SOLDADO MALAGUEÑO

También narramos las vidas militares de soldados de España y de todo el cosmos hispano en ambos hemisferios, por el Atlántico, por el Lago Español, por el Mediterráneo, por el Índico y allá por donde haya pasado un soldado HISPANO ondeando nuestras banderas.


jueves, 10 de febrero de 2022

ALISTAMIENTO DE UN ARTILLERO. ORÁN, 1749.

Orán. Puerta de España.

   Nos encontramos en la ciudad de Orán, el ocho de febrero del año del Señor de 1749.

   En una de sus calles, puede que en alguna taberna, Antonio Álvarez, natural de la ciudad de Málaga y de veinticuatro años, está en animada conversación con un cabo del ejército, el cual le está contando las maravillas de la vida de un soldado y sus ventajas: paga mensual, ropa, armas, rancho, ... O si, también tiene sus inconvenientes, pero las ventajas los superan y por eso le animaba a que no se lo pensara más y se presentara voluntario en el cuartel más próximo y se alistara.

   Animado Antonio por estas palabras y viendo la posibilidad de hacer carrera y ganarse la vida de una forma honrada, se decidió y junto con el cabo acudió a la oficina de enganche para presentarse como voluntario, donde le felicitaron por su decisión, tomándole nota de sus señas.

   Ni que decir tiene que el cabo recibió una recompensa por haber conseguido un recluta.  

   Era Antonio un hombre moreno, de una estatura aproximada de un metro y sesenta y cuatro centímetros, de pelo negro, como su barba, la cual era cerrada. Sus ojos de color pardo. Mostraba una cicatriz de herida en la mejilla derecha y su frente lucía un lunar.

Cuando firmó su contrato, lo hizo por un mínimo de ocho años, al cabo de los cuales podía reengancharse o licenciarse, eso ya lo vería él cuando pasara el tiempo y viera si le cuadraba la vida militar. que ocho años son muchos años. En cuanto a la paga, se le daría una determinada cantidad de entrada más el vestuario y el armamento, todo según el uso de la compañía a que fue destinado. Luego, tras pasar el periodo de entrenamiento, ya se discutiría el sueldo que finalmente percibiría.

   Una vez tomada su filiación, pasó a manos de un médico para ser examinada su estado de salud, si tiene buena vista y su constitución física, para decidir si es apto o no para el servicio de las armas.

   Una vez superado el examen, fue conducido por un sargento o un cabo, no lo explica claramente el documento, a presencia del comandante, quien comprobará si sus señas y circunstancias se corresponden con la minuta que se le ha enviado, tras lo cual le interrogará sobre lo que el capitán opina de él y le pregunta si está dispuesto a someterse a las ordenanzas que rigen la vida militar, si es un desertor, si estaba matriculado para el servicio en la marina, si había escapado de la cárcel y otros, tras lo cual le informa de las consecuencias que tienen las deserciones, la insubordinación, el homicidio, el latrocinio y otros delitos.

   Tras no hallar nada reprobable ni es su salud y estado físico ni en su pasado y aceptadas por Antonio las ordenanzas, el comandante le sentó minuta, estampando el ADMITIDO y su firma.

   Una vez obtenida la admisión, paso a casa del Ayudante, donde se le leyeron las ordenanzas, advirtiéndole que no podía pernoctar fuera del cuartel, asistir a las revistas, entrar en el rancho con sus compañeros, no trabajar en su oficio, no ser asistente de ningún oficial como criado, advirtiéndosele que si contravenía alguna de estas normas, se daría parte al comandante.

   Una vez enterado de todo lo que tenía que saber, pasó a presencia del capitán de su compañía, quien le proporcionó el vestuario y el armamento, anotando su entrada y remitiéndolo nuevamente al ayudante, quien formalizó su filiación, tomando nota de cosas como si sabía leer y escribir, si ha estudiado y en caso de ser afirmativo, qué estudió, si había servido anteriormente en algún otro cuerpo y con qué licencia salió de él, etc., y tras preguntarle si había recibido su vestuario y armas, certificó que el nuevo soldado quedaba satisfecho y bien informado, presentándole el papel para que lo firmara, devolviendo el ayudante al capitán la minuta, donde quedaba consignado que estaba asentado en el libro correspondiente.

   Antonio ya era soldado de artillería.

Símbolo de la Artillería

   De vuelta a la compañía, el capitán, y por cuenta de su masita, le proveerá de lo siguiente:

- de un par de botines de lienzo de resistencia, con sus charreteras de baqueta,

- una mochila de proporcionado tamaño con correa y hebilla grandes,

- una camisa, un par de calzones de lienzo, un par de botines y un par de zapatos para llevar en la mochila, para las contingencias de una marcha,

- tres pares de camisas, dos pares de zapatos, dos pares de botines un par de medias y dos pares de calzones

Soldado Malagueño

Málaga - 2022

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