Cuba, provincia de Pinar del Río, La candelaria.
Amanece el día
veinticuatro de octubre de 1896 cuando soldados de los regimientos de Mallorca
que había desembarcado el anterior día veinte junto con media compañía de
ingenieros, Zamora y Mérida, al mando del coronel Enrique Segura, acuden a sus
posiciones en la altura conocida como Brazo Nogal ante el ataque que prevén van
a llevar a cabo los rebeldes mandados por Antonio Maceo y del general Juan Rius
Rivera, quienes han tomado posiciones en la Loma Caravaca, desde donde
divisaban el campamento real.
Sobre las nueve el
coronel Segura da orden de que los hombres se pongan en movimiento hacia la
meseta de Soroa a socorrer a los soldados de Zamora que estaban realizando
obras de fortificación, que estaban sufriendo el intenso fuego a que fueron
sometidos por los rebeldes.
Pero precavido
Maceo sobre este movimiento, ordenó que los hombres de Vidal Ducasse atacaran
de inmediato por el flanco a la columna española, la cual avanzaba en dos
líneas, sufriendo la primera la mayor parte del ataque enemigo, aprovechando
ese momento de incertidumbre Maceo para atacar a la segunda columna, provocando
gran destrozo, ante lo cual el coronel Segura introdujo el segundo batallón con
la idea de mantener las posiciones que tenían seguras, pasando el combate a un
toma y daca, decidiendo Maceo pasar a la ofensiva sobre los hombres de Zamora,
intentándolo en tres ocasiones, siendo rechazado las tres veces por los
disciplinados soldados peninsulares, aunque en uno de los ataques, ¡ay!,
lograron los insurrectos apoderarse de la bandera del Zamora.
No obstante esto,
los peninsulares lograron rechazar a los rebeldes hacia Miracielo.
Con la caída de la
noche se suspendieron los ataques, reanudándose nuevamente a la mañana
siguiente, cuando los rebeldes volvieron a la carga intentando forzar el paso y
el coronel Segura, adelantándose a los rebeldes, ordena pasar a la acción y
abrir fuego sobre ellos.
Durante el combate,
Eduardo Mayor Palomo, natural de la ciudad de Málaga, soldado del regimiento de
Mallorca, es herido de cierta importancia en las lomas de Soroa, pero no por
fuego enemigo, no, sino porque a su compañero se le disparó accidentalmente el
arma, impactando el proyectil en el antebrazo izquierdo, siguiendo la bala la
trayectoria cara anterior del tercio inferior de entrada y salida por la cara
posterior, con resultado de rotura del cúbito y del radio, debiendo ser
inmediatamente evacuado del lugar y perdiéndose el resto del combate.
En realidad no
perdió mucho, pues tras mucho tira y afloja, los peninsulares batieron primero
y persiguieron después al enemigo hasta el medio día, quedando dueños del campo
y pudiéndose terminar las obras de fortificación que se estaban llevando a cabo,
las cuales, una vez finalizadas, sirvieron de atrincheramiento a los soldados
del Mallorca, aunque claro, sin nuestro Eduardo.
El siguiente día
veintiséis, el médico, apellidado Pedraza, le practicó una recesión en el
cúbito y el radio, pero pasado el tiempo, se vio que se estaba desarrollando
una osteítis necrótica, de modo que el siguiente diecisiete de febrero de 1897,
se le practicó una recesión total de los huesos del carpo y de las cabezas del
tercero y cuarto metacarpianos, a la vez que se limpiaba y raspaban los tejidos
blandos.
Tras pasar la
convalecencia, al tiempo fue incluido entre los soldados propuestos para el
retiro. Es decir, que se había quedado bastante fastidiado de ese brazo.
Ante esta situación,
y suponemos que aconsejado por amigos o familiares, solicitó le fuera concedida
una pensión por inutilidad, la cual le fue concedida, pero la verdad es que el
pobre la disfrutó poco, pues revisado su caso por el Consejo Supremo e Guerra y
Marina, se determinó que no se hallaba comprendido en lo estipulado en el Real
Decreto de once de agosto de 1875, de modo que el siete de diciembre de 1898 se
ordenó que se le dejara de abonar esa pensión por inutilidad y que se le
expidiera licencia absoluta.
Así, quedaba
Eduardo lisiado y licenciado.
No sé qué edad
tendría cuando fue a Cuba, aunque imagino -y es un juicio personal sin mucha base
documental en que sustentarlo- que debía ser bastante joven y cabe la posibilidad
de que fuera alistado a la fuerza para ir a combatir a mas de 7000 quilómetros
de su casa en una guerra que seguramente no entendía, para, al final, traerse
como recuerdo un brazo inutilizado.
Desconozco si recibió alguna ayuda económica, pero si he averiguado que en junio de 1906 y en junio de 1920, recibió 63,85 y 50, 75 pesetas por parte de la Junta Clasificadora de las obligaciones procedentes de Ultramar.
Soldado Malagueño
Málaga - 2022
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