SOLDADO MALAGUEÑO

También narramos las vidas militares de soldados de España y de todo el cosmos hispano en ambos hemisferios, por el Atlántico, por el Lago Español, por el Mediterráneo, por el Índico y allá por donde haya pasado un soldado HISPANO ondeando nuestras banderas.


jueves, 22 de octubre de 2020

FUERTE DE SAN LUIS, MARBELLA. 1739 - 2020.

                         

Vista de Marbella según Francis Carter. 1772.

   Como todo el mundo sabe, hay en Marbella un hotel llamado Hotel El Fuerte, que abrió sus puertas el primero de julio del año de 1957, siendo el primero de una serie de hoteles que con el tiempo formarían la cadena hotelera Fuerte Hoteles, de gran prestigio y renombre y que ha sido testigo de la impresionante evolución que la ciudad de Marbella ha experimentado desde aquellos entonces hasta el día de hoy.

   En él se han alojado celebridades como la gran Lola Flores, Rafael Alberti, Walt Disney, Penélope Cruz, Vargas Llosa o Timoty Dalton. También ha sido el hotel escenario de películas, como Holiday in Spain. Así mismo, es sede de un museo donde se exponen fotos, tanto del hotel como de los restos del castillo, antiguas centralitas de teléfono, viejas cafeteras, cajas registradoras que hace muchos años quedaron en desuso, botellas de vinos y licores de hace décadas, libros de reclamaciones y de operaciones de los años sesenta, un proyector de cine de 1958,  ...

   Pero lo que quizás alguno puede que no sepa, es que en la finca donde hoy se alza este hotel, se halló desde 1739 un castillo o fortaleza llamada de San Luis, que en el año de 1810 escribió una brillante y heroica página en los anales de la historia de Marbella, de Málaga y de España por su tenaz y numantina defensa frente a los cinco sitios que en un periodo de casi nueve meses fue sometida la fortaleza y sus bravos defensores por las tropas del entonces mejor ejército del mundo, el francés, quienes en su huida, en agosto de 1812, lo volaron dejándolo en ruinas.

   Bien, con este breve trabajo pretendo dar a conocer este fuerte o castillo, hoy solo un recuerdo en las páginas de los libros y periódicos. Dar a conocer tanto el edificio como algunas breves pinceladas de su devenir histórico.


Fotos de Marbella Antigua. Tomada del grupo de Facebook Historia de Marbella

Edificio y Dotación

   La ocupación inglesa del Peñón de Gibraltar en plena Guerra de Sucesión Española, supuso que al finalizar esta contienda se iniciase un proceso de fortificación de las plazas costeras tanto a levante como a poniente del Estrecho, como prevención y defensa ante las acciones hostiles por parte de los británicos, en una época de amenaza de guerra permanente.


Plano del fuerte. Plantas alta y baja.

   Es en este nuevo marco en el que hay que situar la edificación del fuerte de San Luis en la playa de Marbella, cuya misión sería defender tanto la playa como el fondeadero, por lo que desde la década de los años veinte de ese siglo XVIII se elaboraron diferentes proyectos para la edificación de un fuerte capaz de hacer frente y repeler los ataques enemigos.

   Así, tenemos que en 1726, el ingeniero Domingo Recco levanta un plano para la rehabilitación del castillo de Marbella y la construcción de una batería para defender la playa, aunque no será el único proyecto que se elabore para la defensa de la ciudad, pues en 1732, el ingeniero Francisco de Ibáñez elabora un plano, perfil y elevación de un cuartel de caballería.

      Por fin, lo que se opta, aparte de mejorar el castillo y las defensas de la ciudad, es la construcción de una batería en la marina marbellí, siendo Juan Bernardo Frosne quien elabora los planos de dicho fuerte con su cuerpo de guardia, que en 1736 fueron aprobados, estándose construyendo ya en 1738 a base de mampostería y parapeto de sillería de piedra labrada. Batería a barbeta sobre bóveda capaz para ocho cañones y con gola cerrada por hornabeque y tambor para defensa de la puerta.

   Contaba con habitación para el gobernador, alojamiento para una treintena de soldados, dos cocinas, una para oficiales y otra para la tropa, un almacén para pólvora y otro para armas y pertrechos, calabozo, caballerizas, lugar común, cuartel con chimenea, cuerpo de guardia con chimenea, foso, puente levadizo, pozo de agua dulce con su pila y horno.

   Tenía un perímetro de unos ciento trece metros y se hallaba situado a unos doscientos cincuenta metros de la plaza de Marbella y a unos veinticinco o cuarenta y ocho metros de la playa, según el informe que se maneje.

   Lógicamente, el paso del tiempo fue deteriorándolo y así, en 1749 hubo que reparar el puente levadizo y en 1767 se debió renovar el hormigón de las bóvedas y un rastrillo y puente levadizos nuevos. Así mismo, se construyó una garita en la batería, un lugar común en el tambor que defendía la puerta que miraba a poniente. En 1803 se le volvieron a hacer algunas obras.

   Tras la destrucción que sufrió en diciembre de 1810, como luego se verá, en 1821 se recomendó construir uno nuevo apto para tres cañones de a veinticuatro , con cuerpo de guardia y repuesto, pero no será hasta 1849 que la  idea que se vio reafirmada en el informe de Miguel de Santillana, quien propone demoler lo que quedaba y levantar uno nuevo, justificándolo en que era útil para la defensa de la ciudad y del fondeadero, aunque la idea, nuevamente, no llegó a buen puerto, aunque debió de seguir manteniendo alguna fuerza destacada en el, pues en los Estados Militares de España continuó apareciendo con gobernador hasta el año de 1842.

   En 1857, José Herrera García hace una descripción del mismo, donde se destaca el estado de ruina en el que se encuentra:

   "Colocado a 52 varas del mar -43,47 m- en el terreno alto contiguo á la playa, frente de la Ciudad de Marvella, de quien dista un tiro de fusil: su forma es cuadrilátera, de cuyos cuatro lados, el que mira al Norte o á la Población es de 33 varas de largo -27,58m-, constituyendo un frente abalaurtado: los dos lados colaterales, forman dos alas de 17 y 1/4 varas de largo -14,42 m-; y el que mira al mar es curvo de 320 de desarrollo. En la cortina del frente abalaurtado está la puerta de entrada, con su foso y puente levadizo.

   Se encuentra arruinado, igualmente que sus Edificios á prueba de bomba, adosados interiormente á todo el perímetro del castillo, formando un patio en el centro por donde tienen las entradas. Sobre los techos de los Edificios, correspondientes al frente de tierra y sus colaterales, había una Plaza de armas para fusilería; y sobre el frente curvo, la correspondiente batería a barbeta contra el mar.

   El objeto de este castillo es la defensa del fondeadero de Marvella, que está a Poniente, y proteger la Población: su posición es buena: puede montar cinco piezas gruesas de Artillería. Dista de la torre anterior -la del Río Real- media legua -2,79 kms- Debe reedificarse, tanto por la importancia del puerto que ocupa, cuanto por ser la única obra de defensa que se encuentra en el Castillo de Manilva en las 7 leguas -27,86 kms- que hay de distancia, y también, por conservar la memoria de la heroica defensa que hizo en la Guerra de la Independencia, resistiendo su pequeña guarnición contra las Tropas francesas que lo atacaron y no pudieron tomarlo hasta que consiguieron traer artillería gruesa, abriendo para ello su Camino; en cuyo caso volaron sus defensores el castillo, y verificaron su retirada por mar.

   Tiene sin embargo este Castillo el defecto de encontrarse si flanqueo las alas y el frente de Tierra, cuya falta debe corregirse en el proyecto de su reedificación. Necesita grandes reparos.

   En un informe de 1906, se dice que el fuerte solo era una casa blanca de tres pisos que habían sido construidos sobre sus ruinas.

   En agosto de 1890, el fuerte y la finca donde se ubicaba pasó a manos privadas  a través de subasta pública. No he averiguado quien compró la propiedad, pero sí que en 1907 la tenía el médico soriano Félix Jiménez de Ledesma, quien instaló junto al fuerte una fábrica de harina.

   En 1933 pasó a ser propiedad de la melillense Ana María Sánchez Luna, quien lo mantuvo en su poder hasta  que al principio de la década de 1940 adquirió una señora llamada Elvira Vidal en la década de 1940, que terminó por vendérsela a José Luque Manzano en 1954 por un millón doscientas mil pesetas,  quien construyó un hotel, quedando los restos del antiguo y heroico fuerte en los jardines dentro del ámbito del mismo. Más adelante se dará alguna información más.

   En cuanto a la dotación, Contamos con pocas fuentes que den noticia de esta. La primera la da Luis Fernández de Córdoba en 1740, quien informa que debe contar con  un cabo y seis soldados para pasar avisos. También dice que debería tener solo cuatro cañones, dos de grueso calibre y otros des de menor calibre.

   En 1752 contaba con siete cañones.

   La siguiente fuente es el Reglamento de 1764, que dice que este fuerte ha de contar con media compañía de inválidos -cincuenta y tres individuos-, en la que van incluidos los oficiales, un cabo, cuatro inválidos de artillería y un guarda almacén.

   En 1774, Francisco Gozar informa que había sido dotada con cuatro cañones de a veinticuatro y dos más de a dieciséis.    


Situación del fuerte respecto de la ciudad. Archivo General de Simancas

 Gobernadores y otros individuos conocidos del castillo.

   En junio de 1751, le fue conferido el gobierno del castillo al teniente coronel Juan Bautista Millas.

   Los años de 1767, 1768 y 1769 fue gobernador el teniente coronel Juan Gallardo

   Entre los años de 1770 y de 1784, ambos inclusives, el gobernador fue el capitán Nicolás Bernardi, teniente coronel desde 1781.

   Entre los años de 1785 y mayo de 1792, ambos inclusives, el gobernador fue el capitán Manuel de Leyba, teniente coronel desde 1792.

   Desde mayo 1792 hasta 1803, el gobernador fue teniente de navío, Pedro Antonio Casasola.

   Desde 1804 y hasta 1842, ambos inclusives, fue gobernador el capitán Manuel Artola.

   Además de estos gobernadores, tenemos los nombres de algunos moradores del castillo:

   1769, sargento Villaplana

   1777, capitán Pedro de Burgos,

   1795, capellán Fernando Espinosa,

   1800, Rafael de Toro, con un sueldo de doce escudos al mes. Probablemente se tratase de un guarda almacén, al igual que Miguel Caballero, que lo era de artillería, aunque de este desconozco la fecha de su estadía en el castillo.  

Sucesos acaecidos en torno al castillo

   Como suele suceder con muchas de las edificaciones de este tipo, son pocas las noticias que sobre ellas trascienden y en el mejor de los casos las que hay son relativas a algún hecho militar o político. No obstante, algunas he encontrado, las que paso a enumerar:

   1ª - El quince de febrero de 1790, el castillo fue parte de los escenarios donde se desarrollaron fiestas populares con motivo de la elevación al trono de Carlos IV.

   Efectivamente, una de las representaciones que se llevaron a cabo era el intento de desembarco y asalto de la ciudad de Marbella por parte de tropas moras y en uno de los desembarcos, la centinela del castillo hizo la señal de moros en tierra, lo que entendido por el vigía de la torre de la vela de la fortaleza de la ciudad, echó la campana a rebato, partiendo de inmediato las tropas de infantería y caballería a la playa, donde se enfrentaron a ellos, venciéndolos, haciéndolos cautivos y encerrándolos en los calabozos de la ciudad.

   2ª - Este castillo entró en la Historia por la puerta grande en 1810, cuando entre marzo y diciembre de ese año, él y sus  defensores soportaron un tenaz asedio por parte de los franceses, quienes fueron durante todo ese tiempo fueron incapaces de tomarlo en las varias veces que lo intentaron, que fueron en marzo, en mayo por dos veces y en julio el día diez, que fue de bastante intensidad y del cual tenemos una relación escrita del ataque y defensa en un parte enviado por el brigadier Francisco González Peinado al brigadier Francisco Javier Abadía:

   "Mi querido Amigo: a las 4 de la tarde del 10, me atacaron los enemigos que se encajaron encima sin dar más que media hora de tiempo por causa de la falta de una vanguardia de caballería la que he pedido a Lacy, repetidas veces, y en ningún punto puede emplearse con más utilidad que en este. Aunque el tiempo fue tan corto, las providencias se midieron con él.

   Le mandé a Valdivia que con las compañías de Estepona, Marbella y una porción de dispersos de la División de Lacy, se subiese al Ingenio, y estableciese a sus inmediaciones las guerrillas en la altura cercana a la espalda del mismo edificio; por cima de ésta, hay otra más eminente que finaliza la cordillera, en donde le encargué pusiese su reserva, lo que ejecutó muy puntual.

   En este Castillo se dieron las disposiciones siguientes: salieron dos guerrillas al mando de dos oficiales y se establecieron la 1ª sobre el flanco derecho del castillo, bien avanzada, detrás de una cordillera de pitas y protegida, en caso de retirada, por la playa; la otra, sobre la izquierda, oculta por una grande arboleda; por delante de ellas, con tres o cuatro caballos, salió el valiente y poco ponderado Cevallos, que se lisonjeaba mi corazón de ver su arrojo, aunque después le eché una buena peluca, pues se expuso demasiado, y mató a un oficial de caballería.

   Yo me metí en el barco que monta un obús, y con él y otro místico inglés, que tiene a su bordo dos cañones de a 4 me dirigí a esperar al enemigo que bajaba por la playa, a quién le rompí el fuego arrimándome a tierra todo lo posible, y les hice variar de dirección. Después dieron vuelta por unas pequeñas alturas, y atacaron a las guerrillas de Cevallos, las que los recibieron con la mayor serenidad, y se travó un furioso tiroteo, que duró hasta cerca de ponerse el sol, dando tiempo a que se salvase el pan que había en los hornos, y mucha gente que salió del pueblo a la montaña. A ésta se dirigió otra columna que fue muy bien recibida por Valdivia, y se travó un fuego infernal.

   A la media hora de esta contienda se sintió u oyó un caracol, y enseguida se desplomaron por el flanco derecho de los enemigos, como unos 200 paisanos de Ojén y pueblos inmediatos, quienes emprendieron un tiroteo terrible, con lo que se animaron las pocas tropas de Valdivia, y aunque quiso sostenerse el enemigo, lo cargaron en tales términos que tuvieron que bajarse con la mayor precipitación al llano inmediato a la ciudad.

   Aquí fue cuando más padeció mi espíritu por la falta de Caballería, que si la hubiésemos tenido, capaz de contrarrestar a la suya, hubiera sido asunto concluido. En este estado llegó la noche, y se quedó todo tranquilo.    

   Ayer de mañana, me entré en el castillo, y a los pocos momentos lo rodearon los enemigos con porción de guerrillas; pero sin presentar objeto, causándonos 7 heridos que dos de ellos murieron a poco rato.

   Donde se advertía mucho fuego se les contestaba con el nuestro de fusilería y Artillería metralla, cuya contienda duró todo el día sin interrupción. Se oyeron muchos lamentos y muchos que subieron a los árboles con sus pies, bajaron de cabeza.....

   ... Aunque no tengo humor de escribir y que debía aprovechar este momento en descansar le quiero dar esta prueba de afecto, y que asegure al Gobierno y a nuestros amigos, que mientras que haya pólvora, balas y piedras sobre el castillo, mientras exista González y Cevallos, no será presa de los Vándalos. Así se lo asegura su Afectísimo Apasionado Amigo de corazón..."

   La numantina resistencia de los defensores encendió la ira de la canalla francesa, quienes viendo como su orgullosa Grande Armée era rechazada una y otra vez ante sus furiosos embates, acaudillados por el sargento mayor Rafael Ceballos Escalera, hizo comprender al general francés Víctor que sin artillería de gran calibre y una presencia importante de saldados no había nada que hacer, por lo que solicitó una y otra vez se le enviara, lo que consiguió  y una vez con ella, a primeros de diciembre comenzó un incesante cañoneo que destruyó el puente levadizo y un almacén de pólvora, explosión que hirió a varios soldados y tras cinco días de fuego francés había abiertas brechas en los lienzos que miraban a la ciudad, por las cuales comenzaron a los enemigos a practicar el asalto a la fortaleza.

   Afortunadamente para la guarnición, se hallaba en la bahía el bergantín inglés La Nave, que por medio de señales indicó que el comandante iba a desembarcar, a pesar del fuego, para conocer de primera mano la situación, el cual, al verla, comprendió lo crítica que era y pidió a los defensores que resistieran, que vendría con lanchas de salvamento para evacuarlos, lo que se consiguió en la noche del ocho de diciembre, no sin antes haber lavado la artillería. En la operación fallecieron algunos hombres por culpa de las prisas con hubo que hacerlo todo, pues los franceses redoblaron el fuego de fusilería para impedir el embarque de nuestros hombres.

   Esta guarnición fue trasladada a Algeciras, habiendo debido refugiarse en el Peñón de Alhucemas por culpa del temporal.

   La acción vino relejada en la Gaceta de la Regencia del siguiente modo, aportándonos algunos datos más a los ya referidos:

   "A las 11 del día 3 del corriente se presentaron los enemigos en número de 1700 a 2000 hombres con tres cañones de á 24, dos obuses de á 7 y un mortero de 9 pulgadas, al mando del general Sebastini, al frente del castillo de S. Luis de Marbella.

   En el momento empezaron á formar sus baterias en la ermita del calvario de este pueblo, las que se consiguio destruir por dos veces con el vivo y acertado fuego de nuestros artilleros; pero el 8 amanecieron construidas tres baterias, la una de sacos á tierra en el camino de Marbella á Málaga, que batia el flanco derecho del castillo, compuesta de dos cañones de á 24; la otra dentro del pueblo de Marbella que constaba del mortero y un obus y la otra del cañon y un obus, que batia el flanco izquierdo del expresado fuerte.

   Todas rompieron el fuego á las 11 del dia, y se les contestó con mucha viveza; pero como las murallas eran debiles y los fuegos del enemigo mayores que los nuestros, consiguieron desmontarnos un cañón, batiendo al mismo tiempo la puerta y murallas de la fortaleza.

   En vista de ello su gobernador el teniente coronel D. Rafael Cevallos Escalera, que en otras ocasiones anteriores la habia defendido gloriosamente, obligando al enemigo á abandonar con mengua la empresa, determinó evacuar el fuerte, y embarcarse con su guarnición en algunos buques ingleses que cruzaban en aquellas aguas.

   Así se executó con el mayor orden á pesar del vivo fuego de artilleria que hizo el enemigo y duró hasta las 11 de la noche del 8 en cuya hora estaba ya a bordo toda la guarnición, á excepción del cabo Miguel Hilario, que con 4 artilleros se quedó a clavar las piezas, romper los juegos de armas e inutilizar las municiones.

   El fuerte ha quedado enteramente arruinado, y actualmente lo ocupa un corto destacamento enemigo."

   A pesar de no ser numeroso el destacamento francés, este acometió obras de fortificación en el castillo, así como aspilleraron el convento de San Francisco, hicieron un fuerte reducto con foso y empalizada y colocaron ocho cañones de grueso calibre, todo ello pagado por el vecindario.

   Casi dos años después y viendo perdida la guerra, las tropas francesas estacionadas en las villas costeras, recibieron el veintidós de agosto de 1812 la orden la orden de evacuarlas, orden que fue rápidamente ejecutada y los franceses estacionados en Marbella, al mando del coronel Maransin, huyeron de Marbella el veinticinco de agosto de 1812, no sin antes hacer estallar el polvorín, destruyendo el ala de levante del castillo, clavar las piezas de artillería y arrojar al mar las municiones que no se pudieron llevar.

   Esto que a continuación pongo es la traducción de la orden por la cual el general Honoré Gazan de la Peyriere le ordena al general Jean-Pierre Maransin que evacúe, entre otros, Marbella y destruya lo que pueda:

   "Sevilla, 22 de agosto de 1812

   Orden de evacuar el Litoral. Medidas a tomar.

  Señor general, según las órdenes del general en jefe, habrá de evacuar inmediatamente Marbella Alhaurín, Vélez y Málaga, y conducirá a todas las tropas de todas las armas, francesas o españolas, así como con las francesas. que están establecidos en el país que temerían verse comprometidos si se quedaran, incluso con los españoles que quieran seguirle, el cónsul de Francia, las administraciones y comisiones de secuestro, a Antequera, donde se unirá a la columna del general Conroux y seguirá las órdenes de este general.

    Al evacuar los lugares incluidos en su gobierno, destruirá las armas y municiones que no se puedan llevar, así como las principales fortificaciones. Devolverá a las autoridades del país, de acuerdo con el orden del día 15 de este mes, las tiendas y objetos que quedaran. Se encargará de que no se cometan molestias y de que las tropas observen una severa disciplina, manteniéndolas siempre preparadas para el combate y haciéndolas servir con gran vigilancia.

   Dará órdenes para que cada soldado cuente con 60 cartuchos y que se lleven la mayor cantidad de comida posible. Tenga especial cuidado de que nadie se quede atrás.

   El general de división Conroux recibe las órdenes generales para esta evacuación; ejecutar lo que sea en el caso de recibirlas, sin separarlas del contenido de esta orden.

                                                                                                          El general de división,

                                                                                     Jefe del Estado Mayor General del Ejército,

                                                                                                              Conde Gazan

   Iguales o similares órdenes fueron dictadas al capitán Chesnaie, comandante de Alhaurín, al mariscal Soult, al general Maransin y otros.

   3ª - Tras la declaración de guerra a Francia en abril de 1823, la ciudad de Marbella vio que en caso de acciones militares en su territorio estaba pobremente defendida, tan solo por una compañía de inválidos hábiles y la milicia nacional, por lo que se decide desenterrar los cañones que se hallaban junto al castillo desde 1812, fecha en que se retiraron los franceses.


Tarjeta de invitación a la inauguración del Hotel El Fuerte

   4ª - El periódico El Mediodía de Málaga, informaba en febrero de 1885 "que frente al castillo de San Luis, en aguas de Marbella, naufragó dias pasados el laúd «Virgen del Carmen.» La tripulación estuvo á punto de perecer, logrando con bastante trabajo ganar la playa, gracias á los esfuerzos de un cabo de carabineros y siete individuos á sus órdenes"  

   5ª - Hay quien afirma que en el muro que mira al mar fueron fusilados entre 1936 y 1938 marbellíes y que están enterrados en ese sitio.

   5ª - El nueve de septiembre de 2017, la Asociación Histórico Cultural Torrijos 1831 ofreció a la altura de los restos del castillo, una recreación histórica de la defensa del mismo que realizaron los soldados del regimiento de infantería de Málaga. Los miembros de la asociación iban perfectamente vestidos con ropa de la época y portando banderas del regimiento, tras lo cual leyeron un documento que daba cuenta de os sucesos acaecidos dos siglos antes.

   6ª - Al día de hoy solo quedan restos de varias habitaciones abovedadas, aunque bastante desfiguradas, hallándose junto al hotel que desde el cuatro de julio de 1957 ocupa la finca donde se hallan los dichos restos y donde se ha ubicado un pequeño museo que depende del hotel.

   Se halla amparado por la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Soldado Malagueño

Málaga - 2020

jueves, 15 de octubre de 2020

COMANDANTE IGNACIO DE ROJAS Y ROJAS. 1835-1917.

    Nació Ignacio en la ciudad de Antequera, el nueve de octubre de 1835, hijo de Joaquín de Rojas y González Torres de Navarra y de Carmen Rojas Díez de Tejada Godoy, marqueses de la Peña de los Enamorados.

   Ingresó el diecinueve de enero de 1850 como cadete en el Colegio General Militar, donde permaneció hasta que este fue extinguido, pasando a continuar su formación al Colegio de infantería, donde estuvo hasta el siguiente uno de enero de 1856, que obtuvo su empleo de subteniente con destino al regimiento de Burgos, al que se incorporó en Madrid a finales de febrero, quedando de guarnición hasta fin de mayo, que pasó en igual situación a Granada.

Escudo de los Rojas

   En enero de 1857, pasa el regimiento de guarnición a Valencia, quedando en Játiva primero hasta fin de junio y a Morella después hasta fin de septiembre, que pasó al batallón provincial de Aranda de Duero. El veinticinco de septiembre asciende a teniente por antigüedad.

   En diciembre de ese año, es destinado a prestar sus servicios al batallón provincial de Écija, en cuyo punto de demarcación permaneció hasta el treinta y uno de julio de 1859, que por orden superior es destinado al regimiento de África, incorporándose a él en la ciudad de Sevilla, permaneciendo en dicha plaza hasta el veintiséis de diciembre, que pasó a Cádiz, donde el veintiocho de febrero de 1860 se embarcó para África conduciendo soldados que habían sido destinados a aquel ejército y una vez cumplido ese cometido, el veintiocho del mismo mes causa baja en dicho regimiento, pasando a continuar su servicio en el batallón de Cazadores de Baza.

   Se incorporó a dicho batallón el primero de marzo en las llamadas Huertas de Tetuán, hallándose el siguiente día veintitrés en la batalla de Wad-Ras y Sierra de Benicidex y por el mérito contraído en esas acciones obtuvo el grado de capitán, con fecha del mismo día.

   Firmada la paz preliminar con los moros, volvió a hallarse en las Huertas de Tetuán, donde permaneció hasta tres de mayo, tras lo cual embarcó en Ceuta y marchó a Alicante, para desde allí pasar a Madrid, donde quedó de guarnición hasta el treinta y uno de agosto de 1861, que pasó con Real licencia a Antequera, permaneciendo en dicha plaza hasta finales de febrero de 1862, que se incorporó a su batallón en Madrid, permaneciendo en el de guarnición hasta agosto, que pasó al provincial de Lucena, donde quedó formando el cuadro permanente hasta fin de julio, que fue transferido al regimiento provincial de Málaga, pasando a Antequera con goce de media paga hasta el treinta y uno de diciembre de 1866.

   El primero de enero de 1867, recibe la orden de incorporare al regimiento de Valencia, lo que efectuó el siguiente día veinte en la plaza de Cádiz, quedando de guarnición hasta el dieciocho de junio, que pasó a dar guarnición a Algeciras hasta el siete de agosto del año siguiente, que obtuvo licencia temporal para pasar a Antequera.

   El diez de octubre asciende a capitán y queda en situación de reemplazo.

   Continuando en situación de reemplazo, en 1869 prestó en Granada el juramento a la Constitución y en 1871 prestó el juramento de fidelidad al rey Amadeo.

   Por Real orden de nueve de marzo de 1872, es destinado al batallón de reserva de Granada, donde permaneció hasta siguiente treinta y uno de julio, que recibió la orden de incorporarse al regimiento de la Reina, pero no llegó a hacerlo, pues justo un mes después pasó a situación de supernumerario con residencia en Antequera.

   El diecinueve de octubre de ese año de 1872, contrae matrimonio con María del Carmen Rojas-Arrese Yáñez-Barnuevo.


Archivo Histórico Municipal de Antequera

   Continúa en situación de supernumerario hasta el veinticuatro de noviembre de 1875, que pasa destinado al batallón de reserva Nº 20, permaneciendo en el hasta fin de año. Antes, el veinte de febrero, es ascendido a Comandante por antigüedad.

   El treinta de enero de 1876, es declarado en situación de reemplazo, en la que permanece hasta el veinte de marzo de 1878, que pasa destinado al batallón de reserva de Antequera, que dando en situación de provincia hasta el treinta de junio de 1879.

   En el interín, el once de abril de 1878 fallece su mujer.

   El treinta y uno de julio de 1880 pasa al Depósito de Antequera y el veintitrés de octubre contrae segundas nupcias con Teresa Arrese Rojas y Yéz-Barnuevo.

   Permanece en igual situación hasta febrero de 1884, que por Real orden pasa a la situación de reserva y el veintiocho de agosto de 1886, se le concede el retiro.

   Había obtenido las siguientes condecoraciones:

- La medalla conmemorativa de la Campaña de África, por R. D, de diez de marzo de 1860.

- "Bien de la Patria" por haber pertenecido al Ejército de África, por R. O. de ocho de octubre de 1860.

- En 1873, recibió la cruz sencilla de la Orden de San Hermenegildo, con antigüedad de diecinueve de enero de 1871.

- En 1882, obtuvo la placa de la Orden de San Hermenegildo, con antigüedad de treinta de diciembre de 1879.

   Así pues, el treinta y uno de agosto de 1886, presentaba treinta y seis años, siete meses y doce días de servicios, de los cuales se le dedujeron nueve meses por descuentos de servicios. Falleció el catorce de abril de 1917.

NOTA: La imagen del Archivo Histórico Municipal de Antequera es propiedad de ese Archivo. Está prohibido su uso con fines comerciales, económicos, mercantiles, propagandísticos o cualquier otro uso que suponga beneficio económico.

Soldado Malagueño

Málaga - 2020

sábado, 10 de octubre de 2020

BRIGADIER FRANCISCO DE PAULA CASASOLA CUÉLLAR. 1789-1839.

   Vio por primera vez la luz en la señorial ciudad de Antequera, provincia de Málaga, un seis de octubre de 1789. Hijo de Diego Vicente Casasola Benjumea y de Dionisia de Cuéllar y Veladiez, primeros marqueses de Fuente de Piedra y vizcondes de Vistahermosa. Era su padre comandante de voluntarios realistas y regidor perpetua de Antequera.

   Ingresó como caballero de la Real Maestranza de Caballería de Ronda a la par que su padre, el trece de abril de 1793.

   

   El dieciséis de octubre de 1805 ingresa en clase de cadete en el primer batallón de las Reales Guardias Españolas, donde estuvo formándose y estudiando diferentes materias, tales como álgebra, aritmética, geometría, trigonometría rectilínea y esférica, etc., permaneciendo en esta situación hasta que el ocho de febrero de 1809 asciende a alférez de fusileros y con ese empleo es destinado al Ejército del Centro, hallándose en la retirada de Valdepeñas a Despeñaperros del veintisiete de marzo.

   Mes y medio después de este suceso, el diez de mayo asciende a alférez de granaderos y el cinco de julio a teniente de fusileros y con este empleo pasa a servir a las órdenes del general Francisco Javier Venegas, hallándose el once de agosto en la Batalla de Almonacid , donde se distinguió cuando durante la retirada del segundo batallón de Reales Guardias, que ocupaba unas posiciones fuera del pueblo, defendió dicha retirada con una partida de cien hombres del mismo contra una fuerza enemiga muy superior, deteniéndolos durante un buen rato dando tiempos al resto a replegarse. En esta acción se produjeron bastantes bajas entre esos cien hombres, entre muertos y heridos. Por su capacidad y resistencia ante el enemigo, se le ascendió el siguiente trece de septiembre a segundo teniente de granaderos, con cuyo empleo asistió a la catastrófica Batalla de Ocaña del diecinueve de noviembre.

   Tras la catástrofe de Ocaña, fue replegado a la ciudad de Cádiz, donde el doce de marzo de 1810 fue ascendido a primer teniente de fusileros y el siguiente seis de agosto a primer teniente de cazadores.

   El veintiuno de agosto de 1810, formó parte de las tropas que fueron a la expedición a Moguer, Huelva, con el general Luis Lacy y al siguiente año, los días tres y cuatro de marzo, se halló en la defensa de Sancti Petri, donde tras batirse valientemente, fue hecho prisionero junto a otros por los franceses y recluidos en el castillo de Jerez de la Frontera, de donde diecisiete días después consiguió burlar a la guardia que los custodiaba y a los centinelas del castillo, logrando escabullirse por las calles y escaparse, volviendo a Cádiz y reincorporándose a las líneas de defensa del lugar, siendo ascendido a primer teniente de granaderos el siguiente dieciocho de noviembre.

   Viéndose burlados, los franceses corrieron la especie de que era un hombre sin honor, pues decían que había jurado no escapar y a pesar de su juramento huyó, lo que fue después desmentido por el brigadier Lorenzo Jiménez de Cenarbe, compañero de cautiverio.

    No parece que tras estos acontecimientos se hallara en más hechos bélicos, pues la siguiente noticia que de él tenemos es ya del diez de abril de 1815, día en el que recibe el grado de coronel, por lo que es posible que se hubiera hallado en alguna otra acción más desde el dieciocho de noviembre de 1811 hasta la última fecha citada.

El quince de marzo de 1818, es recibido como socio de la Real sociedad económica de amigos del País de la villa de Castro el Río, Córdoba.

En abril de 1819, es recibido como caballero de la orden de Alcántara.

   Continuó prestando su servicio y la siguiente noticia que tenemos es que era un totalmente contrario a la Constitución de 1812 y consecuente con ello, en mayo de 1820 formó parte de una junta conspirativa cuyo objetivo era impedir que Fernando VII jurara la Constitución en el Congreso y el restablecimiento del absolutismo.

   Dos años después, el treinta de junio de 1822, acudió junto con su compañía a posicionarse junto al palacio real, permaneciendo en dicho puesto hasta que el cinco de julio entró en palacio protegiendo a la real familia.

   El siete de julio, fue Madrid escenario de trágicos sucesos protagonizados por la Guardia Real, que espoleada por Fernando VII intentó asaltar el Ayuntamiento para descabezar al poder legal, derogar la Constitución de 1812 e implantar por la fuerza el absolutismo.

   Ante este ataque a la legalidad se opuso con firmeza la Milicia Nacional, que tuvo el triste saldó de tres milicianos muertos y cuarenta heridos. La Guardia Real tuvo catorce muertos, no habiendo noticias de los heridos que tuvo.

   Ante estos sucesos, se le ordenó a Casasola salir de allí con su compañía e incorporarse al batallón en Vicálvaro, de donde pasó a la plaza de Tarancón, donde el regimiento fue disuelto y Casasola, temiendo ser hecho prisionero, salió de Madrid y huyó  Gibraltar, donde entró en contacto con el general Pedro Grimarest y Oller, quien también había huido, aunque este lo hizo de Sevilla, donde había sido arrestado y recluido en prisión, aunque logró escapar.

   Juntos pasaron a Francia, donde se pusieron a las órdenes del Francisco de Eguía y López de Letona, quien también había huido a Francia al no aceptar la Constitución de 1812.

   Desde allí promovieron el envío de medios para las guerrillas que apoyaban al absolutismo, pasando después a las órdenes del teniente general barón de Eroles a España e instalándose la Junta Provisional en Oyarzun, hasta que posteriormente entraron en España el duque de Angulema y la los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, que repusieron en el trono el absolutismo.

   Antes de esto, el general Carlos O´Donnel y Anethán le nombró capitán de cazadores en el batallón de Guardias que formó en San Jean Pied du Port.

   Tras estos acontecimientos, el veinte de marzo de 1823 obtiene patente de coronel efectivo y el siguiente doce de mayo asciende a brigadier de infantería, pasando a ser ayudante general de la Junta Provisional de Gobierno, tras lo cual se incorporó a su batallón en Tarifa (1)  

   El veintiocho de junio de 1826 es nombrado académico de honor de la Real Academia de San Fernando. Quizás ayudase a su nombramiento como académico a que a primeros de enero de 1823, conoció en Francia a Antonio Gómez Calderón, académico y consiliario de esa Real Academia.

   Desgraciadamente para él, todos estos acontecimiento tuvieron malas consecuencias, pues con el desbarajuste de la situación quedó con los empleos referidos pero sin destino ni colocación y en clase de  excedente y con sueldo de teniente primero, a añadir los gastos que tuvo durante su exilio en Francia y el embargo de bienes que sufrió tras los hechos de julio de 1822, por lo que tuvo que ir enviando carta tras carta solicitando su sueldo real o un puesto análogo, como la plaza que solicitó en diciembre de 1825 de Gentil Hombre de cámara del infante Carlos Luis o la plaza que solicitó en octubre de 1826 de fiscal militar del Consejo Supremo de la Guerra.  

   El veintidós de julio de 1826, le fue impuesta la cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

   El veintidós de junio de 1828 se incorporó como comandante a la tercera brigada de Voluntarios Realistas de Castilla la Nueva, en la provincia de Cuenca, que mandó hasta la disolución de esta en octubre de 1833, tras la muerte del tirano.

   En septiembre de 1830, fue uno de los caballeros designados por la Real Maestranza de Ronda para presentar las congratulaciones de esta institución nobiliaria al rey y la reina por el nacimiento de quien sería  Isabel II.

   Falleció en su casa-palacio de Fuente de Piedra el veintisiete de septiembre de 1839, de una apoplejía fulminante, habiendo otorgado testamento militar antes de morir ante su hermano José María y su cuñado Rafael Antonio Prado y de este testamento hablaremos luego.

   El siguiente día veintiocho se le hicieron las exequias en la iglesia del antiguo convento de Santo Domingo, de la que era patrono.

   Era también vizconde de Vistahermosa y miembro de la Sociedad de Labradores de Castro del Río y estaba en posesión de varias cruces de distinción.

   Bien, ahora vamos con la historia del testamento militar.

   Como he dicho, Casasola falleció en su casa de Fuente de Piedra de una apoplejía fulminante, hallándose presente su hermano José María, quien avisó a sus dos hermanos Diego y Agustina, viniendo en representación de esta su marido Rafael Antonio Prados, los cuales cuando llegaron solo encontraron un cadáver frío.

   Reunidos, se las apañaron para que el secretario del Ayuntamiento expidiese el correspondiente certificado de defunción, actuado como testigos el cura ecónomo y tres individuos más, quienes aseguraron que habían estado presentes  cuando falleció y oyeron decirle que tenía hecho un testamento militar que se hallaba en su casa entre sus papeles y que de ello tenían conocimiento sus hermanos.

   Cuatro días después del óbito, los dos hermanos y el cuñado presentaron un escrito acompañando al testamento militar, solicitando que fuera elevado a instrumento público, lo que se hizo previas declaraciones del cura ecónomo el secretario del Ayuntamiento y los otros tres testigos firmantes, quienes aseguraron ser cierto la existencia de tal testamento.

   Antes de eso, el día dos de octubre, el comandante militar de Antequera notificó al capitán general de Granada la muerte sin testar de Casasola, de lo que tenía conocimiento por una nota que le pasó Rafael Prado, el cuñado de Casasola. Pero cuando se presentó la autoridad para custodiar el inventario de los bienes, los hermanos presentaron el testamento, por lo que se suspendió el inventario.

   De mod que los hermanos fueron quienes realizaron el inventario, tasación y repartición de los bienes, presentando el resultado en una escritura de fecha diecinueve de diciembre de 1840, por la cual Casasola dejaba por herederos a sus hermanos, pero con la orden de que "...la mitad libre de bienes de todos sus mayorazgos se entregase al primogénito D. José para cierto fideicomiso o encargo secreto y excluían expresamente los bienes de dicha mitad por no ser divisibles entre ellos..."

   El fideicomiso era de un valor  de treinta y seis duros, que como vemos se lo quedó José María. El resto se dividió a partes iguales a razón de cuatro mil duros cada hermano.

 

Palacio de los marqueses de Fuete de Piedra, obra de finales del siglo XVIII, de estilo neoclásico e inspiración herreriana, hoy, por desgracia, desaparecido.

   Todo estuvo muy bien y el tiempo transcurrió en paz y armonía entre los hermanos, pero esta situación se quebró al fallecer José María once años después, siendo sus albaceas y testamentarios su hermano Diego y su cuñado Rafael, quienes empezaron a mover papeles y documentos, los cuales les empezaron a crear serias dudas sobre el fideicomiso, de manera que habiéndose enterado el cura ecónomo, el secretario del Ayuntamiento y los otros tres testigos firmantes, en 1850 acudieron al capitán general de Granada, al que declararon que dicho testamento era más falso que Judas y que habían firmado persuadidos por José María en la idea de que había que evitar la intervención de la justicia y que tranquilos, que nadie saldría perjudicado, que aquí están mi hermano y mi cuñado y no hay problema, pero ellos, atendiendo a su conciencia acudieron a esa superior autoridad a retractarse de sus declaraciones de 1839.

   Ante la acusación que se hizo que el testamento lo había redactado el cuñado, éste negó tal cosa.

   Ante estos hechos se inició un pleito entre los hermanos y la viuda e hijos de José María, pidiendo aquellos que se declarase falso el testamento, que se reconociera que Casasola había muerto ab intestato y exigían que se realizara un nuevo reparto de los bienes del difunto brigadier a partes iguales, alegando para ello que si el testamento se había hecho como se exponía y si lo habían elevado a instrumento público fue por el error de creerlo verdadero. Un follón, vaya.

   Tras el pleito, el juez inferior tomó en consideración la acción de los demandantes, los hermanos de Casasola, declarando falsa la disposición testamentaria y lo que se hizo después, pero elevado el caso por la viuda  al Tribunal de Guerra y Marina, este revocó el fallo del juez inferior, declarando válido el testamento.

   La defensa de la viuda mantenía que si un militar tenía la facultad de manifestar su última voluntad a cualquier persona confiando en su honradez en llevar a la práctico lo dispuesto, lo podía hacer por el fuero militar y si encima este documento se presentaba ante un escribano o un juez -como se presentó ante el secretario del Ayuntamiento-, pues ya tenía todo el valor legal necesario. La viuda, lógicamente, tenía copia de dicho testamento.

   Seguía la defensa de la viuda con que el problema era que los que supuestamente urdieron la trama, los hermanos y el cuñado, comprendieron que ese testamento perjudicaba sus intereses, dado que adjudicaba la mayor parte de la herencia a José María, por lo del fideicomiso, y adujeron que no se iban a dejar embaucar si salían perjudicaron, de modo que con la retractación lo que hacían era salir en la defensa de sus intereses, por lo que resultaba sospechoso y de poco peso su declaración.

   Así mismo, decían los abogados de la viuda que no se le podía dar importancia ni al parte dado por el comandante de armas de Antequera, ni a lo apreciado por los calígrafos sobre la autenticidad de las firmas catorce años después de quienes declararon que Casasola falleció sin testar y también argüían que en el documento que acompañaba al testamento, los hermanos se obligaban a darlo por válido y auténtico y que por ello renunciaban a lo que pudiera alegarse en el futuro.

   Ante esto, los abogados de los hermanos, para demostrar que la escritura era nula, dijeron que los hermanos la otorgaron por error, lo que el defensor de la viuda rebatió diciendo que no podía haber error al otorgar la escritura en 1840 si las pruebas y las retractaciones conducía a creer que sabían perfectamente que no era válida, que era falsa.

   Al final, no sé cómo, los abogados de los hermanos consiguieron, basándose en pruebas y hechos, convencer al jurado que el testamento era falso y que la escritura se otorgó por error y en sentencia de revista el tribunal falló en discordia el pleito, supliendo y enmendado la de vista y confirmando el auto que en su día declaró nulo el testamento y la escritura el juez inferior.

   Un show, vaya.

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 (1) Desconozco a que batallón se refiere. Es posible que se refiera al mismo batallón de las Guardias Reales en el que estuviera en 1821 y que fue disuelto en Tarancón y que se rehabilitara tras el triunfo del absolutismo. No lo dice en el documento usado.

Soldado Malagueño

Málaga - 2020

jueves, 8 de octubre de 2020

CAPITÁN JUAN FRANCISCO DE ARRESE GIRÓN

 Nació Juan Francisco de Arrese en la ciudad de Antquera, provincia de Málaga. Desconozco la fecha y de quien era hijo.

Ingresó en el ejército el primero de enero de 1702, luego es probable que naciera entre 1680 y 1685. Lo hizo en el Puerto de Santa María con armas y caballo propios como soldado aventurero, siendo destinado al regimiento de Burgos, en la compañía que mandaba el conde de Bobadilla.

Su primer encuentro con la guerra fue al poco de llegar, pues pasó a la defensa de la costa cuando el veintiséis de agosto una armada inglesa desembarca tropas en Rota. Ante esto, Arrese con su regimiento avanzan contra ellos, obligándolos a dar media vuelta y huir.

Tras esto, pasó el primero de octubre a la compañía de Pedro de Rojas Chacón, en clase de alférez y en este nuevo puesto pasó con el regimiento al ejército de Extremadura, donde bajo las órdenes del general marqués de Villadarias entró en junio de 1704 en Portugal, pasando a asediar las plazas de Marbaón y Castelo Davide, pasando luego Arrese de guarnición a la plaza de Nodar, más al norte.

Habiendo sido tomada y ocupada por los ingleses la plaza de Gibraltar, en noviembre se traslada a dicho punto, donde antes de abrir las trincheras para el ataque a la plaza, se batió ferozmente con el enemigo, pero el enemigo se hace fuerte y los españoles se ven obligados a levantar el campo y el regimiento pasa a Cádiz, aunque la compañía de Arrese y otras dos más, bajo el mando del capitán Juan Alavés, pasan a bordo de dos barcos para conducir las piezas de artillería usadas en el sitio a Gibraltar.

Cuando dichos dos barcos se hallaban ya navegando, los ingleses mandan a una fragata en su persecución alcanzándolos en la Punta del Carnero, sometiendo a nuestros barcas a un intenso fuego artillero, el cual es respondido por nuestros barcos, que a duras penas les pueden hacer frente por no tratarse de barcos artillados. En estas, los ingleses logran atravesar el barco que transportaba los cañones y viendo que era imposible salvarlo, lo terminan de hundir los españoles, dirigiéndose a la costa, donde desembarcaron y fueron por tierra a Cádiz (1)

El ocho de abril de 1705, el rey firma su patente de capitán, empleo que sirvió en el mismo regimiento de Burgos.

Con su nuevo empleo, a finales de agosto de 1706 recibe orden de incorporase al regimiento de Vitoria, mandado por Diego de Estrada y Nava, lo que hace en Tarazona y el catorce de octubre pasa con el resto de las tropas a poner sitio a la ciudad de Cuenca y en el avance sobre el puente de Huete para su desalojo, rindiendo la ciudad por capitulación el siguiente nueve de noviembre.

Tras esto, se halló en la función que se dio el dieciséis de diciembre en Calamocha, donde bate y persigue al enemigo hasta que el regimiento es llamado para unirse al ejército de Cataluña, pero cuando ya iba a empezar a operar, se recibe la orden de pasar al ejército de Extremadura, aunque Arrese y otros oficiales fueron hechos prisioneros y trasladados primero al castillo mozón, de donde pasó al de Gerona, donde permanecieron por espacio de cinco meses, al cabo de los cuales fueron embarcados para su traslado, pero navegando cerca de la Génova, lograron reducir a los guardias y hacerse con el control del barco, poniendo rumbo a Mónaco, donde desembarcaron.

El siguiente primero de enero de 1709, retorna al regimiento de Burgos, donde permaneció prestando el servicio hasta el cinco de mayo de 1713, que por haber sido publicado el fin de la guerra, hizo uso de la licencia que le concedió el capitán general de Extremadura, marqués de Bay, para pasar a su casa., en Antequera.

Durante esos cuatro años y medio, estuvo con su regimiento primero en el ejército de Extremadura, en las operaciones en Portugal. Después, ya a mediados 1710, pasa a Cataluña y ante las dificultades pasa a Aragón y luego nuevamente a Extremadura, haciendo luego un recorrido por todo el centro peninsular, pues atraviesa Salamanca, Talavera, Madrid, Guadalajara, Brihuega y, finalmente, se halla el regimiento en la Batalla de Villaviciosa del diez de diciembre.

Tras esto, el regimiento retorna a Extremadura, dedicándose a vigilar la frontera portuguesa y desde el veintiocho de septiembre hasta mediados de noviembre de 1712 se halla en el sitio puesto a Campomaior, hasta que tras el armisticio, en diciembre pasa de cuartel a Cáceres y al año siguiente, 1713, a Villanueva de la Serena, plaza en la que Arrese, como dije antes, obtuvo licencia para pasar a Antequera.

Tras esto, debió abandonar el servicio activo, pues su hoja de servicios, redactada en 1721, no dice que permaneciera en el.

(1) Aquí se produce una contradicción entre lo que cuenta la hoja de servicios y lo que cuenta el conde de Clonard, pues mientras en la primera dice que se logra salvar la artillería, el segundo dice que el barco que la transportaba se hundió.

Soldado Malagueño

Málaga - 2020

martes, 6 de octubre de 2020

MARISCAL JUAN MARÍA ECHEVERRI Y CHACÓN. 1769-1830.

   Nació en la ciudad de Málaga a las cinco de la mañana del cinco de agosto de 1769, siendo bautizado en mismo día en la iglesia del Sagrario de la catedral de Málaga. Fueron sus padres Juan Felipe Echeverri Vargas y Isabel Chacón Manrique de Lara y Messía, condes de Villalcázar de Sirga.

   Ingresó en el Real Seminario de Nobles de Madrid, aunque desconozco la fecha exacta. Lo que sí sé, es que ingresó como cadete menor de edad en el regimiento de Reales Guardias Españolas, siemdo nombrado cadete con antigüedad el cinco de agosto de 1785, permaneciendo en esa situación hasta el siguiente dieciséis de mayo de 1793, que ascendió a subteniente de fusileros.

   Con este empleo, y habiendo empezado ya la Guerra del Rosellón, fue destinado a servir a las órdenes del capitán general del Ejército de Aragón, Pablo de Sangro y Merode, príncipe de Castelfranco, asistiendo a la entrada al valle de Arán, pasando el veintiocho de junio a continuar prestando sus servicios en el ejército del Rosellón, donde el siguiente diecisiete de julio se halló en el ataque a Perpiñán y el veintidós de septiembre en la batalla de Truillas.

   Así mismo, estuvo en la defensa de las alturas de Boulou a primeros de octubre, en la toma de las baterías de Banyuls y Treserres y guarneciendo el reducto de Pla del Rey. Por sus méritos ascendió a alférez de granaderos el treinta de diciembre.

   Continuó demostrando sus capacidades y ánimo en cuantos encuentros mantuvo con el enemigo, pero el primero de mayo de 1794 fue hecho prisionero y enviado a Francia, donde permaneció recluido hasta que terminó la guerra. A su regreso, en primero de mayo de 1794 es ascendido a segundo teniente y el once de mayo de 1795 fue promocionado a primer teniente, siendo posteriormente destinado a continuar su mérito en el acantonamiento de Mallorca de donde pasó a servir en la guerra con Portugal en 1801.

   Tras la reforma de los regimientos de Guardias Españolas fue nombrado teniente el primero de mayo de 1803.


Oficial de Reales Guardias Españolas de Infantería

   Cuando los franceses invadieron España, Echeverri fue destinado en junio a Valencia, pasando a la defensa del desfiladero de las Cabrillas. Una vez allí, el mariscal Pedro Adorno le puso al mando de un destacamento de ciento cincuenta guardias y junto a otros ciento cincuenta les situó en el puente de Contreras, un puente de madera que previamente había sido inutilizado.

   Las operaciones que se llevaron a cabo en esa jornada fueron un completo desastre por la mala planificación de la defensa, logrando romper los franceses la línea defensiva española por el puente del Pajazo, pues cerca de él había un vado cercano y fácil de cruzar, lo que aprovecharon y derrotaron a los españoles, poniéndolos en fuga.

   Las tropas que lograron salvarse- entre ellos Echeverri-, se unieron a la división del general González Llamas, las cuales se dedicaron a hostigar y dañar a los franceses en su avance hacia Valencia.

   El veintiuno de junio de 1808 obtuvo su patente de capitán.

   Tras estos sucesos, se halló en la campaña del Ebro, hallándose en la batalla de Tudela del veintitrés de noviembre y en la retirada a Cuenca, pasando luego a hallarse presente en la acción de Ciudad Real del veintisiete de marzo de 1809, tras la que pasó a Valdepeñas, desde donde se organizó la retirada hacia Despeñaperros.

   Pero la guerra continúa y así, el once agosto, combatiendo bajo las órdenes del general Villegas,  se halló en la batalla de Almonacid y el siguiente diecinueve de noviembre en la de Ocaña, ambas saldadas con desastrosas derrotas españolas.

   La batalla de Ocaña abrió a los franceses las puertas de Andalucía, entrando como un vendaval y arrasándolo todo a su paso. En estas, Echeverri fue puesto al mando del segundo batallón de Guardias por el duque de Alburquerque y marchó con él a Cádiz, donde el veinticuatro de agosto de 1810 fue nombrado teniente de rey interino de esa plaza.

   Durante su estancia en Cádiz, tomó parte activa en su defensa, cubriendo con su batallón el puente de Sancti Petri y la entrada en la ciudad de las tropas que venían de la batalla de Chiclana del cinco de marzo de 1811.

   Así mismo, se halló en la expedición mandada por el general Joaquín Blake y Joyes al condado de Niebla y en el asalto a su castillo y en la batalla de la Albuera del dieciséis de mayo.

   El veintitrés de junio ascendió a brigadier.

   Tras estos acontecimientos, marchó de nuevo junto al general Blake a Granada, embarcando en Cádiz y desembarcando en Almería el treinta y uno de julio, marchando Blake a Valencia el siete de agosto y quedando Echeverri bajo las órdenes del general José O´Donnell, quien dirigió las operaciones contra los franceses el siguiente día nueve -otras fuentes hablan del once- en Zújar, saldándose el enfrentamiento en una nueva derrota de los españoles, con cuatrocientos treinta y tres bajas entre muertos y heridos y mil cien prisioneros y extraviados.

   Afortunadamente, los franceses, temiendo ser sorprendidos por Ambrosio de la Cuadra, enviaron a toda su caballería y a la brigada del general Rignoux a prevenir un posible ataque, no aprovechó la victoria y mandó al resto de los hombres a cubrir Cúllar y Baza.

    En fin, tras estos sucesos, nuestro hombre fue destinado al 6º ejército.

   Ya en 1812, pasa a Cádiz y esperando embarcar con destino a Galicia, el ocho de febrero se le destina a la Isla de Cuba, donde el dieciocho de diciembre obtiene el empleo de teniente de rey de la plaza de La Habana y el de segundo cabo e inspector general de las tropas de Cuba el siguiente cinco de febrero de 1813.


Escudo de La Habana

   El dieciocho de octubre de 1814 promociona al empleo de mariscal y el catorce de julio de 1815 cesa como teniente de rey de La Habana, aunque continúa como inspector general de las tropas cubanas.

   El dieciséis de abril del año siguiente condujo un destacamento formado por un capitán, dos tenientes, dos subtenientes, cinco sargentos, un corneta, un tambor, diez cabos y cien soldados del regimiento Voluntarios de Tarragona desde La Habana a Pensacola para desalojar a los estadounidenses, que habían entrado ilegalmente en la Florida.

   Efectivamente, el general Andrew Jackson había mandado informes a Washington en los que afirmaba que los españoles estaban suministrando armas a los indios, y aunque los españoles enviaron emisarios para notificar que eso era falso y que lo único que había en Pensacola eran mujeres y niños, el siete de mayo partió Jackson con fuerzas a su mando hacia Pensacola, a la que llegó el siguiente día veinticuatro, encontrándola desierta, pues los españoles se habían retirado al llamado Fuerte Barrancas.

   Jackson, sin pérdida de tiempo, se dirigió al fuerte, y tras mantener un enfrentamiento artillero con los defensores del Fuerte Barrancas, logró el siguiente día veintiocho la capitulación de este, tras lo cual pasó a ocupar Pensacola.

      La expedición regresó a La Habana el siguiente ocho de julio, aunque tras las negociaciones habidas con los Estados Unidos, a primeros de febrero de 1819 salió Echeverri de La Habana al frente de un contingente de casi  mil hombres para tomar posesión de Pensacola  y de San Agustín de la Florida, pues habían sido restituidas a España.

   En cualquier caso, España tenía claro tras esas negociaciones que los Estados Unidos no pararía hasta hacerse con Florida y antes que evitar una guerra que sabía que no podía ganar, acabó por vender esa provincia a ese país en 1821.

   Entre el dieciséis de octubre y el dos de diciembre de 1816, ejerció las funciones cabo subalterno de La Habana por enfermedad de su propietario, el teniente general José Cienfuegos, cargo que volvió a ocupar desde el veintidós de julio hasta el veintiséis de octubre de 1820, también por enfermedad de su propietario, el teniente general Juan Manuel Cagigal.

   Cesó en el cargo de Capitán General y Gobernador de Cuba el 20 de abril de 1819  y el veinticinco de julio de 1820 obtuvo el nombramiento como capitán general de la provincia de Yucatán, donde en 1821 se tuvo que enfrentar al dilema de si actuaba ante la adhesión a la independencia de México de esta provincia de manera militar o pacífica, optó por la segunda. Esto lo hizo con objeto de que los yucatecos decidiesen de forma pacífica sobre su futuro.

   Así pues, convocó a la Diputación provincial y al Ayuntamiento de Mérida, a los que manifestó el peligro en el que se vería la provincia si se veía abocada a la guerra, por lo tanto sometía a decisión de los concurrentes el futuro de Yucatán. Los presentes manifestaron sus ansias de independencia, por lo cual solicitaron se convocase un junta en la que se dieran cita las autoridades civiles, militares y eclesiásticas.


Escudo de la ciudad de Mérida, Yucatán, México.

   Dicha junta se reunió el quince de septiembre y aparte de los mencionados, asistieron también diputados de la provincia, alcaldes, regidores, síndicos el juez de letras, los empleados superiores de hacienda, el obispo, los canónigos, los cinco curas de la ciudad el tesorero de Cruzada, los militares residentes en la ciudad, miembros de los partidos liberal, constitucionalista de 1820 y rutineros, acompañado todo de un numeroso público ávido de noticias.

   Fue una reunión tranquila, sin reproches ni acusaciones contra España, primando el bien público y el interés general.

      En ella, Echeverri declaró que por el bien del pueblo y de la provincia se sometía al veredicto de la reunión, tras lo cual se declaró la independencia de la provincia, a lo cual nadie se opuso y aunque Echeverri y Mariano Carrillo eran firmes partidarios de permanecer fieles a España, se plegaron a la decisión de la Junta, tras o cual se acordaron una serie de puntos para conducir la nueva situación y quienes serían los comisionados que irían a México a poner en conocimiento de Iturbide y O´Donoju los acuerdos tomados.

   Tras la reunión, Echeverri anunció su renuncia al cargo para facilitar una transición pacífica y ordenada, pero no se la aceptaron, pues tenían los concurrentes a la Junta pena confianza en él y le pidieron que continuara en el empleo hasta que se formara el gobierno independiente y se nombrara nuevo jefe político y capitán general de Yucatán.

   A pesar de tantas buenas intenciones, pronto surgieron incidentes provocados por independentistas exaltados, algunos de los cuales pusieron en el punto de mira a Echeverri a pesar de que este había permanecido en el cargo para que todo permaneciera tranquilo hasta que se estableciese en México el gobierno provisional, pero en vista de la delicada situación, el veintiséis de octubre renunció al gobierno presentando su dimisión, que no le fue admitida, en la espera de lo que Fernando VII manifestara respecto del Plan de Iguala y los tratados de Córdoba, ante lo cual Echeverri consintió en permanecer en el cargo tras llevarse a cabo algunas cuestiones relativas a la restitución de la situación del quince de septiembre.

   Pero como la situación continuaba muy alterada y hubo nuevos intentos de saltarse lo acordado, Echeverri volvió a renunciar, alegando que

      "...habiendo jurado conservar la integridad de la monarquía cuando se posesionó de sus empleos, no podía continuar en ellos, si faltar á su juramento y sin quedar por lo mismo comprometido su honor, mandando una provincia que por el voto general de sus habitantes se había declarado independiente..."

a lo que la Diputación le replicó que también había jurado conservar la paz de la provincia, por lo que le pedían que no dimitiera hasta que llegara su sucesor, designado por México. Ante esto, retiró su dimisión y continuó al mando.

   El dos de noviembre llegó a Yucatán la noticia de que ya había sido enarbolada la bandera del ejército trigarante en la ciudad de México, permaneciendo Echeverri en el cargo esperando a su sucesor, pero ocurrió que el siguiente día cinco fue nombrado Juan José León como jefe suprior político y capitán general de Yucatán, pero solo fue reconocido por la ciudad de Campeche y pueblos de su alrededor, lo que al saberse en Márido ocasionó el siguiente día ocho la reunión de la Diputación, donde hubo sus más y sus menos, leyéndose entre otras cosas ¡de nuevo! una nota de Echeverri presentando su dimisión y aunque se le insistió en que no la retirara, manifestó que era firme e irrevocable.

   Cuatro días más tarde, Echeverri abandonó Yucatán, no sin antes habérsele solicitado por parte de los yucatecos que jurase la independencia y siguiera al frente del gobierno, lo que no aceptó. Se dirigió al puerto de Sisal donde embarcó junto a Mariano Carrillo y algunos funcionarios que no quisieron aceptar la independencia.

   Otras fuentes dicen que el veintidós de noviembre de 1821, Echeverri reconoció el final de la presencia española en la provincia.

   Durante el corto espacio de tiempo que ocupó el cargo, dejó una gratísima impresión entre sus gobernados, aun cuando políticamente no fueran afines y así se pueden leer sobre él alabanzas tales como que

   "...poseía un talento despejado y una educación esmerada. Se hallaba imbuido en los principios mas avanzados de la escuela liberal española, y no carecía de la energía necesaria para ponerlos en práctica, pasando sobre toda clase de obstáculos. Si la proclamación de la independencia no hubiera hecho tan corto el período de su administración, acaso habría llevado al cabo en la provincia todas las reformas que paulatinamente iban decretando las Cortes. Pudo sin embargo ocuparse de aquellas que demandaban imperiosamente la ilustración del siglo y las circunstancias peculiares en que se hallaba la provincia."

   Parece ser que falleció en su ciudad natal, Málaga, el doce de julio de 1830.