Natural de Málaga.
Nacido en 1755. Noble. Hijo del Coronel Martín de Milla.
Ingresó como Cadete el doce de septiembre de 1779; pasó a Subinspector
de Pardos de Natá el dieciocho de octubre de 1788; pasó a Teniente veterano el
trece de agosto de 1790; pasó a Ayudante el doce de julio de 1794.
Su primer Regimiento fue el Fijo de Cartagena de Indias; pasó al
Batallón de Pardos de Natá; pasó al de Milicias de Panamá; pasó al Batallón de
Pardos de Cartagena de Indias, donde para fin de diciembre de 1797 aun
permanecía.
Se ofreció a servir al Rey a principios de la última guerra contra Gran
Bretaña en calidad de voluntario; pasó el año de 1779 agregado a una de las
Compañías de la guardia de Manuel Antonio Flores para la guarnición y defensa
de Cartagena de Indias.
Pidió se le destinara a la expedición del Darién, donde sirvió en
calidad de Ayudante Mayor, donde quedó patente su valor e interés por el
correcto servicio, pasando bastante tiempo en aquellos parajes y ello a pesar
de las enfermedades que por dos veces contrajo. No obstante esto, lo que le
granjeó la estima y admiración de sus jefes y compañeros, además de conferirle
una elevada reputación en el Ejército, fue la expedición que realizó desde Acla
o muy cerca de un fuerte que teníamos en la Carolina del Norte, en las costas
panameñas del Atlántico, al fuerte del Puerto del Príncipe en el Sur, en las
costas del Pacífico de este país, con la idea de establecer un nuevo camino con
el que unir las dos costas, logrando superar las grandes dificultades
orográficas y de abastecimiento, la ausencia de caminos y guías, las emboscadas
y ataques que sufrió la expedición por parte de los indios y otros varios
obstáculos que dificultaron enormemente la marcha, haciéndoles retroceder.
Ante esta adversidad,
Milla pensó que podría intentarlo llevando consigo a un par de indios amigos,
en la idea de que al conocer el país pudieran avanzar sin ser advertidos por
los enemigos y negociando con ellos consiguió que tres hermanos indios, los Urruchurchus,
que en principio se oponían a la empresa, acabaran aceptando.
Para ello entabló relaciones de amistad con ellos, dándoles hospitalidad
en su casa cuando estos iban al presidio, haciéndoles regalos y, sobre todo,
aprendiendo su lengua, con lo que, al final,
consiguió ganarse la amistad y que accedieran a enseñarle sus poblados y
entablar relaciones con sus familias, obteniendo lo que pretendía, que no era
otra cosa que fueran con él a la expedición.
Una vez conseguido, pasó el tema al Gobernador y este, viendo sus
logros, le permitió partir con una tropa de quince soldados, más los tres
hermanos indios y así iniciaron la jornada, y aunque en un principio solo logró
llegar hasta los primeros poblados, le bastó para convencerse de que era
posible realizar el trayecto venciendo las adversidades, aunque los indios
andaban recelados por la presencia de la tropa.
Para terminar de convencerse, el Gobernador le dijo que si culminaba con
éxito la operación, en nombre del Rey le premiaría digno de su servicio, con lo
que salió por segunda vez a realizar la expedición, venciendo dificultades y
peligros, abriéndose camino por entre los enemigos, atravesando el Darién por
el Chucunaque y consiguiendo en tres días atravesar el itsmo y dejándose ver
inesperadamente en Puerto del Príncipe, con la lógica alegría de los que con el
iban y la admiración de los que los vieron llegar. Era el año de 1788 y redactó
un diario de dicha expedición.
Soldado Malagueño
Málaga 2016
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