Hoy traigo a estas páginas un claro ejemplo de venalidad en
el Ejército, el del I conde de Casa Rul, D. Diego Rul Calero.
Nació nuestro hombre en la localidad de Alhaurín d la Torre, en la
provincia de Málaga, el veinticuatro de enero de 1762, hijo de D. Diego José
Rul y de Dª. Ana Calero, una familia hidalga con una buena posición económica y
social y con muchas ambiciones. Marchó D. Diego a Nueva España junto a un
hermano.
Su ingresó en los Reales Ejércitos fue de primera, pues lo
hizo por la puerta grande: como Coronel, con despacho provisional el diecisiete
de julio de 1797, empleo que se hizo efectivo mediante Real despacho el treinta
de diciembre de 1797, pasando a ejercer su mando en el Regimiento Provincial de
Infantería de Valladolid de Michoacán, donde para el primer semestre de 1812 aun
permanecía.
Veamos los motivos para ese premio gordo.
En la última guerra con Francia -la de la Convención- D.
Diego, hombre de negocios, ambicioso y con visión de futuro, viendo la
oportunidad de medrar en la escala social y adelantándose a posibles
competidores, destinó una importante suma de dinero para vestir y armar a cien
hombres de Infantería.
Así mismo, empeñado en continuar su carrera
con vistas a su encumbramiento social y económico, gastó treinta mil pesos en
vestuario y armamento para completar el restablecimiento de su futuro
Regimiento, así como la realización varios préstamos y donativos a la Real Hacienda.
Lógicamente, estos gestos tan patrióticos más el dinero
colocado en los despachos adecuados, no podía dejar de llegar a conocimiento de
las personas que manejaban el "cotarro" y como pago a su amor por el
Rey y la Patria obtuvo su patente de Coronel: ¡sin experiencia militar previa
alguna! Además, se le dieron las patentes en blanco para que pudiera
vendérselas a los que serían Oficiales en su Regimiento.
Contrajo matrimonio con Dª. Ignacia Obregón y Barrera, hija
de D. Antonio Obregón y Alcocer, conde de la Valencana. Juntos, aunque cada uno
con sus intereses, hicieron una gran fortuna, llegando a ser D. Diego Rul uno
de los comerciantes y terratenientes más acaudalados de Guanajuato y de
Zacatecas.
Como anécdota, decir que que denunciado a la Inquisición porque se decía que entre sus libros
se hallaban algunos volúmenes de los prohibidos. Es que la envidia es "mu mala".
Por fin, sus expectativas de llegar a lo más alto de la
pirámide social y económica se ven fuertemente impulsadas cuando el veintiséis
de agosto de 1804 el Rey le concede el título de Conde de Casa Rul.
A pesar de estos antecedentes, que pueden hacer pensar que
el tema de las armas no era lo suyo, demostró que se tomó en muy en serio su papel y
así le vemos en su puesto, en el campo de batalla, cuando el primer ataque que llevó a cabo Félix María
Calleja contra la villa de Cuautla, entre el nueve de febrero y el dos de mayo
de 1812.
El diecinueve de febrero, Calleja formó cuatro columnas de
ataque, una con los granaderos, bajo el mando del Coronel D. Diego Rul; otra
con las tropas del Batallón de la Corona, comandada por el Brigadier José María
Jalón; la tercera con el Batallón de Guanajuato, dirigida por el Coronel Juan
Nepomuceno Oviedo y la última con el Batallón Patriotas de San Luis, bajo el
mando del propio Calleja.
No se sabe con exactitud el día, pero si se sabe que
falleció en estos días de combate, siendo sepultado en la iglesia de San
Fernando, en México capital.
El Hoplita Malacitano
Málaga 2016
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