SOLDADO MALAGUEÑO

También narramos las vidas militares de soldados de España y de todo el cosmos hispano en ambos hemisferios, por el Atlántico, por el Lago Español, por el Mediterráneo, por el Índico y allá por donde haya pasado un soldado HISPANO ondeando nuestras banderas.


martes, 10 de marzo de 2015

TENIENTE CORONEL D. JULIO BENÍTEZ BENÍTEZ ©

   Nació Don Julio en la localidad malagueña de El Burgo, el 17 de Agosto de 1878. Fueron sus padres D. Juan Benítez Montero y  Dª. Julia Benítez Riscos, quienes vivían muy de cerca la vida castrense, dado que  el padre de Julio también era militar y cuando este nació era Capitán de Infantería, terminando su carrera militar jubilándose como Teniente Coronel del Arma y falleciendo a primeros de Enero de 1899.

Placa Conmemorativa en la casa donde nació
   Según el Diccionario de Pascual Madoz, en el tomo IV, página 513, pertenecía El Burgo al partido judicial de Ronda, contaba con trescientas setenta casas de regular fábrica y con buena distribución. El edificio del Ayuntamiento era bastante nuevo y tenía una cárcel en buen estado en la planta baja.

   Así mismo, contaba el pueblo con una escuela de instrucción primaria para treinta niñas y cuya maestra contaba con una dotación de cien ducados anuales. También había una escuela para cincuenta niños, cuyo maestro estaba dotado con doscientos ducados al año. Estaba la iglesia parroquial de Nª. Sra. de la Encarnación, de regular fábrica, con su correspondiente cura, dos beneficiado y un teniente.

   Contaba el entorno con numerosas fuentes de ricas y abundantes aguas, que surtían a los habitantes del pueblo, los cuales ascendían a dos mil ciento trece. E correo les llegaba los lunes, jueves y sábados y lo hacía por medio de valijero.

   El campo producía trigo, cebada, maíz, legumbres, vino, aceite  y muy buenos frutos. Tambén contaba con ganado lanar, caprino y vacuno. En sus montes y campos se podía cazar conejos y perdices y en los arroyos pescar ricos peces.

   Era un pueblo eminentemente agrícola, que contaba con siete pequeños molinos de aceite y una fábrica de lanas, aunque ya en franca decadencia, pues no se invertía en su modernización y acondicionamiento, fundamentalmente por falta de fondos para ello.

   Suponemos que en 1878 las cosas no habrían cambiado demasiado, quizás algunos niños más y que la fábrica hubiera cerrado y, así, y como es normal en un niño sano y lleno de vida, pasó D. Julio sus primeros años jugando y asistiendo a la escuela en su pueblo, hasta que bien por deseos de emular a su padre, bien por decisión paterna, marcha a Toledo con el objeto de estudiar en la Academia de Infantería para ser militar.
Escudo de su pueblo
      Habiéndose preparado concienzudamente las materias de las que se le iba a examinar para su ingreso, realiza dicho examen sobre el 23 de Julio de 1894, anunciándose los resultados el siguiente 25, resultando aprobado y, por tanto, admitido como alumno, anunciándose su admisión por Real Orden de catorce de Agosto, justo tres días antes de cumplir los dieciséis años.

      Estando en la Academia de Infantería de Toledo, por orden de 6/3/1896 se ordena que reciba desde el primero de Mayo como alumno una pensión mensual de 1,5 ptas.

Escudo de la Academia de Infantería

   Una vez concluidos sus estudios, el 22 de Julio de 1896 es promovido a Segundo Teniente con la antigüedad del once del mes anterior y destinado al Regimiento Aragón Nº 21, incorporándose a él el diecinueve de Agosto en Lérida.

  Al poco de empezar a prestar los servicios de su clase, se efectúa en su Regimiento el sorteo para determinar quienes de el iban a ser destinados al Ejército de Cuba, pues allí se estaba librando una guerra y hacían falta soldados y Oficiales, de modo que se realiza el sorteo el seis de Agosto de 1896 y resulta elegido para marchar a la Isla, junto con doce Capitanes y 11 Tenientes más, formando el parte de la 8ª Compañía expedicionaria, embarcando en Barcelona el siete de Septiembre en el vapor Gran Antilla, y desembarcando en La Habana el siguiente veintisiete, permaneciendo en dicha plaza hasta que el treinta parte pr ferrocarril hacia Puente grande, punto en el que permaneció hasta el cinco de Octubre, que con su Compañía partió al poblado de Guanajuay, siendo destinado a cubrir la línea militar de Artemisa, donde permaneció hasta el siguiente diecisiete, cuando a las órdenes del Comandante D. Ramón Arana partió para realizar operaciones de campaña por la zona de Santa Cruz de los Pinos, donde sostuvo fuego con los rebeldes y permaneciendo en aquella posición hasta el siete de Noviembre, que habiéndose puesto enfermo fue retirado y trasladado al hospital militar Alfonso XIII, en La Habana, donde permaneció hasta el tres de Enero siguiente. 
  
  Efectivamente, ese día tres se le da por curado y el diecinueve se le conceden dos meses de licencia para su total recuperación en esa ciudad, hasta que el catorce de Marzo se reincorpora a su Batallón en la plaza de San Cristóbal, saliendo de inmediato en operaciones de campaña por la zona. Estas son sus acciones durante el año de

1897

- el nueve de Abril y a las órdenes del Teniente Coronel D. Manuel Michelena se halló en el encuentro habido con los rebeldes en Alba de Constancia,

- el diez en el paso de la Plunca,

- el veinte sostuvo tiroteos en las faldas de las Lomas del Ingés,

- el diez de Mayo y a las órdenes del Coronel de Caballería D. Diego Muñoz, asistió al fuego habido con los enemigos y a la posterior toma del campamento que estos tenían en el Inglés, cogiéndosele armas, municiones, equipos y dos bombas de dinamita, para continuar las operaciones por la jurisdicción de La Candelaria,

- el veinte de Agosto salió con su Batallón para Guanajay, punto al que llegó el día treinta y uno, permaneciendo allí hasta que tras recibirse instrucciones del General en Jefe se partió el ocho de Septiembre para el pueblo de San Antonio de los Baños, al que llegaron al día siguiente y donde permanecieron hasta el siguiente día doce, que por ferrocarril se les trasladó a La Habana y de inmediato fueron embarcados n el vapor Julia hasta Punto Pache, que desembarcó el catorce y a las órdenes del Teniente Coronel D. Fernando Iglesias salió a operaciones de campaña por el país, sucediéndose diversos tiroteos con los rebeldes,

- el dieciocho de operaciones por Sougal y el veintiocho en Mojacarote desalojando a los rebeldes que allí se encontraban posicionados.

   Por su comportamiento durante las operaciones practicadas por las Brigada Oriente de Pinar del Río durante el mes de Abril, se le concede la Cruz de 1ª clase del Mérito Militar con distintivo rojo.

   - Continúa de operaciones por Mojacarote hasta el primero de Octubre que con su Batallón salió para Gibares, llegando el tres de Octubre y permaneciendo allí hasta el siguiente día nueve, que a bordo del vapor Julia para Mayaré Abajo y tras desembarcar continuó de operaciones de campaña, terminando en ese cometido el año.

1898

- A las órdenes del Teniente Coronel D. Fernando Iglesias continúa las operaciones, encontrándose el ocho de Enero en la acción sostenida con los enemigos en Lomas Láridas, el cuatro de Febrero en la finca llamada Levorones y en las lomas Castellanos y Pedrenas,

- el diez de Mayo en la finca Oliveras y el dieciocho en la loma Colorada,

- el nueve de Junio en la finca Calzoncillos, el dieciséis en Piedra Gorda y el veintisiete en la loma Juan Rodríguez,

- el siete de Julio en Levonco y el veintidós partió de Mayaé rumbo a Holguines, donde ese mismo día hubo de vérselas con los rebeldes en las márgenes de río de San Vicente, en el paso del río Gibaras, en la loma Castellanos y en la vereda que lleva a Juliana,

- el veinticuatro se bate el cobre con el enemigo en la vereda del Royo y en el campamento de Belanque,

- el veinticinco nuevamente, primero en el Gisán Tarameza y después en la loma de Gibara y en la vereda de San Francisco, punto en el que se acampó y donde el enemigo les tiroteó varias veces,

- el veintiséis estuvieron marchando por La Caridad y La Cuales, lugar donde el enemigo arremetió briosamente contra ellos, siendo rechazados por los nuestros, aunque D. Julio salió herido en una pierna, al igual que el Comandante D. Baltasar Gavari y algunos otros soldados más, llegando a Holguín ese mismo día.
- el doce de Octubre se le concede el empleo de Primer Teniente de Infantería, con la antigüedad de once de Junio anterior, siendo destinado en su nuevo empleo en el mismo cuerpo.

- permaneció en Holguín hasta el treinta de Octubre, que se trasladó al puerto de Gibaras para embarcar de inmediato en el vapor Nuestra Señora de la Salud y volver a la Península. La guerra había terminado.

   El dieciséis de Noviembre desembarca en Santander, donde le esperaba la noticia de que le había sido concedida la Cruz de María Cristina por las heridas sufridas en el combate del veintiséis de Julio en La Caridad, pero lo que recibió con más agrado fueron los cuatro meses de licencia que se le concedieron para ir a su pueblo a reponerse de la enfermedad que padecía consecuencia de las heridas y que por culpa de la guerra no había podido curarse bien y que como veremos le acompañó durante bastantes años. Se le pasa al segundo Batallón del mismo Cuerpo.

   En su pueblo descansa y se reencuentra con su familia y paisanos, quienes le piden que les cuente con todo lujo de detalles sus peripecias en Cuba y lo que pasaría a partir de ahora. También su padre le preguntaría, pero el con más fundamento de cusa, pues no en balde había participado en la anterior guerra de Cuba, en la llamada de los Diez Años y lo que Julio le contaba le hacía recordar su estancia en aquella isla y las peripecias que tuvo luchando por la integridad de Cuba en el Reino. Los buenos caldito y mimos de su madre acompañados de las conversaciones con su padre y paisanos contribuyeron a su recuperación, pero desgraciadamente su padre fallece el día cinco de Enero  de 1899 y la alegría del regreso y reencuentro queda oscurecida por este fatal suceso.

   Pero la vida continúa y una vez sanado se incorporó al Cuerpo en Barcelona, continuando con el servicio ordinario de su clase en la Cuarta Región hasta el treinta y uno de Marzo, fecha en la que se le destina al Regimiento de Infantería  Extremadura Nº 15, incorporándose a el en Málaga el dieciocho de Abril, quedando de guarnición.

   El treinta y por orden del Gobierno Militar de Málaga marchó al destacamento de Ronda, donde permaneció hasta el veintiocho, que por orden del anterior veinticinco regresó en tren a Málaga junto con su Compañía, mandada por el Capitán D. Vicente Hidalgo, quedando de servicio ordinario.

   El trece de Agosto de 1900 se le conceden dos meses de licencia por asuntos propios y para pasarlos en El Burgo, seguramente para poner orden en los papeles de su madre, regresando el treinta a Málaga y reincorporándose a su Compañía acaba el año.

   El año de 1901 por lo que a el se refiere solo tiene de relevante que aparecen por extinguida la acción penal que contra el se había instruido, siendo indultado el ocho de Octubre.    

   El treinta y uno de Enero de 1902 es destinado al 2º Batallón de Infantería de Montaña, pero por haber estado enfermo no se incorporó hasta el siguiente veintiséis de Marzo en Ronda y el dieciséis de Abril se le conceden dos meses de licencia para El Burgo y Málaga, reincorporándose a su puesto el treinta de Junio, quedando de guarnición hasta fin de Noviembre, que se le destina al Regimiento de Infantería Gravelinas Nº 41, incorporándose en Badajoz el diecinueve de Diciembre, quedando de servicio ordinario.

   Antes de esto hubo de hacer frente  a un Consejo de Guerra.Al parecer había sido acusado -junto con un 2º Teniente del mismo Batallón- de insultar a un superior, por lo que ambos fueron llevados a un Consejo de Guerra de Señores Oficiales, celebrado en Sevilla el 13 de Noviembre de ese año de 1902, emitiéndose el resultado de la sentencia el 19 de ese mes, resultando ambos absueltos.     

   El treinta de Junio de 1903, y a petición propia, pasa a situación de reemplazo con residencia en la 1ª Región Militar, permaneciendo en ella hasta fin de Noviembre, que por Real Orden de veinticuatro de Noviembre se le destina a igual situación pero en el 2ª Región, terminando así el año

   Tras pasar una larga temporada de reemplazo, el 24 de Julio de 1904 se le destina al 4º Batallón Infantería de Montaña, incorporándose en Algeciras el primero de Septiembre y donde recibió la noticia de que se le declaraba apto para el ascenso a Capitán cuando por antigüedad le correspondiese.

   Por Real Orden de dos de Noviembre, el 4º Batallón infantería de Montaña pasa a denominarse desde el primero de Diciembre Batallón de Cazadores de Talavera Nº 18 y tras esta reorganización se le confiere el cargo de habilitado  para el año siguiente, empezando a desempeñarlo desde el primero de Enero. En su desempeño se le asciende a Capitán por Real Orden de siete de Febrero de 1905, pero con la antigüedad de dos de Diciembre anterior.

   Cesa en el cargo de habilitado el diez de Febrero y por orden de veinticuatro se le destina a la Zona de Jaén Nº 15 con destino a la Caja de Recluta de Jaén Nº 30, permaneciendo en dicho puesto desde el treinta y uno de Marzo al treinta y uno de Mayo Nº 30, pues se le destinó al Regimiento Garellano 43, al que se incorporó en Bilbao el veinticinco de Junio, quedando de guarnición en dicho pueblo hasta el ocho de Septiembre, fecha en la que empezó a disfrutar de dos meses de licencia que pasaría entre Madrid, Jaén, El Burgo, Algeciras y San Sebastián, pero no pudo reincorporarse en la fecha prevista, pues enfermó, debiendo ser ingresado el treinta de Noviembre en el hospital militar de Algeciras 

Regimiento de Borbón Nº 17
   Permaneció hospitalizado hasta el doce de Enero de 1906, reincorporándose a su Cuerpo en Bilbao el cinco de Febrero y quedando de guarnición hasta el treinta y uno de Octubre, que pidió pasar a situación de supernumerario sin sueldo en la 6ª Región Militar, pero acogiéndose al artículo 19 de la Real Orden de cinco de Agosto de 1889, marchó a París desde Bilbao el diez de Noviembre, permaneciendo en la capital francesa hasta el veinte de Noviembre de 1907, que regresó, permaneciendo en Bilbao hasta el veintitrés de ese mes, fecha en la que fue destinado al Regimiento de Infantería América 14, pero volvió a enfermar y hubo de ingresar en el hospital militar de Madrid tres días después, donde permaneció hasta el dos de Enero siguiente, que pasó al Regimiento de Infantería del Príncipe 3, al que se incorporó el siguiente dieciocho de febrero en Oviedo, quedando de guarnición.

   Habiendo pedido dos meses de licencia por asuntos propios, el dos de Junio marcha a San Sebastián, Gijón, Madrid y El Burgo, pero nuevamente cae enfermo y el treinta y uno de Agosto pasa, por petición propia, a situación de reemplazo a la 1ª Región Militar y el quince de Octubre se le conceden seis meses de licencia por asuntos propios que pasará en Francia, Bélgica e Inglaterra. No se ha mencionado antes, pero hay que hacer constar que D. Julio dominaba el francés y probablemente se defendía bien en inglés.

    El veintiocho de Agosto de 1909 y tras haber pasado por Madrid, San Sebastián y Zaragoza, es destinado al 2º Batallón de Reserva del Palencia 91, al que se incorporó el treinta de Septiembre, permaneciendo en aquel punto hasta fin de Marzo de 1910, fecha en la que fue destinado a la Caja de Recluta de Cartagena 52, incorporándose el nueve de Abril, permaneciendo hasta allí hasta el uno de Julio, fecha en la que empezó a hacer uso de un mes de licencia por enfermo y tras su recuperación pasa a desempeñar el cargo de Secretario del Gobierno Militar de Almería, pero no llegó a incorporarse, pues la Superioridad determinó el veintitrés de Agosto que pasara a prestar sus servicios en la Caja de Sevilla 18, pero ¡otra vez! cae enfermo y no puede verificar su incorporación hasta el siguiente nueve de Octubre.

   El doce de Diciembre se le concede una licencia por Pascua, que pasa en El Burgo y Málaga, donde puede ver a su madre y amigos y, por supuesto a Nieves, su novia. Disfrutó de dicha licencia hasta el veinte de Enero de 1911, fecha en la que se reincorporó a su destino en la Caja de Recluta Sevilla 18 y allí quedó prestando el servicio hasta fin de Abril de 1912, fecha en la que pasó destinado al Regimiento de Ceriñola 42, incorporándose a él el cuatro de Mayo en Melilla y dos días después y por disposición del Coronel a Talusit Sur, donde quedó de servicio de campaña, pero como la enfermedad le perseguía fue baja y pasó con un mes de licencia a su pueblo, regresando a su puesto el siguiente primero de Junio, quedando de servicio ordinario.  

      El veinticinco de Junio es declarado apto para el ascenso  a Comandante de Infantería y con esta notificación pasa con un mes de prórroga a Madrid, Granada y Málaga, reincorporándose a su puesto el treinta de Septiembre en Ishafan Norte, donde quedó de servicio de campaña y prestándolo recibe la Real Licencia para poder contraer matrimonio con María de las Nieves Fernández Aja. Con esta buena noticia, permanece en su puesto hasta el veintitrés de Octubre que con su Compañía pasa a Ishafán, prestando en ese punto el servicio hasta el diez de Diciembre, que regresa a Melilla, pues para no perder las buenas costumbres volvió a enfermar y debió ser ingresado en el hospital militar del Buen Acuerdo de esa ciudad, saliendo restablecido cuatro días después.

    Solicita y obtiene permiso para desplazarse a Málaga, pues el día diecinueve de Diciembre contrae matrimonio con Nieves, el cual tiene lugar en Málaga, en la iglesia parroquial castrense de la ciudad de Málaga.  Ofició la ceremonia el sacerdote D. Juan Pérez Gallego, actuaron como padrinos Dª. Julia Benítez de los Riscos y D. José Yllán Salmerón y fueron  testigos del enlace D. Pablo García Jiménez y D. Antonio Ballesteros Toscano. Tuvo con su mujer una hija, llamada Julia, como  la abuela paterna. Los padres de Dª Nieves eran Dª. Celedonia Aja Barquín y D. Isidoro Fernández Aja. 

   Tras el matrimonio la pareja retorna a  Melilla, quedando el de servicio hasta el seis de Enero de 1913, que marchó a Ishafán y donde quedó prestando el servicio de campaña y el veintiséis de Febrero pasa con su Compañía al reducto de Ishafán, donde quedó destacado. El cuatro de Abril se le concede la Medalla de Melilla.

   Continúa en el reducto de Ishafán hasta el veintitrés de Abril, que pasa con su Compañía al destacamento de Ishafán Sur, quedando de Jefe del mismo, permaneciendo ahí hasta el nueve de Junio, que marchó a Ras Medúa, lugar en el que permaneció  hasta el siete de Agosto, fecha en la que con su Compañía regresó al reducto de Ishafán donde permaneció hasta el nueve de Octubre, que por disposición del Comandante General de Melilla regresó junto con su Batallón, que mandaba el Teniente Coronel D. Antonio Marco, a Melilla, quedando de guarnición en dicha plaza, en la que el diecinueve de Diciembre fue elegido para desempeñar la función de cajero del Batallón el siguiente año, cargo que empezó a desempeñar a partir del primero de Enero de 1914 y que desempeñó hasta el primero de Enero de 1915, que tomó el de Capitán de Almacén. Durante este año de 1915, recibe una gratificación de seiscientas pesetas anuales por llevar mas de diez años de servicio efectivo en su empleo de Capitán

   El 3 de Enero de 1916  es ascendido a Comandante del Arma de Infantería con la antigüedad de diecinueve de Diciembre del año anterior, pasando el día veintidós de Enero a situación de excedente, trasladándose a Málaga, permaneciendo en dicha situación hasta el siguiente 18 de Abril, en que por R. O. pasa destinado a prestar sus servicios a la Reserva de Carmona 20, al que se incorporó el tres de Mayo y permaneciendo en dicho puesto hasta fin de Julio, que pasó al Batallón 2ª Reserva Antequera 37, haciéndose cargo de el nueve de Agosto.
      
   El diecisiete de Marzo de 1917 pasa destinado al Regimiento de Borbón 17, con plaza en Málaga e incorporándose el día veintinueve, quedando de guarnición, hasta que por orden del Coronel toma el cago de Jefe Inspector de las Academias Regimentales y Analfabetos del Cuerpo, ciudad en la que prestó sus servicios y tuvo que tomar parte como autoridad militar en organizar la custodia, seguridad y vigilancia de edificios públicos y la estación de ferrocarril durante las huelgas que tuvieron lugar del catorce al veintiuno de agosto de 1917, día en que quedó restablecida la normalidad.  

   Este movimiento huelguístico, protagonizado en este caso por los trabajadores de los ferrocarriles tuvo su origen en la huelga general revolucionario que convocaron el sindicato Unión General de Trabajadores y el Partido Socialista Obrero Español, secundado en algunos casos por los anarquista de la CNT, y se encuadra en la crisis de 1917 durante el Gobierno de D. Eduardo Dato.

   El día trece de Agosto la situación se complica y se declara el estado de guerra en todas las provincias, pasando a encargarse del mando la autoridad militar. En el caso concreto de Málaga, fue una huelga corta pero intensa, realizándose varias detenciones, entre ellas las de un destacado dirigente socialista de Málaga, así como de los presidentes de algunas asociaciones obreras, e incluso la de la esposa de un tipógrafo. 

   Aunque para el día dieciséis y a nivel general la huelga se dio por concluida, los ferroviarios la mantuvieron algunos más, de modo que el día diecisiete, el General Gobernador Militar D. Dámaso Berenguer dicta  el día diecisiete un bando por el cual conmina a la conclusión de la huelga entre los trabajadores de los ferrocarriles y su vuelta al trabajo, so pena de ser conducidos a un consejo de guerra.  

   El día diecinueve y autorizados, los huelguistas se reúnen en el Parque de Málaga para tratar el tema de su huelga, si continuar o volver al trabajo, decidiendo acudir a entrevistarse con el Gobernado, a quien una vez presente le transmitieron sus motivos y pretensiones, respondiéndole aquel que mientras no reanudar el trabajo nada podría hacer, ante lo cual los trabajadores prometieron volver su trabajo ese mismo día.  

   Ya aplacados los ánimos, el día veinte se remite a los Gobernadores por telegrama desde el Ministerio de la Gobernación la vuelta al trabajo de los trabajadores y la conclusión de la huelga.

D. Julio Benítez Benítez, en su foto más conocida

   Tras estos sucesos permanece en el desempeño de sus funciones en Málaga, hasta que por permuta con el Comandante de igual arma D. Antonio Vera Salas, pasa de nuevo el 17 de Enero de 1918 al Regimiento de Ceriñola 42, al que se incorporó el tres de Febrero, siendo ya su destino definitivo y en el que alcanzaría la gloria, la fama…y la muerte. Una vez en Melilla, pasa a Regem, donde quedó de columna volante con su Batallón hasta el veintidós de Abril que se trasladaron a Kandusi, donde se prestó el mismo servicio.

   Como al parecer había tenido algún problema disciplinario, se le instruyó un expediente gubernativo con l objeto de depurar sus responsabilidades y conducta observada, pero este fue sobreseído por Real Orden de dieciocho de Abril, pues se consideró que en la actuación y conducta de D. Julio no se encontraban fundamentos para considerar como perjudicial su continuación en el servicio como Jefe y como reafirmación de esto, el quince de Junio es declarado apto para el ascenso a Teniente Coronel cuando por antigüedad le correspondiese.

   El diez de Julio pasa a Bujada como Jefe de la posición y línea hasta el dos de Agosto, cuando al mando de cuatro Compañías de su Batallón regresó a Melilla, donde permaneció de guarnición hasta el dos de Septiembre, que al mando de tres Compañías se dirigió a Segangán, punto al que llegó el mismo día y donde asumió el mando de la columna mixta y complemento, lo que estuvo desempeñando hasta el día trece, que se hizo con el mando  de su Batallón, pues había ascendido el Teniente Coronel que lo mandaba, trasladándose con el Batallón el treinta y uno al campamento de  Kaddur.

   El dos de Diciembre pasa como Jefe de la columna volante a Ishafén, así como encargado del Despacho de la Circunscripción Central, lo que realiza hasta el cinco de Enero de 1919, que se traslada a Tifaser como Jefe de la columna volante y del campamento.

   Al haberse incorporado el nuevo Teniente Coronel, ceso en el mando del 2º Batallón el veinte de Enero y el veintinueve marchó a Melilla, donde quedó de guarnición.

   Como al parecer tenía mal carácter y por su conducta se metía en más problemas de los que debía, es por lo que se le practicaron unas diligencias previas instruidas por disposición del Comandante General de Melilla y consecuencia es que se le impuso un correctivo de apercibimiento en vía gubernativa, aunque por Real Orden de dieciocho de Abril el expediente es sobreseído.

   Continuó de guarnición en Melilla hasta el diecinueve de Mayo, que marchó al Monte Arruit, quedando de 2º Jefe de la columna volante y el cuatro de Junio pasó a Sidi Asipa, donde quedó al mando de las dos Compañías de la columna móvil allí destacada, así como de Jefe de dicho campamento, para retornar a Monte Arruit el veintiséis, otra vez de Jefe de la columna y del campamento, así como de Jefe accidental de la Circunscripción Oriental, aunque el siete de Agosto pasó a Afró, hasta que dos días después es relevado y regresa a Monte Arruit.

   Mientras esto sucede y mirando por su interés y el de su familia es por lo que el primero de Agosto de 1919 solicita un nuevo destino, proponiendo a la Superioridad le sea concedido pasar a uno de estos tres destinos: a Sargento Mayor de la Plaza de Melilla, a la Sección de Contabilidad de esa plaza o a la Brigada Disciplinaria, pero estaba claro que el Destino le tenía ya reservada su plaza, porque no se le concede y continúa prestando sus servicios como Comandante en el Ceriñola, en la plaza de Melilla.  

   El cuatro de Septiembre pasa a Afró, el catorce a Sidi Aisa y el primero de Noviembre a Melilla, donde queda de guarnición y a cargo de su Batallón, pues el Jefe del mismo había causado baja.

   El diez y una vez dejado el mando de su Batallón, se desplaza a Toledo y a Madrid, con el fin de asistir a los actos conmemorativos del aniversario de la segunda promoción de la Academia del Arma, a la que el pertenecía, regresando a Melilla el siguiente día veintiocho y partiendo de inmediato a Batel, donde tomó el mando de Jefe accidental de la Circunscripción y de la columna volante.

   El siete de Diciembre se le concede el pasador de “Melilla” para añadirla a la medalla conmemorativa de la Campaña del Rif.

   El catorce se tralada a Zoco Tzelatza, donde tomó el mando de la posición y del campamento hasta el veintitrés, que es relevado y regresa a Melilla, quedando de guarnición hasta el catorce de Enero de 1920, que marcha como Jefe de campamento y columna a Zoco Tzelatza hasta el primero de Febrero, que pasa a Batel.

   El veintiocho de Abril marcha a Kandusi, en cuyo campamento quedó de columna, marchando con dicha columna el seis de Mayo a Busada donde vivaqueó y al día siguiente asistió a las operaciones que dieron por resultado la toma de Hamcín, donde permaneció como Jefe de la misma hasta el dieciocho, cuando habiendo sido relevado regresó a Kandusi, donde quedó de columna, donde salió por unos días para Melilla, regresando el once de Junio.

   El cuatro de Agosto, estando en Kandusi salió con la columna hacia Hamán, donde la madrugada del día siguiente ocuparon la posición de Hamda y regresando ese mismo día a Kandusi, prestando desde ese punto el servicio de seguridad hasta el día doce, que al mando de la vanguardia de la columna procedió a reocupar la posición de Azib de Midor, lo que se consiguió con facilidad, dirigiéndose después a Hamán y a Kandusi y de ahí a Melilla, donde quedó de guarnición hasta el primero de Septiembre, que regresó a Kandusi, permaneciendo en esa posición de campaña hasta el día nueve, que con la columna del Teniente Coronel D. Ricardo Andrés Monedero partió para Hamán, donde pasaron la noche. Al día siguiente se le encomienda el mando de la vanguardia de la columna con el objeto de que se dirija hacia Hamda con la intención de establecer una posición en la zona, teniendo que las fuerzas de su mando con el objeto de vigilar a los enemigos que se hallaban en los montes cercanos, colocándose después a la izquierda de Hamda para realizar operaciones de contención del enemigo que se había concentrado allí y una vez logrado el objetivo regresó con la columna al punto de partida de Kandusi, permaneciendo allí hasta el día once, que regresó a Melilla, donde quedó de guarnición.

   El primero de Octubre partió de nuevo para Kandusi, donde permaneció de servicio de campaña hasta el once de Noviembre, que retornó a Melilla, pero paró poco en aquella plaza, pues el primero de Diciembre recibió órdenes de volver a Kandusi , donde desempeñó la Jefatura de aquella circunscripción por ausencia del Coronel.

   El día dos le había sido concedida la Cruz de 2ª clase del Mérito Militar con distintivo rojo como recompensa por los servicios prestados y méritos contraídos en el territorio entre el treinta de Junio de 1918 y el tres de Febrero de ese año de 1920.

   El día diez y habiéndole confiado el Coronel D. José Riquelme y López Bago la columna de vanguardia, pasó a ocupar las casas de Gueb Dani, Hach Busi y Tisimoren, tras lo cual regresó y qudó en servicio de campaña hasta el día catorce, que regresó a Melilla.

   El diecinueve de Enero marcha a Kandusi, permaneciendo allí hasta el treinta y tras pasar por Melilla,  el día uno de Marzo marcha a Annual, donde por orden e la Superioridad se hizo cargo de la Jefatura accidental de la circunscripción hasta e siguiente día doce, que al mando de la vanguardia de la columna derecha salió para realizar operaciones de guerra, que dieron por resultado la ocupación de la posición de Sidi Dris, tras lo cual regresó ya anocheciendo al punto de partida, quedando ahí de servicio de campaña hasta el día quince, que regresó a Melilla, permaneciendo en la plaza hasta el día dieciséis de Abril, que por una orden superior se dirigió a Sidi Dris tomando el mando de esa posición durante dos semanas, pasando a Melilla el primero de Mayo

   El primero de junio de 1921 vuelve a hacerse cargo del campamento de Siddi-Dris, posición que tras la victoria obtenida en Abarrán se había convertido en el siguiente objetivo de las harkas rifeñas. A partir de aquí es cuando se empieza a forjar la leyenda de Don Julio Benítez Benítez.  

   A esa posición de Sidi Dris llegaron buscando refugio algunos soldados de los que pudieron huir de Abarrán, que habían sido desalojados de aquella posición por los rifeños, perdiendo incluso dos cañones, y venían con noticias de lo ocurrido, y comprendiendo D. Julio lo pernicioso que podía ser para la moral de la tropa confiada a su mando prestar oídos a las palabras de los fugitivos, empleó los argumentos más persuasivos y tranquilizadores para quitar hierro al desgraciado asunto de Abarrán, lo que pudo conseguir, no sin restarle importancia a la situación en la que se hallaban.

   En la madrugada del día dos, los rebeldes rompen el fuego de forma violenta sobre la posición, pero D. Julio, con la cabeza fría ordena de forma tajante que no se responda al fuego enemigo, que haya calma total, consiguiendo con ello desconcertar a los enemigos, que retroceden quizás sospechando algún ardid por parte de los españoles.

Escudo del regimiento Ceriñola
   Amaneciendo ya deciden los rebeldes volver al ataque, redoblando el fuego y avanzando a la posición divididos en tres grupos y posicionándose en unas barrancas próximas. Es entonces cuando D. Julio ordena disparar, rechazando el intento de asalto, aunque recibe un disparo que le hiere en la cabeza, pero en vez de retirarse al botiquín se mantiene en su puesto, buscando los de más peligro con el objeto de controlar la situación y de dar ánimo a sus hombres.

   Las acometidas del enemigo no cesaron, llegando incluso a alcanzar las alambradas, viéndose obligados los artilleros a disparar con espoleta a cero y a hacer uso de sus fusiles.

   En el fragor del combate y cuando más intenso y peligroso se estaba haciendo, llegaron procedentes del cañonero Laya algunos cañonazos y tras ellos los Alférez de Navío Lazaga y Pérez de Guzmán con soldados para entregar a los de la posición unas ametralladoras que servirían para reforzar la posición, armas que no impidieron que los ataques de los harqueños continuaran todo el resto del día y parte de la madrugada del siguiente, pero la serenidad, entereza y firmeza en el mando pudo con la situación, obligando a los rebeldes a retirarse con sus planes frustrados. 

   Aquel duro combate fue muy comentado por las autoridades civiles y militares, dada su extremada crudeza y de ahí que fuera felicitado por el General en Jefe, por el Alto Comisario de España en Marruecos y por el Comandante General de Melilla, e incluso propuesto para la medalla Laureada de San Fernando pero consciente de su deber y viendo la situación de grave riesgo que corrían las posiciones españolas y los soldados, despreciando su estado de salud y creyendo su deber reincorporarse a su puesto, el siguiente día doce abandona el hospital, pasando a hacerse cargo de la posición de Igueriben.

      La posición de Igueriben había sido tomada la mañana del siete de Junio por dos columnas procedentes del campamento de Annual mandadas por el General Barón de Casadavalillos, cosa que se realizó sin encontrar apenas resistencia por parte del enemigo. Esta posición es en realidad un montículo rocoso con su cima en forma de meseta y que se hallaba en la línea delimitatoria de las cabilas de Tensamán y Beni Tuzín. Por el norte y por el sur está cortada a pico, mientras que por el lado del río tiene una suave pendiente. El objetivo de su ocupación era impedir cualquier intento del enemigo por cortar las comunicaciones entre Annual  y su base de aprovisionamiento sita en Dar Driu.


Mapa de la zona

   Precisamente por su importancia estratégica y por ser un punto desde el que se podían vigilar  los movimientos de los rifeños es por lo que se determinó su ocupación y para guarnecerla se destinaron una Compañía de Infantería del Regimiento de Ceriñola 42, una Sección de ametralladoras, una batería del Regimiento Mixto de Melilla, una estación óptica de la Comandancia de Ingenieros de Melilla y nueve policías indígenas, todo ello al mando del Comandante Francisco Mingo Portillo, quien desde el mismo momento de la ocupación estuvo disponiendo lo necesario para la mejora de las defensas del lugar, aprovechando que, sospechosamente, los harqueños no los hostigaban.

   Pero no iba a ser tan fácil, pues el día doce los allí posicionados observan como se concentran en el cercano poblado de Amesauro grandes cantidades de efectivos rebeldes, siendo precisamente el lugar del poblado un punto estratégico que se situaba entre las cabilas de Tensamán, Beni Uliechet y Beni Tazín… y a tan solo dos kilómetros de la posición.
   La madrugada del catorce los rebeldes rodean Igueriben y al despuntar el día realizan un violento ataque sobre la posición, ataque que dura sus buenas diez horas y que los españoles resisten con vigor, causándole al enemigo bastantes bajas, retornando estos a su campamento y posponiendo nuevas acciones contra los españoles.

   El día diecinueve de Junio llega a la posición el General Navarro, sus ayudantes y un Jefe de Estado Mayor con el objeto de inspeccionar la zona, haciéndoles el Comandante Mingo notar la imperiosa necesidad de contar con un depósito de agua, sin el cual no se podría aguantar un asedio y posterior asalto, y, así, se procedió a la excavación de un pozo sin resultados y hubo que seguir dependiendo de los convoyes para su suministro.
Comandante D. Francisco Mingo Portillo
   A partir del uno de Julio arrecian los ataques contra la posición, convirtiéndose en una constante, defendiéndose con valor los españoles allí destacados, impidiendo que los rifeños alcanzasen sus objetivos.

   Es en estas cuando  D. Julio abandona el hospital en día doce, pues se le da el mando de la posición, a la que se incorpora al día siguiente, siendo estas las fuerzas a su mando:

1- Segunda Compañía del primer Batallón del Regimiento de Ceriñola 42 y cuarta Compañía del tercer Batallón del  mismo Regimiento. 287 Clases y Soldados. El Capitán Arturo Bulnes, los Tenientes Justo Sierra, Manuel Castro Muñoz, Ovidio Rodríguez y Luis Casado Escudero, y el Alférez Rafael Villanova

2- Ametralladoras de posición de Melilla.15 Clases y Soldados al mando del Teniente Alfonso Galán

3- Regimiento de Artillería Melilla. 29 Clases y Soldados al mando del Capitán Federico de la Paz y del Teniente Julio Bustamante

4- Comandancia de Artillería de Melilla. 17 Soldados al mando del Teniente Ernesto Nogués

5- Comandancia de Ingenieros de Melilla. 3 Soldados telegrafistas

6- Tropas de Intendencia. 30 Clases y Soldados al mando del Alférez Enrique Ruiz

  Al día siguiente de tomar D. Julio posesión del mando en la posición, recibe su bienvenida por parte de los rebeldes con ataques constantes, con los cuales han llegado al punto de dificultar la llegada de suministros a la posición, consiguiendo que cesen, pues han conseguido rodear por completo la colina sobre la que se encuentra la posición, impidiendo poder hacer la aguada, con lo que los rebeldes cuentan con un aliado ideal: la sed de los sitiados.
  
Comandante D. Joaquín Cebollino (en este relato aun es Capitán) 

   Tras comunicar estas noticias D. Julio a Annual, el Mando ordena el diecisiete que se dirija a Igueriben un convoy con suministros, y tras salir este se entabla un duro combate, pues los rifeños tratan por todos los medios de impedir que llegue, aunque no logran evitar que el Capitán de Regulares Joaquín Cebollino consiga llegar con varias cargas y retirarse con presteza, aunque lo suministrado apenas mejoraba la situación, pues aparte de los que allí ya había, había que sumarles los conductores de las acémila y estas, que también consumían, y que debido a la situación no pudieron regresar a su base en Annual.

   Esta circunstancia no desanimó en ningún momento a D. Julio, quien no cesaba de animar a sus hombres, teniendo una palabra amable para cada uno de ellos, a la vez que repartía las reservas de agua entre ellos: un cuarto de litro por barba, pues resulta que por si eran pocos, se les sumaron unos soldados heridos de los que vinieron con el convoy y no pudiendo llegar a Annual retrocedieron a la posición de Igueriben.

   Los ataques se sucedían ininterrumpidamente, multiplicándose D. Julio para atender a todos los puntos, los de más peligro principalmente, escuchar a sus hombres para mantener alto su espíritu, convirtiéndose, al decir de los pocos supervivientes, en el alma de la defensa, pues era admirado por su bizarría y por la confianza que generaba, entregándose a su mando con total convicción, como su Jefe.

   Dos nuevos elementos aparecieron como enemigos de los allí sitiados: el insoportable hedor de los cadáveres de los compañeros muertos y que era imposible enterrar debido a los disparos del enemigo y los disparos artilleros que causaron algunas bajas más, disparos realizados precisamente con los cañones que habían sido arrebatados a los españoles en la batalla de Abarrán.

   La noche del dieciocho se notifica a Annual la desesperada situación en la que se hallan, a lo que se les responde que resistan, que estaban preparadas tropas para su socorro, animando esta noticia el espíritu de los sitiados, reforzándolo D. Julio con sus palabras de ánimo.

   Pero el enemigo no descansa y cuando por la mañana del diecinueve se produce el avance de las columnas de apoyo, bien situados y fortificados entablan fiero combate contra estas, produciéndoles muchas bajas y obligándolas, al final, a regresar al campamento, con el consiguiente desánimo de los de Iguriben, quienes desde su posición lo ven todo. Ya solo les queda unos botes de tomate, cuyo líquido lo emplean en mitigar la sed y en mojar los labios de los enfermos abrasados por el calor infernal y la fiebre, mientras que el cañón enemigo sigue haciendo blanco en la posición.

   D. Julio no se queda parado, da órdenes sin parar con el objeto de mantener las mentes y los cuerpos ocupados, escucha comprensivo las quejas, justas, de sus hombres y para todos y cada uno de ellos tiene una palabra amable y una sonrisa: es como un padre para todos.

   Mientras esto ocurre, desde Annual se les mandad mensajes conminándoles a resistir, mensajes tales como

“Resistid unas horas más. Lo exige el buen nombre de España”
“Hároes de Igueriben, que tan alto ponéis el nombre de España,resistid”

   Y aquello héroes, sedientos, hambrientos, agotados, asfixiados por el hedor de los cadáveres y por el implacable sol, por los cañonazos del enemigo y sin apenas municiones, resistieron, dando gritos de viva  España y viva el Rey, pues D. Julio se mantenía entero, transmitiendo esa entereza a sus hombres, manteniendo la disciplina y la efectividad, consiguiendo que se animaran unos a otros, a pesar del tormento de la sed, pues ya se habían acabado el único barril de vinagre que quedaba, las pocas patatas resecas que habían y como se le comunicó por heliograma a Annual

"…es horrenda la sed, se han bebido la tinta, el petróleo, la colonia, los orines con azúcar...".

   Estando en estas y conscientes de las penalidades por las que estaban pasando los españoles, aprovechó el jefe de los Beni-Urriagel para proponerle de parte del mando español a D. Julio la rendición, pero despreciando profundamente a sus enemigos y sabiendo que era harto improbable que salieran de allí con vida, lo rechaza, pasando a continuación a transmitir al General Silvestre un durísimo mensaje, en el que le recordaba que los que estaban defendiendo la posición para España eran españoles, los que se estaban muriendo de hambre, de sed, de infinito calor y del fuego enemigo, recibiendo por toda contestación que debido a la imposibilidad de poderles prestar socorro debe rendirse a los rifeños.

   Evidentemente, aquello superó en mucho el ánimo de un esforzado Jefe que veía como sufrían y se morían sus hombres, todos buenos españoles, muchos de ellos arrancados de sus pueblos y de sus plácidas vidas para ir a morir lejos de casa y lejos de todo lo que más querían y quizás sin entender del todo porqué, de modo que ante semejante propuesta y tras mirar a sus españoles, le envió el siguiente mensaje a través del heliógrafo:

"Los oficiales de Igueriben mueren, pero no se rinden"

   Y siguieron luchando.

   No obstante, la realidad se impone y llegó el momento en que se agotaron todas las municiones y tras comunicarlo al mando, recibe la orden tajante de que abandone la posición, que la evacúe. Tras recibir la orden, manda por heliógrafo un mensaje al General Silvestre en el que le dice que:

Nunca esperé recibir orden de V. E. de evacuar esta posición; pero cumplimentando
lo que en ella me ordena, en este momento, y como la tropa nada tiene que ver con
los errores cometidos por el mando, dispongo que empiece la retirada, cubriéndola y
 protegiéndola la oficialidad que integra esta posición, pues conscientes de su deber y
   su cumplimiento de juramento prestado, sabremos morir como mueren los oficiales españoles 

   Bien, se preparan para la retirada, se recogen a los heridos, se reparten las pocas municiones que quedan, se inutiliza el material que ha de quedarse allí y se organiza la fuerza para salir, quedándose D. Julio en la sección de retaguardia para salir el último. Y con respecto a las doce balas de cañón que le quedaban, envía al Mando el siguiente heliograma:

“Solo nos quedan doce cargas de cañón, que empezaremos a disparar 
para rechazar el asalto.

Contadlas, y al duodécimo disparo, fuego sobre nosotros, 
pues moros y españoles estaremos
envueltos en la posición”

   Sin comentarios.

   Antes de salir de la posición, D. Julio les dijo a sus hombres:

      “Hijos míos, vamos a abandonar este corralito que hemos defendido como héroes
      por la falta de víveres y municiones; llorad por vuestros hermanos que dejáis sin
                   poderles dar sepultura, ahora vamos a seguir defendiéndonos con las pocas municiones que nos quedan y terminadas estas emplead la bayoneta; yo, hijos míos, os seguiré mandando como hasta aquí lo he hecho” 

   Con una cadencia implacable, aquellos doce disparos fueron realizados, a la vez que los hombres iban abandonando la posición, encabezando la salida el Teniente D. Justo Sierra, que estaba herido en la cabeza, y tras el salieron los sitiados gritando ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!,  arremetiendo contra el enemigo para morir matando, pues saben que ya solo la muerte los va a abrazar, mientras que tras el último cañonazo de la posición, empieza a llover fuego sobre ella desde Annual, matando a los rifeños que ya habían podido alcanzarla.

   D. Julio, como hemos dicho salió el último, pero no por ello con menos furia que sus hombres y avanzó sembrando la muerte a su alrededor, siendo abatido por un balazo en la cabeza entre la alambrada y el parapeto, cayendo muerto junto a él el Teniente Galán.

   Aún con vida, D. Julio se levantó para volver a enfrentarse a sus enemigos, pero recibió otro disparo, este ya en el corazón, y que lo dejó muerto sobre la arena del desierto.  

   Mientras los demás españoles luchaban cuerpo a cuerpo para abrirse camino y poder llegar hasta las guerrillas de vanguardia de la fuerza de socorro, los rifeños arrastraron a los heridos y muertos a un almiar donde los mutilaron y los quemaron, a los vivos y a los muertos 

   La mayoría parte de los que allí lucharon tan bravamente perdieron la vida. De una guarnición de casi cuatrocientos hombres solo se salvaron un Oficial y cuatro Soldados que fueron hechos prisioneros y otros once que consiguieron llegar a Annual, aunque de esos supervivientes algunos fallecieron al poco por agotamiento total   
    
   Tras estos tristes y trágicos sucesos que conmovieron a España entera, y una vez sido posible acceder a la zona de Annual y alrededores donde se consumó la tragedia, a finales de Febrero de 1922 se llevaron a cabo las labores de identificar, retirar y enterrar los cadáveres de los españoles muertos y precisamente durante estas tareas, un Sargento de nombre Vasallo, dio con su cadáver a pesar de lo corrompido que estaba, procediendo a darle cristiana sepultura, al igual que se hizo con todos aquellos desgraciados que dieron su vida por España. El cadáver de D. Julio fue reconocido gracias a una herida que se hizo durante su estancia en la Guerra de Cuba, por la marca y el lugar en el hueso en que se encontraba dicha herida 

   Por fin, el 14 de Septiembre de 1922 causa baja definitiva en las listas de su Regimiento y del Ejército Español.

   El treinta y uno de Diciembre de 1924 y tras ser visto el expediente de juicio contradictorio instruido en Melilla, se determinó que era merecedor a ingresar en la Real y Militar Orden de San Fernando por los méritos contraídos en la defensa de la posición de Igueriben desde el diecisiete hasta el veintiuno de Julio de 1921, fecha en que se le ordenó que abandonara la posición.

   El 4 de Febrero de 1925 se le concede el empleo de Teniente Coronel por los méritos de guerra contraídos, con antigüedad de 21 de Julio de 1921. En el expediente que se instruyó para ello, declararon a su favor los Coroneles Riquelme y Fernández Tamarit, el Teniente Coronel López, los Comandantes Alfaro, Páramo y Romero y el Teniente Casado Escudero (20) El siguiente nueve de Julio, se le concede a su viuda la transmisión de la pensión de la Cruz de San Fernando, en una cuantía de 2500,00 pesetas al año, que debería percibir a partir del veintiuno de ese mes en la Intendencia Militar de Melilla.

   El día quince de Septiembre de 1926, se le pudieron dar definitiva sepultura a los restos mortales de los defensores de Igueriben, D. Julio con ellos, en un nicho del Panteón de Héroes del cementerio de la Purísima Concepción de Melilla, asistiendo al acto Dª. Nieves, su viuda, Dª. Julia, su hija, y otras personas. El capellán del cementerio, el padre Ontiveros, ofició una misa y rezó un responso.

   Tras ese sentido acto, se procedió a tapar el nicho con una lápida de mármol, en la cual iba grabada la siguiente inscripción:

Restos mortales de los heroicos defensores de la posición de Igueriben, que al mando del
comandante de Infantería D. Julio Benítez Benítez prefirieron morir a rendirse el 21 de julio de 1921

   En la lápida aparecen grabadas las insignias de la Cruz Laureada de San Fernando que le fue concedida a D. Julio. Todo el acto y la lápida fue costeado por Dª. Nieves.  

   El dieciséis de Septiembre de 1927, Dª. Nieves remite al Ministerio de la Guerra una instancia por la cual solicita le sea concedida  a su marido y a título póstumo la medalla de Sufrimientos por la Patria, lo cual le es concedido el siguiente veinticuatro de Noviembre, pero sin pensión. Vivían entonces Dª. Nieves y su hija, Dª. Julia en el número 25 de la calle Carlos Arellano, de Melilla.

Su viuda e hija con el Teniente Casado y otros
   En el Parque de Málaga hay una estatua en memoria de D. Julio Benítez y Benítez, obra del escultor D. Julio González Pola, inaugurada el once de Febrero de 1926, presidiendo dicho acto los Reyes de España D. Alfonso XIII y Dª. Victoria Eugenia. Rindieron honores al monumento una Compañía del Regimiento de Borbón 17, otra del Álava 56, acompañada de escuadra, música y bandera, Una de Regulares con su nuba, una Sección de Caballería del Sagunto, Guardias Civiles y Carabineros, tanto de a pie como montados, Somatenes, Exploradores y niños de escuelas públicas, amén del Regimiento de Ceriñola 42 con su bandera.

   Estuvieron presentes en el acto la princesa Salm Salm, los infantes Isabel y Alfonso, D. Miguel Primo de Rivera y otras personalidades, como el Sr. Alcalde de Málaga, el Sr. Gobernador Civil, el Sr. Gobernador Militar, el Alto Comisario de España en Marruecos, el Sr. Obispo de la Diócesis de Málaga, el Sr. Almirante de las Fuerzas Navales, el Sr. Presidente de la Diputación y personas relevantes de la ciudad de Málaga,  Melilla y otros puntos, tanto de la vida militar como de la civil y religiosa.


Esquela en el periódico que da cuenta de su fallecimiento
   Se dijeron algunos sentidos discursos ensalzando al heroico militar, resaltando sus virtudes y su valor, así como el de sus hombres, tras lo cual se descubrió el monumento al son de música militar. Al parecer el momento fue grandioso y tremendamente emocionante, como lo fue la emoción que dicen embargó al Monarca cuando habló con Dª. Nieves y con Dª. Julia, así como con el Teniente D. Luis Casado Escudero, los Sargentos D. Hermenegildo Dávila y D. Manuel Prada y el Carabinero D. Miguel Sánchez Cortés, heroicos supervivientes de aquel infierno.

El HOPLITA MALACITANO
Málaga 10 - Febrero - 2014

2 comentarios:

  1. Desde la Asociación Socio Cultural Turóbriga (El Burgo) estamos intentando dar relevancia al centenario de la Defensa de Igueriben. Nos agradaria ponernos en contacto con el gestor de esta página.

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  2. Buenos días.
    Estoy a su disposición para que contacten conmigo cuando lo estimen oportuno. Lo pueden hacer usando cualquiera de estos dos correos:

    ihpmalaguenas@gmail.com
    fjloviedo@gmail.com

    Gracias y un saludo.

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