembre de 1833
- cabo 1º por elección de menor edad: uno de
diciembre de 1834
-
cabo 1º por antigüedad por haber cumplido la edad de ordenanzas: dos de
diciembre de 1834
-
sargento 2º por elección: uno de noviembre de 1835
-
sargento 1º por elección: uno de septiembre de 1838
-
alférez abanderado por elección: veintitrés de abril de 1839
-
teniente por antigüedad: quince de agosto de 1843
-
segundo ayudante por elección: veintiséis de agosto de 1844
-
ayudante mayor por elección: cinco de septiembre de 1846
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grado de capitán por gracia general: veinte de diciembre de 1851
-
capitán por remuneración: uno de septiembre de 1857
-
grado de comandante por mérito de guerra: dieciocho de febrero de 1864
-
comandante de infantería por antigüedad: seis de julio de 1866
-
grado de teniente coronel por gracia general: dos de septiembre de 1868
-
grado de coronel por Real decreto de tres de febrero de 1871: cinco de junio de
1872
-
teniente coronel de infantería por antigüedad: uno de febrero de 1873.
Bien, todo esto, suma un total de servicios
efectivos en el ejército a fecha de treinta de septiembre de 1878 de cuarenta y
tres años, nueve meses y veintinueve días, a lo que añadir unas calificaciones
en el concepto de los jefes del Cuerpo inmejorables
toda
una vida militar comenzada desde simple soldado que fue a parar a la basura,
pues fue expulsado del ejército con deshonra.
Pero no adelantemos acontecimiento y veamos
como fue su vida militar, que ya llegaremos a eso.
Según su hoja de servicios, como no podía
ser de otra manera y dada su edad, cuando ingresa en el servicio queda de
guarnición en Málaga, habiendo empezado ya la Guerra carlista y no fue ya hasta
el nueve de mayo de 1834 cuando comienza su verdadera aventura militar, pues es
destinado al ejército de operaciones de Valencia, participando en las
operaciones de persecución de Cabrera, Quiter y Serrador, hallándose en las
acciones de Pobleta de junio, en la de Benasil del dieciséis de septiembre y en
la de los Puertos de Beceite del dieciséis de noviembre.
El catorce de enero de 1835 asistió al
encuentro con el enemigo en la acción de las Parras, tras lo cual fue destinado
en febrero al ejército de operaciones del norte, hallándose en la acción de
Arroniz del veintinueve de marzo; en la de Puerto Baquedano del veintidós de
abril; en la retirada del dos de junio a las órdenes de Baldomero Espartero.
1836 comenzó tranquilo para nuestro
Francisco, pero esa tranquilidad se terminó cuando el treinta y uno de agosto
asistió a la acción de Murguía, continuada por las del trece y catorce de
septiembre en Arcos y Arroniz y los meses de noviembre y diciembre en las
operaciones habidas para el levantamiento del sitio de Bilbao, donde por sus
méritos recibió su primera condecoración: la Cruz de Bilbao.
Tras estos hechos, 1837 se lo pasa de
guarnición en Portugalete hasta el mes de junio, que es destinado al ejército
de operaciones de la izquierda, concluyendo el año sin tener que participar en
ninguna acción militar.
El año de 1838 la cosa cambia, pues ordenada
su movilización, se traslada con su regimiento al campo de operaciones y el
diecinueve de febrero se halló en la sorpresa que al primer batallón de
Castilla de los carlistas en Villasuso de Mena, cuya acción vino reflejada en
la Gaceta estraordinaria de Madrid, del miércoles 23 de febrero de 1838:
«Comandancia general de los ejércitos
reunidos….
…Excmo Señor: los enemigos que, como
noticiaba a V. E. con fecha de antes de ayer, inquietaban la guarnición de
Villanueva de Mena, se presentaron en el dia de ayer y de antes de ayer en los
pueblos de Vallejo, Villasuso, Banaso, Caniego, Anao y Villasana, é interceptando
todas las comunicaciones hacían un fuego continuo contra el fuerte.
Queriendo hacerles arrepentir de su audacia,
resolví sorprenderles. En consecuencia, después de haber dado secretamente mis
órdenes, salí esta mañana á la una de Villazaro, y me dirijí rápidamente y con
el mejor silencio hacia el valle de Mena, y llegué sobre el enemigo al
despuntar el dia. El segundo batallón del regimiento de la Reina, mandado por
su bravo coronel D. Andres Parra, estaba encargado de sorprender los pueblos de
Villarej, Villazana y Auzo; el tercer batallón del mismo regimiento debia ejecutar
la misma operación en los de Benaso y Caniago, mientras que yo con dos
batallones del regimiento de Extremadura y un escuadrón del del regimiento del
Principe , otro del primero ligero y la batería de obuses me he dirijido sobre
Villazano y el centro de la población de los enemigos dejando de reserva en
Vivanco al segundo batallón del regimiento del Rey.
El movimiento se verificó en efecto como lo
había ordenado, obteniendo ventajas sobre todos los puntos. La columna de la
izquierda (tercer batallón del regimiento de la reina), se apoderó de muchos
carros cargados de raciones y otros objetos; la del coronel Parra hizo
prisioneras á 2 compañias, la de cazadores y la 3ª del primer batallón de
Castilla, en las casas de pradera de Villazuzo. El enemigo, huyendo en todas
direcciones fue perseguido por nuestras tropas, y ha tenido una pérdida
considerable en muertos, heridos y prisioneros, y un grande numero de
desertores. Fue perseguido hasta el valle de Tudela por dos batallones y un
escuadrón á las órdenes del brigadier D. Fermin Ezpeleta, durante cuya
persecución tuvieron lugar de distinguirse voluntarios de Mena…
…Dios guarde á V. E. etc. = Cuartel general
de Miranda de Ebro, 20 de febrero de 1838 = El Conde de Luchana»
Bien, tras esta acción, Francisco continuó
en las operaciones y así se participó en la persecución del cuerpo
expedicionario del conde Negri, hallándose en Baranda y Bendejos los días
quince y veintiuno de marzo de ese año de 1838; en el sitio y toma del fuerte y
de la plaza de Peñacerrada, que tuvo lugar entre el doce y el veintidós de
junio; en la de Puente Rada del veintiséis de septiembre; en la toma de la casa
fuerte del Valle de Loba entre los días diecinueve y veintiuno de octubre y,
por último, en la de Sanpías y Ampuezo del veintiocho de diciembre.
El dos de enero de 1839 se halló en la toma
del fuerte de Udalla; en las acciones para la toma de Ramales y Castillo
Guardaminos de los días veintisiete y treinta de abril y nueve y once de mayo,
donde resultó herido.
Y ahí acabó su guerra contra los carlistas,
pues resulta que por una Real orden de veinte de abril se le destinaba al
ejército de Puerto Rico, de modo que a final de mayo causa baja, se incorpora
en su destino de embarque y parte rumba a aquella isla, adonde llegó el
siguiente treinta de agosto, quedando de guarnición hasta el seis de junio de
1848, que formando parte de una columna expedicionaria embarcó a las islas de
Santa Cruz, con el fin de asegurar la paz en la isla que estaba agitada por los
esclavos. Tras la pacificación, regresó a Puerto Rico el siguiente veinticuatro
de septiembre.
Su firma
Desde su retorno a Puerto Rico hasta el diecinueve
de julio de 1855 se halló en la isla de guarnición, hasta que en esta última
fecha embarca con su regimiento con destino a la isla de Cuba, desembarcando el
siguiente veinticinco en La Habana, quedando de guarnición el castillo de la
Cabaña primero y desde el cinco de agosto, que pasó de guarnición a la misma
Habana, donde permaneció en esa situación hasta que por real orden de treinta
de mayo de 1856 es destinado a continuar prestando sus servicios en la isla de
Puerto Rico, partiendo de La Habana el diez de octubre y llegando a Puerto Rico
el siguiente día dieciocho, siendo colocado como segundo ayudante del
regimiento de Madrid nº 3, y así finó el año.
Por real orden de diecisiete de septiembre
de ese año de 1857 es promovido al empleo de capitán y destinado a desempeñarlo
a las órdenes del capitán general de la Isla de Puerto Rico., disponiendo dicha
superioridad que el cuatro de noviembre se hiciera cargo de la tercera compañía
del regimiento de Valladolid.
Así estuvo hasta que por Real orden de
quince de febrero de 1859 es nombrado para la comandancia de armas de Guanabo,
donde termina su año.
Así estuvo hasta fin de enero del año 1864,
que pasó destinado a la sexta compañía del batallón de Madrid, embarcando el
dos de febrero en el vapor Ferrol rumbo a la isla de Santo Domingo,
desembarcando tres días después en su capital, al frente de seis compañías que
marchaban a incorporarse a sus cuerpos en el campamento de Guanabo.
Estamos hablando de la intervención española
en Santo Domingo llamados por el general Santana.
El dieciocho de febrero se halló en la
acción del Imca*, y por su buena actuación en el mando, organización y
resultados fue agraciado con el grado de comandante. Al día siguiente
retornaron a Guaname.
El siguiente once de marzo se halló en las
operaciones efectuadas sobre el Ozama y en la expedición combinada sobre San
Cristóbal, asistiendo los siguientes veinte y veinticinco de abril en las
acciones del Paso del río Jaina (o Haina) y de Manoguayabo; el nueve de mayo en
la de Rosa Poma, tras lo cual fue destinado a desempeñar la secretaría del
gobierno de la capitanía general de la ciudad de Santo Domingo y su provincia,
donde permaneció hasta fin de agosto, que fue baja en el batallón de Madrid y pasó
destinado al Ejército de Cuba, aunque continuó en Santo Domingo hasta el
treinta y uno de octubre, que por enfermedad pidió licencia, pasando a Puerto
Rico, donde estuvo hasta el siguiente veintidós de noviembre, que se decidió
que permaneciera en esta última isla y en su ejército, siendo dado de baja del
Ejército de Cuba el treinta y uno de diciembre.
Estuvo de reemplazo hasta el treinta de
junio de 1866, que obtiene el empleo de comandante de infantería, con destino
en el cuarto batallón de milicias, all que se incorporó el treinta y uno de
agosto, quedando a la espera de poder embarcar para la Península (España), pues
había sido destinado allí y al llegar quedó de reemplazo con residencia en
Madrid, situación en la que permaneció hasta fin de noviembre de 18868, que
solicitó el retiro, que no le fue concedido, continuando en situación de
reemplazo hasta el treinta de junio de 1869, que nuevamente fue destinado a
Puerto Rico.
El treinta y uno de mayo de 1870 es nombrado
segundo jefe del primer batallón de milicias disciplinadas, siendo en aquella
isla donde juró la Constitución y al rey Amadeo en 1871.
El diecinueve de abril se hizo cargo de las
funciones de jefe accidental hasta el treinta del mismo mes, que se hizo cargo
del cuarto batallón de las milicias disciplinadas.
El cinco de junio de 1872 se le concede el
grado de coronel.
El seis de mayo de 1873 es destinado como
comandante al batallón de infantería de Puerto Rico, incorporándose a su
destino el día doce en la villa de Mayagües, quedando de guarnición hasta fin
de mes, que por habérsele concedido el empleo de teniente coronel de
infantería, pasó a desempeñar su empleo al sexto batallón de milicias
disciplinadas de esa isla, pero por orden de tres de octubre, el pasó a la Isla
de Cuba, a la que llegó el siguiente cuatro de noviembre, donde tras su
desembarco quedó de reemplazo hasta el siguiente veintiuno de diciembre, que
fue nombrado comandante militar y teniente gobernador de Guanajay, pero duró
poco en este destino, pues el veinte de marzo del año siguiente se le vuelve a
mandar a Puerto Rico, a donde llegó el doce de abril, quedando de reemplazo
hasta el dieciséis de junio, que se le nombró primer jefe del batallón de
Madrid.
Pero al pobre no cesaban de marearlo, siendo
su vida un continuo ir i venir de isla en isla, sin dejarle tiempo ni para
poder respirar los aires de cada uno de sus destinos, pues a fin de mayo causa
baja en Puerto Rico y … ¡otra vez! me mandan al pobre a la isla de Cuba a donde
llega el seis de junio de 1876, quedando de guarnición hasta el treinta y uno
de julio, que pasa con su empleo al primer batallón del regimiento de España,
incorporándose a él en la plaza de Holguín. Con el batallón estuvo en Maniabón
y en Gibara, donde a fin de diciembre de ese año causa baja y el tres de enero
de 1877 vuelve a la isla de Puerto Rico.
Permaneció de reemplazo hasta el treinta de
septiembre de 1878, que por razones que aun no he logrado averiguar es
condenado a seis meses de prisión y separación definitiva del Ejército, donde
nunca más podría volver a entrar, pues se la había instruido sumaria por abusos
deshonestos. Se le dio el retiro para la Isla de Puerto Rico con un sueldo de
ochocientas noventa pesetas anuales.
Además, se le prohibía el uso del uniforme y
se le retiraba el diploma de la Cruz de San Hermengildo.
Aparte de la Cruz de Bilbao que ya comenté,
estaba en posesión de las siguientes condecoraciones:
-
Cruz de la R. y M. Orden de San Hermenegildo con antigüedad de veintisiete de
mayo de 1853, que le fue retirada,
-
Bien de la Patria en 1853
-
Cruz de Carlos III, por su actuación en las acciones de Manoguayabo, río Haina
y en Poma Rosa.
Falleció en Barcelona en febrero de 1890.
Estaba casado desde 1842 con María de los
Dolores Agüero y Hernáiz (30-3-1824), natural de la ciudad de San Juan Bautista
Puerto Rico, hija del capitán graduado de teniente coronel, ayudante de la
capitanía general de Puerto Rico, intendente de provincia honorario y contador
principal de ejército y Real hacienda de esa isla Gil Gómez Agüero y de
Joaquina Hernáiz, naturales de Puerto Rico.
Por la información recabada, sé que María
Dolores murió en San Juan Bautista, su ciudad natal, el diecisiete de mayo de
1897, de “reblandecimiento cerebral”, según parte facultativo. Residía en la
calle San José, nº 35. Tuvo el matrimonio, al menos, dos hijos, Concepción y
Enrique y otorgó testamento ante el notario Mauricio Guerra.
Soldado Malagueño
Málaga - 2024