SOLDADO MALAGUEÑO

También narramos las vidas militares de soldados de España y de todo el cosmos hispano en ambos hemisferios, por el Atlántico, por el Lago Español, por el Mediterráneo, por el Índico y allá por donde haya pasado un soldado HISPANO ondeando nuestras banderas.


sábado, 27 de enero de 2024

PANEGÍRICO DEL CAPITÁN MARTÍN DE ARRESE NARVÁEZ

 

    Muy estimado amigo de mi mayor consideración.

   Quisiera poder besar la mano de V. S. en una ocasión más propicia que la que desgraciadamente me veo precisado de hacerlo a través de esta carta, aunque siendo como somos mortales, puede tener V. S. el consuelo, el gran consuelo, en lo que Dios nuestro Señor ordenó que sucediese y que nosotros, pobres mortales, hemos de aceptar con cristiana resignación. Sic transit gloria mundi.

   El Sr. D. Martín de Arrese, que en Gloria esté, desde que salió de su casa  hemos estado él y yo siempre tan juntos en las ocasiones que se han dado en el servicio de S. M. que me permite poder decir a V. S. que en todo ese tiempo ha servido al rey nuestro señor de acuerdo con su nacimiento y las obligaciones de su ilustre apellido.

   Él llegó a servir su mérito en estas galeras de esta escuadra de Sicilia estando yo aun en España con motivo de la guerra contra los moriscos. Con ellas vino a este reino donde el señor duque de Osuna, conociendo el prestigio de su padre y abuelos y teniéndole por caballero de valor, fue su deseo ponerle entre los primeros, otorgándole una bandera de la compañía de infantería española en que servía.

   Viendo el señor duque con el arrojo, valor y decisión con que se comportaba el buen caballero D. Martín ante el enemigo, que a poco tiempo de darle la bandera, decidió otorgarle el mando de una compañía del tercio para que la mandara y diera con sus acciones honor al rey y a España.

   El primer año que llegamos a este reino, anduvimos con las galeras de Nápoles y Malta juntas a tomar los Quérquenes, donde se peleó con los moros bravamente, destacándose el buen caballero D. Martín por su bravura y saber de las cosas de la guerra a pesar de su juventud, recibiendo una herida en la espalda, la que no impidió que finalizase su tarea junto a los hombres de su compañía.

   Por orden del Sr. duque de Osuna, pasamos algunas galeras de Sicilia a Berbería, a tomar, saquear y quemar La Kelibia, embarcándose en una de las galeras sicilianas D. Martín con su compañía y al llegar le di orden de que con doscientos soldados fuese a entrar dentro de la fortaleza, como lo hizo peleando bravamente, luchando él y su gente cuerpo a cuerpo con los enemigos logrando matar a muchos, saquear y quemar el sitio como el Sr. duque nos había ordenado, retornando posteriormente a las galeras sufriendo por el camino el acoso de los moros.

   Tras embarcar toda la gente de guerra que había saltado a tierra, pusimos proa a La Goleta, donde logramos, a pesar de la artillería de la plaza, quemar nueve bajeles enemigos y también en esta función se halló en primera línea D. Martín.

   Este año de 1613, la primera salida que se hizo con las galeras fue ir a la vuelta de Bizerta con la orden de tomar la plaza y quemar cuantas galeras hubieran fondeadas o en carena, habiendo embarcado para la operación a min novecientos soldados del Tercio, inclusos D. Martín y su compañía. Pero los de Bizerta recibieron aviso de la proximidad de la escuadra, realizaron los apercibimientos necesarios para la defensa y con motivo de esto no me pareció oportuno poner a la gente en la tierra pues las posibilidades de éxito era bajas y no quería mandar a mis hombres a morir inútilmente, por lo cual nos dimos la vuelta de regreso a Sicilia, aunque por el camino se tomó la plaza de Caramuli con muchos turcos dentro, portándose D. Martín con gran valor y desprecio del peligro.

   En el último viaje a Levante se embarcó D. Martín con su compañía en la galera capitana de la escuadra de Sicilia, que eran nueve galeras, llevándonos aquel viaje hasta la Anatolia de Levante y por el camino un barco griego nos dio noticia de la presencia de doce galeras turcas de guerra, resolviéndome de inmediato ir a darles caza, desafiarlas y batirlas, confiado en la buena infantería española que llevaba conmigo, así como buenos capitanes y pilotos.

   Topamos con la escuadra turquesca al amanecer de una mañana clara y ordené que la capitana embistiera a la capitana turca y una vez hecho esto y tendidos los puentes de asalto, pasó D. Martín desde la popa de nuestra a la proa de la capitana turquesca, donde como si de un coloso se tratara embistió bravamente a los turcos, que se defendieron gallardamente.

   Durante la batalla, que duró poco más de una hora, resultó con dos heridas D. Martín, una en un ojo y otra, de gran severidad, en la garganta, pudiendo ser retirado de las tablas de la galera turca y trasladado a una española, donde fue prontamente atendido por el cirujano y del protomédico de las galeras, que es muy bueno en su profesión, consiguiendo estabilizar la fea herida de la garganta. La galera partió prontamente con los heridos a Milazzo, tierra de la costa de Sicilia, donde fue alojado en una buena casa prodigándosele los mejores cuidados.

   Pero la gravedad de la herida hizo que fuera empeorando, uniéndose en la gravedad la del ojo, apagándose poco a poco su vida y haciendo en ese tiempo lo que debía como buen cristiano y haciendo su confesión y comunión entregó su alma al Creador, debiendo estar ahora gozando de Dios en el cielo. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de la iglesia de San Francesco di Paola de la localidad.

   Y así ha acabado este buen caballero hermano de V. S. haciendo a su rey en poco tiempo tantos servicios particulares como he tenido ocasión de ver personalmente sirviendo como lo ha hecho bajo mi mando y no sé que mayor consuelo pudiera yo dar a V. S. para que reciba esta carta como de la mano de Dios y a mí me tenga por su servidor  en cuantas cosas sea servido de mandarme.

   Su señora madre de V. S. y su padre tendrán menester el consuelo que su prudencia de usted sabrá darles.

   V. S. sea servida mandarle dar la carta.

   Guarde Dios a V. S. muchos años como deseo. Palermo 2 de Octubre de 1613

   Octavio de Aragón.

Soldado Malagueño

Málaga - 2024

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