SOLDADO MALAGUEÑO

También narramos las vidas militares de soldados de España y de todo el cosmos hispano en ambos hemisferios, por el Atlántico, por el Lago Español, por el Mediterráneo, por el Índico y allá por donde haya pasado un soldado HISPANO ondeando nuestras banderas.


lunes, 23 de febrero de 2015

DON VICENTE MORENO BAPTISTA. CAPITÁN Y GUERRILLERO. © 4ª PARTE

4ª PARTE: INVASIÓN FRANCESA: 1810

   El diezmado Regimiento Málaga retorna junto con los restos del Ejército a las profundidades de Sierra Morena, acampando en el paraje conocido como Casas de Don Bernardo.

   Vistos los éxitos cosechados, decide el mando francés a entrar en Andalucía y, así, el veinte de Enero de 1810 penetra arrollador llegando a La Carolina y al llegar esta noticia al diezmado Ejército español, deciden los Jefes emprender la retirada para el día siguiente, pero quiso la fatalidad que al llegar a la localidad de Arquillos se toparan los españoles  con las tropas francesas al mando del Mariscal Sebastiani.

   No obstante la desmesurada superioridad francesa, plantó cara el Regimiento de Málaga junto a lo que quedaba del Ejército, dispuesto a morir matando, pero en vano, la derrota fue absoluta y las tropas acaban dispersándose, emprendiendo camino a la Isla de León, Cádiz, donde se reorganiza el primer Batallón, pasando a formar parte de la tercera División al mando del Brigadier D. Jose Antonio Sans (3), encuadrándose probablemente en el los hermanos Moreno, de los cuales Miguel y Francisco se dirigirían a Antequera y vivieron su peripecia, adhiriéndose a la partida que organizó Vicente, pero eso será más adelante, mientras que Vicente quizás fuese destinado a la zona de Málaga capital.

   Según de desprende de la declaración contenida en unos documentos, parece ser que Francisco fue destinado, tras pasar por su pueblo, a prestar servicios de observación con una partida en el desempeño de una comisión encargada por la Regencia del Reino en la zona de Carratraca (12), desde donde continuó realizando la guerra al enemigo, pasando luego, junto con su hermano Miguel a formar parte de la partida organizado por su hermano Vicente, quizás de acuerdo con la Regencia del Reino.


   Mientras esto hacía Miguel, Vicente vino a Málaga, donde debió tomar parte en los combates que en esa ciudad se produjeron con motivo de la ocupación de la ciudad por los franceses. Este dato se ha extraído  de un expediente incoado por su esposa, Dª. Teresa, donde dice que “…que ocupada esta ciudad por los franceses pasó a la de Algeciras, donde…” (12), de modo que es bastante más que probable que el día cinco de Febrero de 181, se volviera a batir con sus enemigos, bien en la zona de Teatinos, a las afueras de la ciudad y en el camino de Antequera, lugar por el que vinieron las tropas francesas tras ocupar la ciudad antequerana dos días antes, aguantando los malagueños los embates del francés durante poco más de una hora, siendo desalojados de allí a costa de unos pocos de muertos y retirándose al entorno de la ermita de Zamarrilla, puerta de entrada en la ciudad, de donde también fueron barridos, a pesar de las barricadas que allí se dispusieron para frenar el imparable avance galo, muriendo también aquí muchos ciudadanos, tanto civiles como militares.

   También podía haber estado Vicente en los encuentros violentísimos que se sucedieron en las calles de los populares barrios de la Trinidad o del Perchel, donde la ciudadanía se batió ferozmente y sin  dar cuartel al enemigo, brillando en esas calles con luz propia ciudadanos anónimos, de los cuales la historia nos ha legado el nombre de Don Miguel Pérez, muy honrado y bravo perchelero quien murió cuchillo en mano regando con sangre francesa las calles de su barrio en defensa de su honor y el de la ciudad, o Don Juan José del Castillo y del Río, Ayudante Mayor de la plaza y Teniente de Infantería, que sin desfallecer ni un instante procuró mantener organizados a los hombres que en el barrio se hallaban luchando, civiles y militares, muriendo con honor y valentía -al parecer alanceado- mientras con su espada daba trágico fin a los enemigos de su patria. 

   Más todo fue al final inútil, pues a pesar de tanto valor, tanta bravura y tanto heroísmo, las calles de Málaga fueron tomadas por los gabachos, quienes se adueñaron de la situación e impusieron la ley marcial, pasando a cuchillo a cuantos heroicos defensores consideraron necesario para hacer un escarmiento.

   Ante tal infortunio, la sangre de Don Vicente, ya en ebullición por tanta derrota y por el conocimiento de que uno de sus hermanos había sido hecho prisionero, se armó de valor y de coraje y quizás por orden de la Regencia, partió de Málaga con destino a Gibraltar, pasando de ahí a la plaza de Algeciras, donde se entrevistó con el Comandante General interino Don Francisco Javier Abadía, el cual el día dieciocho de Junio le expide un pasaporte y le entrega la documentación necesaria para pasar a la zona ocupada en “comisión importante del Real Servicio”, mediante lo cual podía recoger dispersos, mozos, caballos y armas para organizar una partida y hostilizar al enemigo, procurando hacerle el máximo daño, pasando a organizarla a la localidad axárquica de Benamargosa, donde residía su amigo D. José Pinto Palacios, cura párroco de dicha localidad y que le prestó el máximo apoyo para la realización del cometido de Vicente, pues no en vano este religioso actuó de forma eficaz contra los franceses, aun a costa de su propia vida.


Texto del pasaporte expedido en Algeciras a su nombre

   Pasaporte.

   Don Francisco Xabier Abadía, Brigadier de los Reales Exércitos y Comandante General interino de este Capo de Gibraltar, etc.,

   Concedo libre y seguro Pasaporte á Don Vicente Moreno Capitán del regimiento de Infantería 1º de Málaga, que pasa a países ocupados por el enemigo en comisión importante del real Servicio. Por tanto los jueces Militares y Justicias, le franquearán cuantos auxilios necesite.

   Algeciras diez y ocho de Junio de mil ochocientos y diez.=abadía.=Joaquín de Prados.=Rubricado. (14)

   Aquí conviene que hagamos una breve referencia a las partidas de guerrilleros que se formaron en España para combatir al invasor y por tanto la de Don Vicente. Normalmente el origen social de las personas que las componían solía ser bastante amplio, abarcando desde individuos de buena familia hasta los de la peor catadura. Así mismo, el número de individuos que componían dichas partidas era también muy variable, así como su tiempo de actividad.

   Centrándonos en la que organiza Don Vicente Moreno -que actuó preferentemente en la zona de Antequera y de la Axarquía y que se convirtió en una de las peores pesadillas del ejército francés-, era de las llamadas normalizadas, es decir, que era una partida reconocida oficialmente y sujeta a la normativa que imponía no solo la autoridad militar -caso de la que nos ocupa- si no que también la civil.

El Hoplita Malacitano
Málaga 2012

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