SOLDADO MALAGUEÑO

También narramos las vidas militares de soldados de España y de todo el cosmos hispano en ambos hemisferios, por el Atlántico, por el Lago Español, por el Mediterráneo, por el Índico y allá por donde haya pasado un soldado HISPANO ondeando nuestras banderas.


sábado, 26 de noviembre de 2022

HISTORIAS BREVES 1: UN SOLDADO ENFERMO.

 Al artillero Antonio Carrasco, nacido en Marbella (Málaga) en 1832, con veintidós años y todavía soltero, sus compañeros de la compañía le definían como un joven impulsivo, muy apasionado, que se deja llevar en demasiadas ocasiones por el sentimiento más que por la razón y con un estado de ánimo que mareaba a cualquiera, pues tendía a ser variable.

Hallándose destinado en La Habana, empezó a sentir una sensación de pesadez en la cabeza, con constricciones y pinchazos, aparte de dolor, síntomas que conforme pasaban los días se hacían más frecuentes y duraderos y ante la persistencia de estos y lo insoportable que le estaba ya resultando, un día del mes de julio de 1854 se presentó en el hospital militar de la capital cubana, donde al médico que le atendió le dio cuenta de lo que le pasaba y tras examinarlo y hacerle unas preguntas, el facultativo determinó que padecía una cefalalgia moderada.

Así mismo, apuntó el médico en el cuaderno que presentaba un pulso frecuente, lleno, con alguna dureza, la piel estaba caliente y seca y la lengua con crápula blanquecina de sabor pastoso, apuntando que el paciente le dijo que padecía bastante sed.

Tras el diagnóstico, el médico le recetó un emeto-catártico para acelerar la defecación, refrigerantes, diaforéticos para provocarle el sudor y pediluvios o baños de pies. 

Tras aplicarle el tratamiento vomitó y defecó varias veces, presentando una mejoría, pero conforme pasaba el tiempo su estado empeoró y al segundo día se le puso la punta de la lengua roja, le entró dolor en el epigastrio, le disminuyó la cantidad de orina, la cefalalgia a mentó a intensa, comenzando a palpitarle las sienes, empezando a tener dolor en la región lumbar y en las piernas. Ante esto se le aplicaron los remedios oportunos, pero como no mejoraba, se le practicó una sangría en el brazo.

El tercer día continuó con pulso débil, frecuente, presentaba un ligero coma, la lengua le continuaba crapulosa y seguía sintiendo bastante sed, la respiración era anhelosa y continuaba con poca orina. el dolor de la región lumbar y piernas continuaba.

Se le aplicaron refrigerante, enemas y cataplasmas emolientes, así como pediluvios y sinapismos. Al medio día se le administró una enema purgante, a la vez que se le aplicaron dos vejigatorios en las piernas, pasando el resto del día en la misma situación, pero con el problema que se le acentuó el coma y el pulso era cada vez más débil. 

El cuarto día de estancia de Antonio en el hospital no supuso un avance, antes al contrario, pues se mantenían los mismos síntomas negativos a los que se sumaron dolor de abdomen, sordera, coma profundo, diarrea, mucha inquietud y la cara se le puso roja.

Esforzándose el personal médico en salvarle la vida, se continuó con el tratamiento, aplicándosele dos vejigatorios en los muslos. Se le dieron friegas con alcohol y quinina, acentuándose la inquietud conforme avanzaba el día.

El quinto día empeoró bastante, quedando inmóvil desde bien temprano, con la respiración muy anhelosa, que se hizo aun más a partir de las nueve. Se le dieron fricciones escitantes, lo que no evitó que un sudor frío cubriera su cuerpo, a la vez que empezó a tener vómitos oscuros a lo que siguió un hipo persistente.

Poco a poco, sus constantes vitales fueron disminuyendo, hasta que cesaron, falleciendo el pobre a las tres de la tarde.

Soldado Malagueño

Málaga - 2022

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