Nació Cayetano en la ciudad de Antequera el dos de agosto de
1762, hijo de Cayetano de Urbina y Cabrera, II conde de Cartaojal y de María de
los Remedios Urbina y Mancha, ambos naturales de Antequera.
Tuvo comienzo su carrera militar en el
regimiento de infantería de Guardias Españolas, donde ingresó en clase de cadete
el año de 1774, de donde pasó a la Real Academia de Matemáticas y Fortificación,
en Barcelona.
Se halló en el tercer
sitio a Gibraltar (1779-1783), ascendiendo a alférez en octubre de 1784 y una
vez finalizado este conflicto permaneció realizando las tareas propias de su
clase, siendo alférez de granaderos, es graduado de teniente de fusileros en
diciembre de 787, asciende a segundo teniente en junio de 1789, hasta que fue
destinado en 1791 a la frontera con Francia, donde estuvo realizando labores de
vigilancia fronteriza, permaneciendo en dicho destino hasta 1793, que opta por
pasar a la administración militar, dentro del Cuerpo político de la Real
Hacienda Militar, siendo nombrado comisario ordenador y tesorero principal del
ejército y principado de Cataluña y durante la Guerra del Rosellón desempeñó sus
funciones en el ejército que al mando del general Ricardos trató infructuosamente
de recuperar dicha región.
En enero de 1796,
es intendente de la provincia de Guadalajara, cargo que llevaba aparejado el de
súper intendente de las Reales Fábricas
y el corregimiento de la capital alcarreña, tras lo cual pasó a ocuparse en
febrero de 1798 de la intendencia de Valladolid, siendo la primera autoridad
civil de la provincia, acogiendo bajo su cargo las competencias de orden
público, policía urbana, abastecimiento, justicia, ...
En lo que a lo
militar se refiere, también tenía competencias en este ámbito y, así, atendía al
mantenimiento de las tropas, suministro de víveres, alojamiento y abono de los
haberes de las mismas...
Tenía también a su
cargo cuidar de la exacción de todas las rentas reales de la provincia y
cualquier otro concepto fiscal, tanto fuesen gestionados por arriendo como por
administración, y ordenar los libramientos correspondientes.
Durante el
ejercicio de su cargo en Valladolid, hubo de hacer frente a las nefastas
consecuencias de la plaga de langostas que asolaron los campos cercanos a la
capital durante el verano de 1798.
El cuatro de
septiembre de 1798, ascendió a intendente del Ejército y Reino de Valencia, que
incluía el corregimiento de la ciudad, justicia mayor de Valencia, subdelegado
de todas las rentas reales, correos y caminos, de la Junta General de Comercio,
Moneda y Minas, presidente de la particular de Comercio y Consulado y
presidente de la Junta Particular de Comercio y Agricultura.
En agosto de 1808,
con la presencia ya en España del invasor francés, fue nombrado ministro de
capa y espada del Consejo de Indias, abandonando, por tanto la Intendencia y
trasladándose a Madrid con su numerosa familia, siendo propuesto por el conde
de Cabarrús para una plaza de consejero de Estado de José Napoleón,
rechazándola, dejando la capital de España en julio de 1809 cuando hubo de huir
para no ser cogido por los franceses, trasladándose a la ciudad de Córdoba.
No obstante esto,
al parecer no estuvo muy clara su afección al movimiento patriota, pues la
Junta Superior Gubernativa del Reino, a través del Tribunal de Seguridad
Pública, le incoó expediente para conocer y comprobar su comportamiento y
actividad durante el tiempo que estuvo en Madrid y los motivos por las que no
se había unido antes al bando nacional, aduciendo en su defensa que el tiempo
que permaneció en Madrid evitó el trato con los franceses para no ser detenido
y que cuando José Napoleón abandonó Madrid, envió propuesta al Consejo de
Indias en la cual sugería que se enviara una nota a los virreinatos
ultramarinos ordenando que se derogaran las órdenes que habían sido dadas en de
la invasión napoleónica, lo que así se había acordado.
También arguyó en
su defensa el hecho de que por causa de hallarse con muy poco dinero, no pudo
demostrar su adhesión a la causa nacional más que allegando ropa suya personal,
en concreto dieciocho camisas.
Otra de las razones
que aducía en su defensa, fue que en diciembre de 1808 tenía un par de coches
listos para abandonar Madrid, pero ante la cercanía del enemigo el pueblo le
impidió marcharse y ocupada la ciudad ya por los franceses, tuvo que andar con
pies de plomo para que no lo hicieran preso, pues estaba siendo espiado, a lo
que añadir que debido al delicado estado de salud de su mujer, debió dilatar su
marcha hasta julio del año siguiente.
Salió con bien de
esta, trasladándose a Antequera, su patria, pero resulta que en abril de 1810
se abrió proceso contra su hermano José, con la acusación de traición, viéndose
envuelto él mismo en el asunto, por lo cual también se le procesó en la misma
causa, siendo ambos hermanos trasladados a la Isla de León, donde el tribunal
de la Audiencia de Sevilla lo excluyó del proceso, siendo puesto en libertad,
lo que también fue aplicado poco después a su hermano José, es decir, ambos
fueron absueltos.
En 1814, obtuvo
Cayetano su rehabilitación, ocupando de nuevo su cargo en el Consejo de Indias.
En 1817, nos lo
encontramos como hermano secular de la Real Junta de dirección y gobierno de
los Reales Hospitales General y Pasión de la Villa y Corte y dos años después
consiliario perpetuo.
Obtuvo el retiro el veintidós de noviembre
de 1824, falleciendo diez años después, el veintiocho de enero de 1834.
En septiembre de
1792, contrajo matrimonio con María Manuela Daoiz y Niderist, camarera de la
reina María Luisa de Parma. La boda se celebró en La Granja, con el apadrinamiento
de los reyes.
Su hijo Cayetano alcanzó el empleo de teniente genera el diecisiete de julio de 1847, fue senador del reino entre 1851 y 1867 y fue nombrado ministro de la Guerra el siete de noviembre de 1852.
Soldado Malagueño
Málaga - 2022