Nació Diego en la ciudad de Archidona, provincia de Málaga, el diez de abril de 1644 y era hijo de Diego Ximénez de Lucena Casasola y de María de Gemar García. Era descendiente por línea directa de Juan Vázquez de Casasola, natural de Logroño, que vino a Andalucía en clase de capitán con las tropas del infante Don Fernando a la conquista de Antequera, la cual ocurrió en 1410, afincándose en la comarca, naciendo en entre Antequera y Archidona sus descendientes.
Su padre fue de los que en su tiempo se
alistó por el estado noble para servir al rey.
En la documentación usada no especifica
cuando ingresó en el ejército, pero estimo que debió ser entre los años de 1655
y de 1658 atendiendo a que según esa documentación dice que estuvo prestando
sus servicios por más de cincuenta años y se que fue hecho prisionero en Orán
en 1708, quedando en cautividad durante tres años, teniendo ya sesenta y nueve
años cuando fue rescatado.
Habiendo quedado vacante una plaza de
capitán en las milicias de Archidona, el duque de Osuna le otorgó la plaza
"D. Gaspar Tellez Giron duque de Osuna y de Uceda
conde de Ureña marques de Peñafiel y de Velmonte camarero mayor de S M notario
mayor de los Reynos de Castilla cavallero de la Orden de Calatava Thesorero de
la Rl Casa de la Moneda Virrey y cap. Genl. del Principado de Cataluña &...
Por quanto la
Compañia de Milicia que se conpone de mi Villa de Archidona por estar vaca por
Gaspar Muñoz y de Castro conviene ponerla en Persona de satisfacion y prendas
pª q en las ocasiones que se ofrecieren de salir tenga quien la sirva y
govierne y concurriendo estas y las demas buenas partes que pª ello se
requieren en la de vosDon Diego Ximenez de Cassasola y teniendo atención al
deseo que teneis de servir he tenido por vien de elegiros y nombraros como por
la presente os elixo y nonbro por Capitan de dha compañia de milicia de mi
Villa de Archidona y mando a la Justicia y Rejimiento della os tengan por tal
Capitan, os guarden y hagan guardar las onrras preheminencias y exenciones que
os tocan y a los oficiales y soldados de la dha Compañia q ovedescan los
Ordenes que les dieredes por escrito o de palabra sin replica ni dilacion
alguna por convenir asi al favor de S M.
Dada en Md a doce de Jullio de mill
seyscientos y sesenta y siete.
Hay dos firmas"
Tras su nombramiento por el duque, este fue
presentado a la reina gobernadora, quien el siguiente diecisiete de marzo de
1668 le firma su patente de capitán de dichas milicias.
Debido a que no existen más datos sobre su
vida militar en el Archivo General de Simancas que su nombramiento de capitán
por el duque de Osuna -o al menos no se han encontrado-, es por lo que no tengo
noticias de cuales destinos pudo haber tenido después de ser nombrado capitán,
siendo el siguiente dato hallado el que en 1697 solicitó ser capitán de una de
las compañías de Archidona que pasase al socorro de la costa de Málaga,
petición que le fue concedida por Real provisión de veinte de mayo de ese año.
Esta falta de información durante treinta
años, me hace sospechar que no debió haberse hallado en ningún lance militar de
importancia fuera del mantenimiento del control del partido de Archidona:
limpieza de malhechores, servicio de vigilancia de caminos, traslado de reos, ...
Una vez aceptado como capitán de una de las
compañías de Archidona que pasarían a la costa, supongo que se dedicaría a prepararse
y organizarse para el desempeño de las tareas que se le encomendasen, hasta que
a primeros del año de 1700 pasó por disposición del duque de Osuna a ejercer el
mando como comandante electo de cuatro compañías a la costa del Reino de Granada,
con destino a "...Vélez
y sus mares..." (Vélez Málaga y su costa), donde continuó prestando sus servicios y una vez comenzada la
Guerra de Sucesión, se mantuvo fiel a la causa del rey Felipe V.
A finales de mayo de 1706, el bey Mustafá
Bou-Chelegrán, llamado por los españoles "el Bigotillo", se trasladó
desde Mazouna a Mascara (actual Muaskrar), donde decretó la guerra santa contra
los españoles de Orán y Mazalquivir, acudiendo multitud de moros al llamamiento
y alistándose en las filas del bey.
Ante esta situación complicada, desde Orán
se solicitaron suministros, dinero, municiones y tropas a Felipe V,
respondiendo este con el envía de dos barcos cargados de víveres, municiones,
hombres y cuarenta mil pesos para que ambas plazas pudieran comprar los
suministros necesarios, encargando a Juan Manuel Quatralbo, marqués de Santa
Cruz de los Manueles de acaudillar la expedición.
Pero ocurrió que Quatralbo fue seducido por
las ofertas que le hicieron desde el bando austracista y una vez los barcos se
hallaban navegando hacia Orán, cambió el rumbo y se dirigió a las costas de
Levante, entregando ambos barcos y sus cargas al pretendiente Carlos. Había
hecho defección del bando felipista.
Estableció el bey el sitio a Orán, ayudado en esto por Mohammed
Baktache, bajá de Argel, quien al año siguiente, 1707, le envió tropas y piezas
de artillería al mando de su cuñado Ouzum Hassan, estrechando así, aun más, el
cerco, quedando la guarnición bloqueada dentro de las murallas de la plaza.
A esto, hay que añadir que los Beni Amar,
tradicionales aliados de los españoles de Orán, habían sido aniquilados
previamente por las tropas del bey.
A partir de entonces el asedo fue constante
y continuo, consiguiendo los atacantes concentrar ya en primavera frente a Orán
y los cinco castillos que la defendían a cuatro o cinco mil jenízaros, soldados
de infantería turcos. Junto a ellos, se hallaban varios miles de soldados
auxiliares y aliados magrebíes, a los que añadir un ingeniero inglés, varios
minadores europeos, diez o doce cañones, ocho morteros, doce barcos de
transporte y unas siete goletas armadas cada una con unos cincuenta cañones.
Evidentemente, lo que se quería era aislar a
Orán y Mazalquivir tanto por tierra como por mar y a pesar de esto, ambas
plazas resistían.
En septiembre de ese año de 1707 llega a
Orán el nuevo gobernador, Melchor de Avellaneda, marqués de Valdecañas, que
sustituía a Carlos Carafa, que había sido muy contestado durante su gobierno,
pues se le acusaba de falta de resolución e, incluso, de tibieza a la hora de
posicionarse con claridad meridiana en el servicio de Felipe V.
Junto con Valdecañas vino la segunda remesa
de tropas que se mandaban desde España ese año, tropas procedentes de Andalucía
y Murcia, entre las cuales es bastante ms que probable que se hallara el
protagonista de este artículo, Diego Ximénez Casasola, con el empleo de
comandante al mando de las cuatro compañías antes citadas, las cuales se quedan
para la defensa de dicha plaza.
Permaneció en ella, como veremos luego, cuatro meses.
Ante este panorama, el gobernador ordena
que las mujeres, los niños, el archivo del vicario, los ornamentos de las
iglesias y la imagen de Nuestra Señora de Peña de Francia, patrona de Orán,
embarcaran y pusieran proa a España.
El asedio continúa y viendo la imposibilidad
de seguir defendiendo Orán y la inutilidad de exponer las vidas de los
soldados, Valdecañas ordena el veintiuno de enero de 1708 el abandono de la
ciudad y el traslado a Mazalquivir, donde se hacen fuertes.
Hasta allí, llegan las noticias de que han
sido batidos y tomados por los moros los castillos de San Felipe, el ocho de
septiembre, y el de Santa Cruz, el veintitrés del mismo mes. Este último fue
muy castigado por la artillería enemiga, emplazada en una meseta próxima, lo
que añadido a los estragos causados por una mina que quebró la muralla,
permitieron la entrada en el castillo de los enemigos. Más tarde se habló de
que había habido traición por parte de unos renegados, que en la confusión del
momento abrieron las puertas del castillo, facilitando la entrada de los
enemigos.
En cualquier caso, la suerte estaba echada y
con traición o sin ella, los moros se hubieran hecho dueños del castillo.
Ciento seis hombres y seis mujeres fueron presos y esclavizados.
Al día siguiente de abandonar Orán, los
moros toman el castillo de Rosalcázar y sus quinientos cuarenta defensores son
hachos prisioneros y reducidos a esclavitud.
Ante este panorama, el gobernador Valdecañas
ordena a Diego Ximénez de Casasola -que se hallaba en Mazalquivir desde
septiembre del año anterior, como vimos- que acuda con tropa a la defensa del
castillo de San Andrés, poniéndose a las órdenes de su gobernador, el capitán
Antonio del Castillo, lo que cumple con
exactitud y a pesar de la numantina defensa que los defensores del castillo
hicieron durante días, al final la falta de municiones y de víveres y el
constante fuego artillero de los moros hizo imposible su defensa, capitulando y
como solía ser habitual, los moros no respetaron las condiciones de la
capitulación e hicieron prisioneros a los defensores y los condenaron a la
esclavitud, quedando, por tanto, nuestro Diego Ximenez de Casasola convertido
en esclavo y con un futuro bastante
negro a sus sesenta y seis años.
El asedio continúa. El cinco de abril, los
defensores de Mazalquivir, agotados y también
faltos de munición y víveres, se rinde, pactando la capitulación, que
como en el caso anterior, los moros incumplen, haciendo prisioneros a los
españoles y reduciéndolos a esclavitud. El gobernador de la plaza, Baltasar
Villalba, fue de los que murió consecuencia de las penalidades sufridas durante
el cautiverio.
Tan solo quedaba resistiendo al enemigo el
castillo de San Gregorio, cuyos cincuenta defensores repelieron los siete
asaltos dados por el enemigo, a pesar de las brechas que este había conseguido
hacer en sus muros. Murieron todos en la defensa del castillo.
Volviendo a nuestro hombre, su cautiverio
terminó en 1711, que pudo ser rescatado gracias a la redención de cautivos
realizada por los Padres Mercedarios, previo pago de mil pesos, embarcando
Argel en un barco alquilado a un moro, pues la galera española San Marcos, habilitada al efecto,
resultó no tener suficiente capacidad para acoger a todos los cautivos. Por
fin, su barco abandonó el puerto de Argel y tres años de pesadilla el catorce
de abril, arribado a Cartagena el siguiente día dieciséis, junto a otros ciento
treinta y siete cautivos.
Tenía sesenta y nueve años cando lo
rescataron y se rescataron en total doscientos ochenta y nueve cautivos entre
soldados y oficiales. Desde el día en que fue rescatado, llevó prendido en su
atuendo de forma perpetua el escudo de la orden de Nuestra Señora de la Merced.
Como dato interesante, decir que en su
liberación contó con la suerte de ser de los que embarcaron en el barco que se
le alquiló a un moro, pues la goleta española San Marcos tuvo la desgracia de ser apresado al poco de salir de
Argel por la nave corsaria tunecina La
Capitana de Túnez, que la abordó, apresó y llevó a la ciudad de Túnez,
donde los españoles que iban a bordo volvieron a ser cautivos.
Una vez en
Cartagena, tuvo que pasar una cuarentena en el lazareto de San Julián, de los
Padres Mercedarios, y una vez cumplida pasó al hospicio de la orden, tras lo
cual recibieron el salvoconducto de la redención y pudo volver, ¡por fin!, a su
casa en Antequera, donde el dos de julio de 1715 testó ante el escribano José
Salcedo, donde entre otras cosas, dejó encargadas para cuando se hubiera muerto
doscientas misas por su alma en diferentes iglesias y conventos y que sobre la
tapa de su féretro fuera colocado el escudo de la Orden de la Merced.
El veintiuno de enero de 1718, falleció en
su casa de la calle de la Carrera, siendo sepultado en el convento de San Juan
de Dios.
Había contraído matrimonio en Archidona con
Luciana Cabrero de Olivares, el tres de septiembre de 1663, con quien tuvo ocho
hijos y había sido regidor de Antequera por el estado noble. En otros
documentos ponen a su mujer como Luciana Leal de Olivares y Cabrero.
Se cuenta que hallándose cautivo en la plaza
de Argel, vio como los moros llevaban una imagen de Nuestro Señor Jesucristo
atado a la Columna y otra de Nuestra Señora de Belén para quemarlas. Antes de
que ocurriera, habló con la autoridad y consiguió rescató ambas imágenes por
cierta suma de dinero y cuando por fin recuperó la libertad, se las llevó a
Antequera, donde se les rindió veneración y culto.
(1) Está prohibido su uso comercial, económico, propagandístico o publicitario.
Soldado Malagueño
Málaga - 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario