Nació en la ciudad de Antequera, en torno al año de 1649. Era hijo de Miguel Enríquez.
Ingresó en el ejército el once de febrero de
1669, ingresando como soldado en la armada del Mar Oceano, permaneciendo así
hasta el veinte de agosto, que con dos escudos de ventaja pasó a la compañía de
Luis ¿Palauesín?, al que sucedió el capitán Luis de Esquivel, compañía del
tercio del maestre de campo conde de Monclova.
Al ser reformada esta compañía, pasó a
prestar sus servicios a la del capitán Manuel de Silva, aunque por razones del
servicio, pasó durante un tiempo a continuarlo en la de Felipe Martínez
Hidalgo, tras lo cual retornó a la de Manuel de Silva. Ambas compañías era del
tercio del maestre de campo Francisco Pereira Freire.
En agosto de 1671, pasó a servir, junto con
su tercio, en la armada de la guardia de la Carrera de Indias, permaneciendo
hasta el dieciocho de septiembre, que volvió a la del Océano, donde el tres de
noviembre pasó a ejercer el empleo de alférez, pasando de nuevo a la compañía
de Manuel de Silva, aunque aun con plaza de soldado.
En estos años transcurridos, se halló en
diferentes funciones, tales como la defensa de Ceuta y restauración de sus
murallaso en la toma del castillo de Alhucemas.
Por fin, el ocho de abril de 1673, pasa en
clase de alférez a la compañía de Juan Flores Setién, tras lo cual se embarcó
en el galeón San José, del mando del capitán Luis de Esquivel, que formaba
parte de la escuadra llamada Santísima Trinidad, para conducir pertrecho al
principado de Cataluña y sitio de Messina, realizando reconocimientos de
embarcaciones con la lancha de que era cabo, así como se halló en unas
escaramuzas que su escuadra tuvo con los franceses en las costas de Sicilia,
hallándose, según certificación del capitán Esquivel, en los puestos más duros
de la refriega y quedando patente su valor, arrojo y bizarría.
El siguiente primero de febrero de 1674 se
hallaba prestando sus servicios en la compañía de Juan de la Encina, del tercio
del maestre de campo marqués de Jamaica, donde permaneció hasta el siguiente
nueve de agosto, que con su compañía y tercio se embarcó en el segundo trozo de
la Armada, del mando de Melchor de la Cueva Henríquez, que navegó por las
costas italianas.
El once de febrero de 1675 nos lo
encontramos de alférez reformado en el bombardeo de la torre del faro de Mesina
y el avance que se realizó en sus playas, quemando todas las casas de los
enemigos, continuando con el asalto al llamado puesto de los Capuchinos, en la
misma ciudad, ganándolo, y de ahí al ataque al fuerte nuevo de Bivone, donde
fue de los primeros en arrimar las escalas y tras hora y media de pelea se tomó
dicho fuerte.
También se halló en la toma de Ybico, en el
enfrentamiento que hubo con el enemigo cuando este hizo un avance en San
Salvador de los Griegos y colina de San Francisco de Paula; en el ataque que se
hizo al Dromo, donde se les quemó al enemigo varios puntos de importancia.
El
trece de junio de 1676 recibe patente firmada por el marqués de Villafranca de
capitán de infantería española, pasando a mandar esa misma compañía,
continuando embarcado hasta que pasó con su compañía y tercio a formar parte
del ejército del reino de Sicilia. El trece de mayo de 1677 fue nombrado ayudante de teniente de
maestre de campo general, manteniendo el sueldo.
El cinco de diciembre de 1677 se les entregó
a los mesineses el lugar de Savonara y estos, mediante engaños, consiguieron
llevarse prisioneros a un capitán y cincuenta soldados españoles que guarnecían
el castillo de Savonara.
Enterado de esta traición Francisco Caro de
Montnegro, teniente de maestre de campo general, ordenó dirigirse al auxilio y
recuperación de los españoles y de Savonara, aprestando para ello mil infantes
y trescientos de a caballo, los cuales entraron en la plaza, la saquearon,
incendiaron y rescataron a los españoles, siendo uno de los oficiales al mando
Tiburcio Henríquez, quien apresó al lugarteniente alemán al mando de la plaza,
el maestre de campo barón de Michique, llevándolo preso a presencia del marqués
de Villafranca, en Melazzo.
Se enfrentó contra los intentos franceses de
invadir Sicilia, enfrentándose a ellos en Melazzo e introduciendo socorro en la
plaza de la Mola, donde entró al frente de una manga, a pesar del riesgo que
suponía por la gran presencia de enemigos que lo estorbaban. Tras
ganar la plaza se vio la necesidad de crear una plaza de sargento mayor
para su correcta administración y defensa militar, siendo propuesto para este
empleo nuestro Tiburcio Enróquez.
Tras haber sido propuesto, el cuatro de
enero de 1678 fue ascendido a sargento mayor de la plaza de la Mola, por patente
firmada por el cardenal Portocarrero, donde permaneció hasta el siguiente
tres de junio, pero al haber finalizado
la guerra, embarcó en uno de los navíos del mando del duque de Bournunville
retornó a Cataluña para continuar sus servicios, donde quedó con sueldo de
reformado y sirviendo en el tercio de infantería española del maestre de campo
Antonio Serrano.
La documentación usada no especifica el
emplazamiento de la Mola, pero dice que
"...en diecisiete del uso de lizencia que se le
conçedio para pasar a Cathaluña a continuar sus servicios respecto de averse
acavado en este reino la guerra...",
por
lo cual y por hallarse operando en el ejército de Sicilia, deduzco que debe
tratarse de la localidad siciliana de Castelmola, a unos cinco kilómetros de
Taormina, que se llamó Mola hasta 1862.
En este destino estuvo casi once años, en
el transcurso de los cuales se dieron una serie de disturbios y ataques a los
funcionarios de justicia, matando al corregidor y al alguacil mayor en el
partido de Berga, siendo cómplices de los crímenes los jurados, consejeros y
algunos caballeros de la villa, que soliviantaron al pueblo, que acudió armado
a amedrentar a los funcionarios reales.
Ante esto, y por orden del duque de
Bournunville, el diecisiete de noviembre de 1681 fue nombrado gobernador del
castillo y villa de Berga, siendo su primera acción atajar los desórdenes, y
habiéndose enterado que los rebeldes se reunían por la noche en casa de algunos
caballeros, los estuvo sitiando y hostigando hasta que los sediciosos acabaron
por ser ahuyentados, acogiéndose al monte como refugio, saliendo Tiburcio
Henríquez con algunas tropas a
perseguirlos y capturarlos, persiguiéndoles hasta la villa de ¿Vorrada?, donde
tras luchar con ellos -lograron reunirse hasta quinientos insurgentes-, los
venció, mató a alguno de sus cabecillas y a los prisioneros los envió a las
cárceles de Barcelona.
Una vez pacificada la zona, trabajó nuestro
hombre en reparar las relaciones con los vecinos y que retornara la paz y el
sosiego a la comarca, así como trató y consiguió solucionar problemas de
jurisdicción con términos municipales vecinos.
Una vez concluido su mandato en Berga, se reintegró en su tercio, con el que asistió a la recuperación de Camprodón, que había sido ocupada por las tropas francesas del duque de Noailles, en 1689. El siguiente veinticinco de noviembre de 1690 hizo uso de licencia y aquí ya le perdemos la pista a nuestro Tiburcio Enríquez, aunque sabemos que se retiró a Antequera, donde falleció el año de 1698.
Soldado Malagueño
Málaga - 2021
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