Así pues, en dicha expedición, consiguió
derrotar a los sublevados, entrando, ocupando y tomando posesión de la
destruida ciudad de Osorno, tras lo cual y una vez firmada la paz con los
sublevados, se le comisionó para que pasase a destruir el fuerte de Alcudia, a
orillas del río Bueno, concluyendo toda la operación desde que salió a combatir
a los sublevados en cinco meses, todo a satisfacción de sus superiores.
En julio de 1793 queda vacante la plaza de
Capitán de la 5ª Compañía y Tomás la solicita, pero consideraba su superior que
no convenía proponerlo para ella, por dos motivos. El primero era porque su
mujer vivía en Concepción por temor al clima y enfermedades de Valdivia y,
segundo, porque los indios de la jurisdicción le tenían mucha ojeriza por el
exterminio de tierras y familias tan severo que hizo cuando la expedición del
año anterior. Así, proponía que lo mejor era trasladarlo como Capitán a la 3ª
Compañía del Batallón de Infantería de Concepción, que había quedado vacante
por fallecimiento de Juan Antonio Trujillo, pudiéndose así, además, reunir con
su mujer.
Con estos argumentos y pensando en el orden
y tranquilidad de la jurisdicción, así como en el mejor servicio, el veintiocho
de abril de 1794 se le confiere la patente de Capitán en propiedad, y con
motivo de la guerra contra Francia, aprovechó el Gobernador y Comandante de la
provincia, el Mariscal de campo Francisco de la Mata Linares, para mandarlo a
prestar sus servicios como instructor del Batallón de Milicias o de Infantería
Fijo de la ciudad de Concepción. Una vez acabada la guerra, fue nombrado
Comandante y Juez político en el puerto de Talcahuano, base naval cerca de
Concepción.
El diecisiete de mayo de 1797 se le expide
patente de Capitán de Granaderos con destino en el mismo Regimiento, por
fallecimiento del que la obtenía, Eduardo de Cáceres, y dada la situación de guerra
que se vivía contra Gran Bretaña, fue mandado a prestar sus servicios como
Comandante y Juez político en el puerto de Talcahuano, y habiendo surtos en la
bahía dos fragatas balleneras británicas,
les conminó a abandonar el puerto, pero los británicos se negaron.
Ante esta situación, Tomás decidió pasar a
la acción y con tan solo diez granaderos abordó una de ellas y rindió a la
tripulación, apresándola. Poco después, consiguió, con ciertos ardides engañar,
a la otra fragata de esa nación, hacerla entrar en puerto y apresarla.
El
dieciséis de julio de 1798 y dados los años que lleva de servicios -era el
primero de los Capitanes en antigüedad en su Regimiento y contando con el
informe favorable de su Comandante, Pedro Quijada-, eleva súplica al Rey para
que le conceda el grado y empleo de Teniente Coronel, comunicándosele el trece
de junio del año siguiente que el Rey resolvió tener presente su mérito para
acceder a dicho grado.
No sabemos cuando se le concedió el grado, pero en la publicación
Memorial del Ejército de Chile, en su número 236, editado por el Estado Mayor
del Ejército chileno en 1967, titulado Soldados
ilustres del reino de Chile, escrito por Edmundo González Salinas, en la
página 258 aparece Tomás de Figueroa como Coronel de los Reales Ejércitos y ya
no sabemos nada más acerca del periodo transcurrido entre 1800 y 1811.
El Hoplita Malacitano
Málaga 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario